Internacionalización del RMB y sus efectos
SI bien hace más de tres lustros que las autoridades chinas decidieron apostar por hacer del yuan (RMB) una moneda internacional, en los últimos tiempos dicho proceso se ha acelerado. Como es sabido, el mismo ha estado caracterizado por un delicado equilibrio, forzado a respetar una determinada secuencia (en lo que hace al proceso de apertura de la cuenta de capital), al tiempo que se intenta difundir su uso (lo cual implica avanzar con dicha apertura).
La crisis financiera global vino a tensar dicho equilibrio. A partir de este momento no solo se decidió profundizar el mercado de Hong Kong, sino que desencadenó la apertura de nuevos centros offshore en las principales plazas financieras del mundo, incluidos los recientemente acordados en Suramérica. Del mismo modo, y dada la fortaleza financiera con la que China entró a la crisis, ello le permitió salir a auxiliar a otras naciones vía la firma de acuerdos swaps. En fin, la crisis financiera global terminó por reimpulsar el proceso de internacionalización.
Una moneda se considera internacionalizada cuando la misma cumple con tres dimensiones: unidad de cuenta, medio de cambio y reserva de valor. Tal como lo atestiguan las estadísticas, en cada uno de estos frentes el RMB ha ido creciendo. En este sentido, una serie de estudios han venido a mostrar la inclusión del RMB en la canasta de monedas utilizadas por numerosos países que persiguen un esquema de flotación administrada, incluido Chile. La nombrada expansión que ha tenido el programa de swaps ha permitido dinamizar el uso del RMB como medio de cambio. Finalmente, también observamos que un creciente número de países ha comenzado a incluir al RMB en su cartera de reservas, o está pensando en hacerlo. La reciente decisión del Fondo Monetario Internacional, que considera al RMB como factible de ser incluido en su canasta de monedas de reserva (SDR), sin duda resulta fundamental para dinamizar su estatus de moneda internacional.
El protagonismo de China, por cierto, ha venido a alterar la dinámica económica de la región. Pero, amén del reconocido papel en materia comercial y creciente en el área de inversiones, China comienza a jugar un rol protagónico en materia financiera, un protagonismo bien conocido en países como Venezuela o Ecuador. La falta de acceso al financiamiento también obligó al gobierno argentino de Cristina Fernández de Kirchner a recurrir a la ayuda financiera de China, la cual se expresó en la firma de un acuerdo swap en 2009, el cual fue renovado en 2014.
Como es de suponer, la relevancia que ha adquirido el RMB no reconoce fronteras ideológicas. Así las cosas, y ante la necesidad de salir del cepo cambiario impuesto por el gobierno anterior, la administración del actual presidente argentino Mauricio Macri ha terminado apoyándose en China. El Banco Popular de China (BPC) pactó con el Banco Central de la República Argentina (BCRA) un intercambio de RMB y pesos por el equivalente a US$ 11.000 MM, una porción de los cuales fueron convertidos a dólares para evitar el desangre de capitales.
La crisis de confianza que actualmente atraviesa la economía china lleva a algunos a repensar si resulta conveniente mantener el proceso de apertura. A priori, ello podría implicar un retroceso en el proceso de internacionalización del RMB, aunque (humildemente) dudo de que la crisis sea de tal magnitud para lograr revertir la tendencia.
*Leonardo E. Stanley es investigador asociado del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) de Argentina.