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2016-April-11 16:24

La transformación económica de China

Por LI GANG*
 

LA economía china ha crecido vertiginosamente en los más de 30 años de política de reforma y apertura al exterior, periodo en el que alcanzó un PIB promedio anual de más del 10 %. Este mérito se debió principalmente a las exportaciones e inversiones. Sin embargo, el viejo modelo económico correspondía con la anterior realidad del país, caracterizada por suministros inadecuados y mano de obra barata. De hecho, aquel modelo jugó un importante papel en el impulso del crecimiento económico, mediante el establecimiento y la actualización del sistema industrial y la mejora del nivel de vida de la población. No obstante, las desventajas generadas por una desmedida dependencia de las exportaciones y la inversión han ido apareciendo progresivamente, en medio de una situación social y económica distinta. Los niveles excesivamente altos de inversión han generado un exceso de capacidad productiva en algunas industrias, así como una baja eficiencia productiva y desequilibrios económicos. La inversión a gran escala ha sido también responsable de la subida constante de la tasa de deuda pública respecto al PIB. Más aún, un modelo de crecimiento que depende excesivamente de las exportaciones haría que la economía china sea vulnerable a los vaivenes de la economía mundial. Desde noviembre de 2012, cuando la nueva generación de líderes asumió el poder, China ha venido formulando nuevos modelos para su desarrollo económico, los que han dado como resultado una hoja de ruta sobre la transformación del crecimiento económico.

La Tercera Sesión Plenaria del XVIII Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), celebrada el 12 de noviembre de 2013, adoptó la Decisión del Comité Central del PCCh sobre algunas cuestiones importantes que afectan la profundización de la reforma. Este documento abarca los sectores de la economía, la política, la sociedad, la cultura y la civilización ecológica, incluyendo reformas en 60 campos, por lo que marcó un hito dentro de la transformación económica del país. El esquema del XIII Plan Quinquenal para el Desarrollo Económico y Social (2016-2020), aprobado este año por la Asamblea Popular Nacional, establece el objetivo de que China, en los próximos cinco años, pase de ser una economía basada en la industria y la inversión, a ser una impulsada por los servicios, la innovación y el consumo.

El consumo será el principal motor de este nuevo modelo de crecimiento. Sus puntos clave incluyen la mejora del sistema de seguridad social y el establecimiento de una red de seguridad social, lo que aumentará los ingresos disponibles de los ciudadanos, liberará su poder adquisitivo e impulsará el consumo. Mientras tanto, se están tomando medidas para promover la comercialización del mercado financiero chino y acabar con las restricciones financieras para, de este modo, garantizar un saludable ambiente de financiación. El incremento del consumo generará un crecimiento racional de la inversión que promueva el crecimiento económico y el empleo.

Con una visión a largo plazo, la transformación del modelo de crecimiento de China propiciará tanto un sostenido desarrollo de nuestro país como un saludable crecimiento económico en el mundo.

 

Motor de la economía mundial

 

La economía china está pasando por una “nueva normalidad”, por lo que viene creciendo a un ritmo medio-bajo. Sin embargo, sigue siendo un importante motor de la economía mundial y su tasa de crecimiento económico supera por mucho la media mundial. En 2012, la economía china creció un 7,7 % (la primera vez desde el año 2000 que la tasa cayó por debajo del 8 %) y se desaceleró a un 6,9 % en 2015. No obstante, en medio de esta desaceleración, la economía china sigue funcionando dentro de un rango razonable y tiene alcanzables metas de crecimiento anuales. A escala mundial, las economías de China y del mundo se han ralentizado, pero la tasa de crecimiento económico de nuestro país todavía supera la de las economías desarrolladas, la del mundo y la de las economías emergentes. Cabe destacar que a pesar de esta desaceleración, la participación de China en la economía mundial sube año tras año. Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) estiman que para el año 2020, la participación de China en el PIB mundial se expandirá desde el actual 17 % a casi el 20 %. China juega aún un papel vital en la economía global. Según el FMI, China contribuyó con un 32,4 % al crecimiento económico mundial en 2015, y estima que en el periodo 2016-2020 la tasa de contribución superará el 25 % .

 

Actualización de la estructura de consumo

 

Mientras China va transformando su modelo de crecimiento económico se fomentará la demanda de consumo de los residentes chinos, mientras que la expansión de las importaciones impulsará las exportaciones y el desarrollo económico de otros países. Desde una perspectiva histórica, el consumo chino ha experimentado una tendencia a la baja: de un 51 % del PIB en 1985 a un 38 % en 2005. Entre las principales razones se incluyen distorsiones en el costo de mano de obra, un inadecuado sistema de seguridad social y un alto índice de propensión marginal al ahorro (PMA). Sin embargo, el establecimiento de un modelo de crecimiento económico basado en la demanda invertirá esa tendencia. La transformación del modelo –desde uno basado en las inversiones hacia uno impulsado por el consumo– conllevará un aumento en la renta disponible de los residentes y estimulará el consumo. Medidas como el aumento de los salarios, la mejora del sistema de seguridad social, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y el fomento del espíritu empresarial contribuirán a incrementar los ingresos disponibles y promoverán la expansión y crecimiento de la clase media china. Para el año 2022, más del 75 % de los consumidores urbanos de China ganarán anualmente entre 60.000 y 229.000 RMB (entre 9000 y 34.000 dólares), según un estudio de la consultora McKinsey & Company. Para entonces, la población de la clase media llegará a 630 millones de personas y se convertirá en una fuerza importante para el consumo de bienes de mediana y alta gama, de servicios modernos y de productos intelectuales. Se estima que para el año 2020, el consumo representará el 45 % del PIB de China. Los consumidores chinos mostrarán una creciente demanda por productos importados de alta calidad o de alta tecnología y por servicios en campos como los de finanzas, salud y educación. Esto generará grandes oportunidades para los exportadores de dichos bienes y servicios de otros países. El FMI prevé que las importaciones de bienes y servicios en China crezcan un promedio de 3,9 % al año entre 2016 y 2020.

 

Oportunidades para las economías desarrolladas

 

Bajo el nuevo modelo de desarrollo económico, China ampliará la proporción de la manufactura de alta gama, de las industrias estratégicas emergentes y de los servicios modernos en la estructura industrial general. Después de años de desarrollo, China se ha beneficiado de mejores ventajas en la fabricación de gama media, como instalaciones de telecomunicaciones, productos electrónicos, equipos para ferrocarriles de alta velocidad, productos químicos para la automoción y dispositivos fotovoltaicos. Sin embargo, China aún está muy por detrás de los países desarrollados en lo que respecta a manufactura de alta gama y servicios modernos, sobre todo en finanzas. China y los países desarrollados se complementan y no compiten en los campos de nuevas energías, productos biofarmacéuticos e innovación financiera. Esta relación convierte a China en un enorme mercado para las exportaciones de los países desarrollados en servicios avanzados y componentes clave. Asimismo, brinda oportunidades para la cooperación e interacción estratégica en el desarrollo industrial entre China y los países desarrollados. Un ejemplo de ello es el modelo sino-alemán de cooperación industrial estratégica llamado “El Hecho en China 2025 se encuentra con la Industria Alemana 4.0”.

 

La nueva urbanización

 

La nueva urbanización promoverá el desarrollo de la industria de servicios y las industrias relevantes en China, lo que creará oportunidades de inversión para los capitales del extranjero. En 2015, China tuvo 770 millones de residentes urbanos permanentes (22 millones más que a finales del año anterior) y 600 millones de residentes rurales permanentes (15,2 millones menos que a finales de 2014). Por lo tanto, los residentes urbanos representan el 56,1 % de la población total. Según los cálculos, se espera que para el año 2020, la tasa de urbanización de China alcance el 60%. El proceso de urbanización originará una creciente demanda de inversión en el sector de servicios públicos, incluyendo infraestructura, construcción de viviendas, educación, salud y protección del medio ambiente. La nueva urbanización promoverá también el desarrollo de la industria de servicios. Se incrementarán la demanda de los residentes urbanos en educación, turismo, salud, cuidado de niños y ancianos, así como la necesidad de un desarrollo económico social en finanzas, logística, derecho, tecnología, contabilidad y auditoría. En una encuesta llevada a cabo en 43 países por el Centro de Investigaciones Pew (EE. UU.), el 53 % cree que el crecimiento de la economía china es algo positivo para su propia economía. Solo el 27 % asegura lo contrario.

 

*Li Gang es doctor (PhD) en el Instituto de Estudios Europeos de la Academia China de Ciencias Sociales.