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2015-December-24 13:53

El TPP y la economía china

Por XIANG ANBO*

Muelle de contenedores del puerto de Yangshan en el área libre de impuestos de la Zona Piloto de Libre Comercio de Shanghai.

 

EL Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es aplicar y mejorar el libre comercio en todos sus aspectos, ha concitado gran atención en la opinión pública. Tras el fin de las negociaciones, el TPP apunta a convertirse en la mayor zona de libre comercio del mundo, lo que no solo afectará las reglas del comercio internacional y la reforma de la gestión de la economía global, sino que tendrá también una gran influencia en China.

Efectos a nivel mundial

El TPP incluye casi todos los temas tratados en las negociaciones económicas y comerciales internacionales en lo que va de este siglo. A este acuerdo se han incorporado la primera y la tercera economía del mundo, Estados Unidos y Japón. Sus 12 países miembros suman una población de 800 millones de habitantes, un PIB de 30 billones de dólares (40 % del PIB global), el 50 % del comercio mundial y el 30 % de la inversión directa en el exterior a nivel global. Debido a su gran volumen económico y a su carácter expansivo, el TPP tendrá una gran y prolongada repercusión en la cooperación en la región Asia-Pacífico y en la configuración económica mundial.

En un sentido regional, el TPP profundizará la relación económica y comercial entre los países firmantes y fomentará la integración y cooperación económica en el Asia-Pacífico. Lo más importante es que limitará en buena medida el poder de los gobiernos de los países miembros e incentivará con más eficacia el empuje de la población, lo que acelerará la desjerarquización, la multipolarización y la liberalización de la economía global.

Por supuesto, al ser un tratado de libre comercio regional, el TPP necesita tomar mucho en cuenta la relación con otros tratados del mismo tipo firmados ya en el Asia-Pacífico.

Influencias negativas en China

China no se ha incorporado al TPP y ello tendrá una negativa influencia en el país. En primer lugar, el TPP incentivará la transferencia del comercio y la inversión, lo que afectará el comercio exterior chino y fomentará su mayor apertura en todos los terrenos. El elevado nivel del TPP modificará las reglas y el sistema del comercio. Las normas de origen conducirán a la reducción del mercado de comercialización chino y a la disminución de la inversión extranjera directa en China.

Diversos estudios advierten que el TPP afectará negativamente no solo a la parte continental de China, sino también a Taiwan y Hong Kong, especialmente ahora que las empresas chinas aún no han culminado su actualización industrial. Una investigación del Banco Popular de China concluyó que la no incorporación de China en el TPP le generará una pérdida del 2,2 % de su PIB. Si el periodo de transición para implementar el TPP es de cuatro años, el costo de oportunidad al año durante este periodo será de poco más del 0,5 % del PIB. Sin embargo, el economista Peter A. Petri sostiene que la incorporación de China aumentará en 1,46 billones de dólares el ingreso global para el año 2025, de los cuales un 60 %, cerca de 891.000 millones de dólares, será obtenido por China.

En segundo lugar, el TPP modificará la posición de China en la economía de la región. El foco de la estrategia china en materia de cooperación económica regional está en las zonas aledañas al país. Es muy posible que el TPP afecte la participación de China en el sistema de integración del Asia Oriental y retrase la estrategia china en cuanto a la suscripción de tratados de libre comercio en la región. El comercio entre China y otros países del Asia Oriental se desacelerará e, incluso, se estancará la cooperación económica asiática del “10+X” (concepto que se refiere a los 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático más otras naciones, como China).

Una soportable presión

En vista de las deficiencias del TPP y de la influencia de la economía china en el mundo, no será muy difícil soportar esta presión.

En primer término, a pesar de que los primeros pasos para el TPP han sido concluidos, aún queda mucho camino para que alcance su meta final. Todavía existen discrepancias entre los países miembros y objeciones por parte de las naciones que se sienten perjudicadas. En segundo término, el sistema industrial de sus países miembros sufre aún de ciertas anomalías, especialmente en cuanto a los productos de trabajo intensivo, por lo que será difícil que satisfagan sus demandas de importación y exportación sin la participación china. En tercer término, China viene impulsando el comercio bilateral o multilateral con los países miembros del TPP y otras importantes economías del mundo. Gracias a estos tratados comerciales, China puede negociar indirectamente, a través de una tercera parte, con los 12 países firmantes del TPP. Además, entre los diez principales socios comerciales de China figuran la Unión Europea, Corea del Sur, Hong Kong (China) y otros mercados emergentes, quienes no son parte del TPP.

Aprovechar el momento

Si China toma la iniciativa podría aprovechar la presión generada por el TPP para profundizar sus reformas y su política de apertura económica.

Un ingreso de China al TPP incrementará sus cifras de exportación. Más aún, una temprana inclusión en este acuerdo le significará tener una mayor voz respecto a la elaboración de las reglas económicas. Sin embargo, ante el actual marco político y económico, China debe mejorar aún su normatividad en materia laboral, en protección ambiental, en propiedad intelectual y en administración de las empresas estatales. Por ello, aún no es el momento para formar parte del TPP. Pero hay que prepararse.

La demanda interna ha sido siempre el motor del sostenible desarrollo de la economía china. En 2014, las ventas al por menor aumentaron un 12 % respecto al año anterior, y el 51,2 % del crecimiento de su PIB procedió del consumo interno. Ampliar la demanda interna es una medida radical en aras de superar los efectos negativos del TPP.

China tiene, asimismo, que impulsar mucho más las negociaciones para la suscripción de diversos tratados de libre comercio, así como acelerar la puesta en marcha de la estrategia de “Una Franja y Una Ruta”. Un camino podría ser una cooperación más profunda con Japón y Corea del Sur. Con el modelo del “10+X” se promoverá una cooperación entre China y el Área de Libre Comercio de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA). Además, hay que prestar más atención a la estrategia de EE. UU. de “regresar al Asia-Pacífico”, y fortalecer la comunicación y el diálogo con dicho país para hallar caminos en común y moderar las divergencias.

* Xiang Anbo es investigador adjunto del Instituto de Estudios Empresariales, adscrito al Centro de Investigación del Desarrollo del Consejo de Estado.