La cooperación aeroespacial entre China y Venezuela
Por MARIANO IMBERT*
La cooperación aeroespacial entre China y Venezuela, desde sus inicios en la década de 2000, ha sido una de las más amplias en comparación con otros casos a nivel internacional. La industria aeroespacial es una de las áreas de mayor éxito en la cooperación bilateral y podemos decir que actualmente, gracias a esta relación, existen millones de venezolanos beneficiarios de las tecnologías espaciales. Para esta importante cooperación, el Estado venezolano creó en 2007 la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), la cual ha sido la institución responsable de la ejecución y gestión de todos los grandes programas satelitales en Venezuela.
El satélite Simón Bolívar (VENESAT-1), lanzado en octubre de 2008, fue el primer satélite de telecomunicaciones de Venezuela, desarrollado en cooperación con la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial (CASC), a través de la Corporación Industrial Gran Muralla China (CGWIC), y ha permitido interconectar una cantidad importante de instituciones educativas, de salud, servicios comunitarios, sistemas de distribución y producción de alimentos. Pero también los servicios de telecomunicaciones son ampliamente utilizados por la industria petrolera, la banca pública, la televisión satelital, la seguridad y defensa de la nación, entre otros usuarios con terminales remotas a lo largo y ancho del territorio venezolano.
Abril de 2017. Satélite Sucre (VRSS-2) en pruebas de vibración.
Por otro lado, la implementación del sistema satelital VENESAT-1 ha permitido el surgimiento de nuevos medios públicos, privados y comunitarios, los cuales aprovechan las bondades del satélite para transmitir su señal no solamente en el territorio venezolano, sino también en gran parte de la región suramericana y caribeña, permitiendo así interconectar y acercar a los países y culturas de América Latina y el Caribe a través de esta plataforma.
Un dato de importancia divulgado por CANTV (Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela) es que alrededor del 90 % de la capacidad del satélite Simón Bolívar es utilizada en servicios sociales masificados, incluyendo las áreas de educación, salud y centros comunitarios.
El satélite Miranda (VRSS-1), lanzado en septiembre de 2012, fue el primer satélite de percepción remota de Venezuela también desarrollado en cooperación con CASC y CGWIC. Este satélite y su sistema de aplicaciones terrestres han permitido el desarrollo de diversas aplicaciones a nivel nacional e internacional. Actualmente el sistema de servicio al público de la ABAE tiene registrados más de 2000 usuarios, a través del cual dichos usuarios pueden hacer búsquedas en el banco de datos de la ABAE, solicitar nuevas imágenes satelitales y pueden descargar las mismas a través de Internet. Entre los usuarios más importantes de las imágenes satelitales podemos mencionar la industria petrolera, los sectores de defensa, agricultura, energía, geografía y cartografía, entre otros.
Por otro lado, gracias a la puesta en órbita del satélite Miranda, Venezuela hoy es miembro del Programa CHARTER, en el cual participa activamente un selecto grupo de 16 agencias espaciales de diferentes países con la entrega de imágenes satelitales para la atención y gestión de grandes desastres naturales, por lo que se han recibido muy buenas críticas acerca de la calidad de imágenes y el sistema de servicio al público de la ABAE.
Otro de los beneficios que ambas naciones han tenido de la cooperación bilateral es el acuerdo firmado entre la ABAE y la CNSA (Administración Nacional China del Espacio) para el intercambio de datos satelitales de percepción remota y aplicaciones satelitales, donde satélites chinos y venezolanos (de las series GF y VRSS) forman una constelación virtual, lo cual permite que Venezuela tenga acceso a los satélites chinos de ser necesario y China también pueda descargar imágenes de las plataformas venezolanas.
Programa VRSS-2
Actualmente se llevan a cabo dos programas de gran importancia para el desarrollo espacial de Venezuela en simultáneo: el Centro de Investigación y Desarrollo Espacial (CIDE), el cual tendrá la capacidad de producir satélites pequeños y medianos en su fase final de construcción, y el segundo satélite de percepción remota de Venezuela VRSS-2 o satélite Sucre, el cual será lanzado el 6 de septiembre de este año.
Este último es uno de los programas satelitales de mayor importancia que ha sido desarrollado por ambas naciones desde el punto de vista de la transferencia de conocimientos y capacidades, ya que, a diferencia de los otros dos programas satelitales previos, para este se ha establecido una metodología de trabajo conjunta que ha permitido al personal venezolano participar activamente, junto con los chinos y desde el principio, en todas las fases del desarrollo del programa, incluyendo actividades de diseño, ensamblaje, integración, pruebas, control de calidad y gestión general del programa y sus 4 proyectos: satélite o segmento espacial, segmento terreno, sistema de aplicaciones y cohete lanzador.
Gracias a este programa y con la futura implementación del CIDE, la ABAE y el país contarán con el personal y el equipamiento necesarios para producir satélites de percepción remota y otras aplicaciones en los próximos años, dando así un paso más en la independencia tecnológica.
Comercialización
También recientemente, la ABAE y la CASC, con el apoyo de la CNSA, han iniciado nuevos proyectos y actividades conjuntas de cooperación comercial en el sector aeroespacial, contribuyendo así con uno de los objetivos de la nueva visión país pospetrolera que se está conceptualizando en el marco de la nueva agenda económica venezolana. Esto con el fin de establecer proyectos productivos sostenibles a largo plazo que permitan continuar prestando servicios a la población venezolana y otros países en la región latinoamericana y caribeña, e inclusive en las regiones de África y Asia, obteniendo a la vez beneficios económicos para el Estado, a través de la comercialización de productos y servicios derivados de la tecnología espacial.
Abril de 2017. Satélite Sucre (VRSS-2) en pruebas de despliegue de paneles solares. Fotos de la Embajada de Venezuela en China
Perspectivas a futuro
China y Venezuela han tenido una excelente cooperación en materia aeroespacial, la cual se ha estado mejorando e incrementando cada año. Se espera que los futuros proyectos sean mucho más exitosos y beneficiosos tanto para Venezuela como para China en el marco de una relación ganar-ganar.
Entre los posibles espacios de cooperación aeroespacial podemos mencionar las siguientes áreas y aspectos: mayor cooperación Gobierno-Gobierno; gestión y monitoreo conjunto de desechos espaciales; cooperación comercial incluyendo áreas de telecomunicaciones, percepción remota y otras; diseño, ensamblaje, integración y pruebas de satélites pequeños, subsistemas y unidades; programas de percepción remota y aplicaciones con el uso de diferentes sensores de carga útil e instrumentos de aplicaciones científicas; sistemas de navegación y aplicaciones; investigaciones científicas espaciales y exploración del espacio; cooperación en el uso de las estaciones terrenas de Venezuela y China; construcción de nuevas capacidades y laboratorios en Venezuela con la participación de empresas e institutos chinos; educación e intercambio científico; investigaciones conjuntas, entre otros.
Con estas áreas de cooperación y otras, Venezuela y China seguirán fortaleciendo los lazos de amistad y trabajo conjunto para el beneficio de ambas naciones por los siguientes años. Este desarrollo aeroespacial en Venezuela ha demostrado y seguirá demostrando que existen formas exitosas de transferencia de conocimientos en el ámbito de la ciencia y la tecnología con otros países.
* Mariano Imbert es director del Programa VRSS-2, satélite Sucre.