La cumbre del G20 y la “sabiduría china”
Por HU ANGANG*
CHINA organizará por primera vez la Cumbre del Grupo de los 20 (G20). En 1999, los ministros de Finanzas y directivos de bancos centrales del G20 celebraron en Berlín su primera reunión para buscar la cooperación e impulsar la estabilidad y el desarrollo sostenido de la economía mundial. Tras estallar la crisis financiera internacional en 2008, el G20 se convirtió en una cumbre de líderes dedicada a discutir los problemas económicos y financieros de gran importancia a nivel mundial.
El despegue de China y los países del Sur
En el presente siglo, dos grandes cambios en la configuración económica mundial han impulsado la formación del nuevo modelo de gobierno conjunto de los países del Norte y Sur del G20.
En primer lugar, los países del Norte y el Sur han pasado de la “gran divergencia” en dos siglos a la “gran convergencia” en la última década. Según los cálculos del porcentaje del poder económico de un país (el PIB y el volumen del comercio exterior) en cuanto al volumen total económico del mundo, el de los países del Sur fue del 25,35 % en el año 2000, tasa que subió al 38,01 % en 2014; en el mismo periodo, el de los países del Norte bajó del 54,15 % al 40 %. La diferencia relativa de la proporción entre las naciones del Norte y las del Sur se redujo de 2,14 a 1,05 veces.
En segundo lugar, China ha pasado de ser una gran economía a una potencia económica mundial. Respecto al PIB calculado de acuerdo con el tipo de cambio, China ascendió del sexto lugar en 2000 al segundo del mundo en 2014; del segundo al primero, según la paridad de poder adquisitivo (PPA); del octavo al primero, según el volumen comercial de importaciones y exportaciones de mercancías; y del tercero al primero, según el porcentaje del poder económico sobre el volumen total mundial (del 4,95 % al 13,07 %).
Esto demuestra que el despegue de China ha impulsado el de los países del Sur y viceversa. Estimamos que en 2020 el porcentaje del poder económico de los países del Sur sobre el volumen total mundial llegará al 39,74 %, y el de China al 16,06 %, ocupando alrededor del 40 %. Al mismo tiempo, afectado por la crisis financiera internacional, la proporción del poder compuesto por el volumen total de la economía y el del comercio de los países del Norte sobre el total mundial disminuirá continuamente. En 2020 esta proporción bajará al 37,9 % y la de Estados Unidos al 14,71 %. La realidad ha cambiado, en gran medida, el dominio de la economía mundial por parte de los países del Norte y se ha conformado el nuevo contexto de equilibrio relativo y conducción conjunta, es decir, se ha terminado la vieja situación de “gran divergencia” iniciada en 1820 y ha comenzado la nueva de “gran convergencia”. Este es el trasfondo histórico e internacional de la “gobernanza conjunta” de los países del Norte y el Sur del G20.
Visitantes en la sala de exhibición de la Semana de Creación Internacional de Suzhou. Cnsphoto
La voz de China en el G20
Con su despegue económico, China ha estrechado sus relaciones con otros países y tiene cada vez mayor influencia. A la vez, desafíos globales como la política, la economía, el ecosistema y la seguridad afectan también a China. Esta comparte, sin precedentes, el destino con el mundo. Se puede entender que el reto del desarrollo de China es el del mundo y viceversa. Por esta razón, China participa más activamente en la gobernanza económica global, desempeñando un papel constructivo en la comunidad internacional y asumiendo más responsabilidades, sobre todo en el periodo clave de la crisis financiera mundial.
El estallido de la crisis de 2008 ofreció una importante oportunidad a China para que participase en la gobernanza económica mundial, convirtiéndose en uno de los países fundadores de la Cumbre del G20. Después de ese año, los presidentes chinos han asistido a todas las cumbres (10) del bloque, en las que han pronunciado discursos, expresado sus opiniones y expuestos los planes de China. Palabras claves han sido “respuesta conjunta”, “cooperación internacional”, “beneficio mutuo y ganancia compartida”, “desarrollo innovador”, “desarrollo compartido”, entre otras. China ha tomado la iniciativa de implementar las medidas formuladas en los comunicados de las cumbres y, al mismo tiempo, ha propuesto cerca de 100 sugerencias sobre la cooperación internacional, apoyando firmemente la economía mundial.
El presidente chino Xi Jinping ha asistido a tres cumbres del G20: San Petersburgo (2013), Brisbane (2014) y Antalya (2015), dando importantes discursos acerca de la promoción de la apertura de la economía mundial, la lucha conjunta contra el virus del Ébola y la profundización integral de la reforma y la construcción de una economía abierta.
En la Cumbre del G20 de San Petersburgo, China subrayó que todos los países debían tener una visión de largo alcance, esforzarse por crear una economía basada en el impulso de la innovación, el crecimiento interrelacionado y la integración de beneficios, salvaguardar y desarrollar la apertura de la economía mundial y construir una asociación económica más estrecha, asumiendo sus debidas responsabilidades.
En la Cumbre de Brisbane, China hizo tres propuestas: el “modelo de desarrollo innovador”, la “construcción de una economía abierta” y la “mejora de la gobernanza de la economía global”. La cumbre aprobó la “estrategia de crecimiento en todos los aspectos”, de la cual la “sabiduría china” ocupó el 15 %.
En el encuentro de Antalya, China explicó sistemática y profundamente sus puntos de vista y posición sobre la situación de la economía mundial, dando a conocer sus políticas y medidas relacionadas con la profundización integral de la reforma y el establecimiento del nuevo sistema de economía abierta.
Las concepciones, voces y planes de China no solo han difundido la nueva estructuración económica del país, protegiendo y promoviendo sus intereses en el mundo, sino que también han contribuido a establecer y mantener la comunidad de destino común del G20 y a formular una receta de aunar fuerzas para sobreponerse a las dificultades y lograr una cooperación ganar-ganar, según la economía, la seguridad y el desarrollo mundiales. La voz de China encarna la misión y la responsabilidad de un país grande, y muestra también su actitud y decisión de desarrollar y vivir las mismas penas y alegrías junto con otros países del mundo.
Esto refleja que la relación entre China y el mundo ha registrado un cambio fundamental. Cuando China se convirtió en la segunda mayor economía y, especialmente, en el principal socio comercial de más de 200 países y regiones del mundo, la relación entre ambos significaba ya “la prosperidad o la pérdida común”. China tiene la voluntad y una mayor capacidad de asumir responsabilidades en la comunidad internacional, y jugar un papel activo no solo en el G20, sino también mayormente en otros mecanismos internacionales de gobernación global.
27 de julio de 2016. La Cumbre de Líderes Jóvenes del G20 (conocida como Youth 20 o Y20) se inaugura en Shanghai. Cnsphoto
Activar la vitalidad económica mundial
En la actualidad, el G20 se encuentra en un importante punto de inflexión: el crecimiento económico del mundo se debilita, la velocidad del rendimiento potencial se desacelera, la volatilidad del mercado financiero internacional aumenta, el comercio y la inversión globales permanecen en niveles bajos y los problemas de desempleo son importantes. Los fenómenos de desigualdad y desequilibrio azotan a las grandes potencias. Por estos temas difíciles, necesitamos conceptos de desarrollo innovadores y nuevas ideas para la gestión económica mundial. China hará una importante aportación a este respecto.
El 1 de diciembre de 2015, China asumió la Presidencia del G20. Ese mismo día, el presidente Xi Jinping pronunció un discurso donde expuso exhaustivamente los lineamientos y consideraciones chinos de su organización de la Cumbre, con la “construcción de una economía mundial innovadora, dinámica, interrelacionada e inclusiva” como tema principal, en aras de responder, de acuerdo con la situación económica mundial, a las necesidades de desarrollo de los países y a la búsqueda de crecimiento a corto y a largo plazo.
Para ello, la Cumbre de 2016 en Hangzhou planteará cuatro temas: “Modelo de crecimiento innovador”, “Gobernanza económica y financiera mundial más eficiente”, “Fuerte comercio e inversión internacional” y “Desarrollo inclusivo e interrelacionado”.
La “innovación” se refiere a promover un desarrollo impulsado por la innovación, relacionado tanto con la ciencia y tecnología y los conceptos, como con los sistemas y mecanismos, el modelo comercial y la reforma estructural, con el fin de crear una nueva fuente de dinamismo de la economía mundial. Hay que aumentar la inversión en investigación y desarrollo. Entre 2010 y 2014, el porcentaje de estas inversiones hechas por los países del Norte del G20 bajó constantemente, mientras que el de los del Sur se elevó en gran medida. Los primeros deben incrementar la inversión en la investigación y el desarrollo de carácter innovador y productivo a largo plazo, y los segundos deben dedicarse a crear centros de innovación, y elevar la eficiencia y beneficios de inversión para que sus pueblos sean los principales favorecidos. Vale la pena indicar que China se ha convertido en uno de los centros de innovación tecnológica del mundo. En 2014, el peso específico de las solicitudes de patentes de invención del país sobre el total mundial aumentó al 46,09 %, porcentaje muy superior a la suma del de Estados Unidos (21,59 %) y Japón (12,16 %). Esto es positivo, además, porque la innovación tecnológica de China, a su vez, promoverá la innovación global.
La “vitalidad” tiene como objetivo buscar un nuevo camino para estimular la economía mundial que hoy está debilitada. El turismo se ha convertido en un nuevo punto de crecimiento. En China, por ejemplo, en 2015 los turistas domésticos sumaron 4000 millones, y sus gastos alcanzaron 3,42 billones de yuanes. Se prevé que en 2020, el número de viajeros chinos llegará a unos 7000 millones, y sus gastos se duplicarán. El informe anual de 2015 de la Organización Mundial del Turismo (OMT) muestra que en ese año el número de turistas chinos al exterior ascendió a 120 millones, y tuvo como destino 151 países y regiones. Los gastos de estos viajeros en el extranjero aumentaron a 104.500 millones de dólares, ocupando continuamente el primer lugar del mundo. De acuerdo con el informe “El turismo hacia 2030” de la misma OMT, para el año 2030 habrá 1800 millones de turistas en todo el mundo, de los cuales la participación de mercado de las economías emergentes alcanzará el 57 %. Estimamos que China ocupará más del 10 % del total mundial. Por lo tanto, promover activamente la facilitación del comercio de servicios de los países del G20, especialmente el de servicios turísticos, tales como la emisión de visados de entrada múltiple a 10 años entre China y EE. UU. promoverá en gran medida la economía. Hasta 2030 los turistas de ultramar superarán ampliamente el pronóstico de la OMT, lo que beneficiará tanto a los países del Sur como a los del Norte. Además, los avances tecnológicos como la fabricación industrial 4.0, la fabricación inteligente, la robótica, el big data, Internet+, y la computación en la nube son parte importante de la nueva economía y un nuevo motor para el futuro crecimiento económico mundial.
El “desarrollo interrelacionado” aboga por establecer una conciencia de comunidad de intereses y destino compartidos, trabajar juntos para promover el fortalecimiento de la cooperación económica internacional, compartir las oportunidades en la intercomunicación y formar la fuerza convergente en la interacción positiva. Actualmente los países del Norte necesitan renovar sus infraestructuras obsoletas, mientras que los del Sur enfrentan una grave escasez de aquellas, un cuello de botella común en el desarrollo. Desde un punto de vista positivo, el mundo entrará en un período de oro en cuanto al desarrollo de la construcción de grandes infraestructuras, lo que se convertirá en el nuevo punto de crecimiento económico. Por esta razón, el Banco Mundial ha lanzado el Fondo de Infraestructura Global (GIF, en inglés), que proporcionará una plataforma para la cooperación mundial en los sectores públicos y privados, a través de la integración de los diversos recursos e informaciones correspondientes de los mercados emergentes y las economías en desarrollo. Paralelamente, China se ha inclinado por el establecimiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, con el objetivo de acelerar la aplicación de la interconexión de los países a lo largo de “la Franja y la Ruta”, ayudándoles a materializar el deseo de enriquecerse y desarrollarse rápidamente con la construcción de carreteras y autopistas. Tomemos como ejemplo a Pakistán, país de una población de 200 millones de habitantes. El Corredor Económico China-Pakistán (CECP), y en particular, el acuerdo de cooperación e inversión bilateral por un monto de 46.000 millones de dólares impulsarán, en gran medida, el transporte, las energías y redes eléctricas, la red de comunicaciones y cable de fibra óptica y otras construcciones del país, ayudándole a alcanzar un crecimiento económico anual del 6-7 % sobre el actual que es del 4 %.
La “inclusividad” significa reducir la brecha de desarrollo entre los diversos países, permitiendo que el dividendo del crecimiento económico mundial sea compartido por todos los pueblos. Por ejemplo, el Grupo Huawei de China tiene diferentes negocios en más de 170 países y regiones, sirviendo directamente a un tercio de la población del mundo, entre la cual, la gente de los países del Sur es la mayor beneficiaria. En septiembre de 2015, la Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, a la que el Gobierno chino respondió positivamente y aplicó a conciencia. El XIII Plan Quinquenal indica claramente: “Expandir la escala de la ayuda al exterior y mejorar la forma de esta ayuda, brindando consultas y capacitación gratuitas para los países en desarrollo en lo referente a los recursos humanos, la planificación del desarrollo y la política económica, para ampliar la cooperación externa en la enseñanza de la ciencia y tecnología, la atención sanitaria, la prevención y mitigación de desastres, la gestión del medio ambiente, la protección de la flora y fauna silvestre, la reducción de la pobreza, entre otros terrenos, y aumentar los esfuerzos de ayuda humanitaria”. En 2015, los estudiantes extranjeros en China fueron cerca de 400.000, cifra que se duplicará en la próxima década. Por lo tanto, el Gobierno chino aumentará aún más la escala de becas para estudiantes internacionales, principalmente para los países del Sur.
Para China, organizar bien la Cumbre del G20 en 2016 significa, partiendo de los intereses generales globales, innovar iniciativas y guiar activamente la agenda económica, con el fin de proporcionar al mundo productos públicos prácticos, haciendo que la economía mundial salga del estancamiento y se encauce por la nueva vía impulsada por la innovación sostenible y compartible.
Es previsible que en la Cumbre del G20 en Hangzhou el concepto chino de desarrollo innovador se convierta en un tema importante para promover la formación de una nueva situación del desarrollo global impulsado por la innovación. Aprovechando la oportunidad del G20, todos los países podrán reconstituir mecanismos innovadores para construir una plataforma de cooperación, explotando una nueva fuente de energía económica. En este sentido, la Cumbre logrará tres hitos: colocar por primera vez la cuestión del desarrollo en el marco de macropolíticas globales; elaborar por primera vez un plan de acción sobre la aplicación de la agenda de desarrollo sostenible en 2030, y proponer por primera vez el concepto chino de desarrollo innovador para conformar un consenso mundial, unir la fuerza global y promover el desarrollo innovador en el mundo. Esta es la contribución de China al concepto del desarrollo, a la gobernanza global y a la sabiduría humana.
*Hu Angang es director del Instituto de Investigación de Condiciones Nacionales, y profesor y tutor de doctorado del Instituto de Administración Pública de la Universidad Tsinghua. Li Meng, estudiante de doctorado de este último instituto, contribuyó en este artículo.