Responsabilidad Social no es beneficencia
Por RAFAEL VALDEZ
Entender la Responsabilidad Social Empresarial como las actividades altruistas que realizan los empresarios es un error. El concepto abarca también la forma en que las compañías tratan a sus empleados, proveedores, clientes y al ambiente. Entre las empresas chinas, el conocimiento sobre este concepto es incipiente.
No es solo plantar árboles. No es solo llevarles regalos a niños huérfanos. No es solo construir casas para las víctimas de un terremoto. No es solo pagar puntualmente el sueldo a sus empleados. Responsabilidad Social (RS) es más que eso, pero, lamentablemente, muchas empresas lo entienden solo como un término relacionado con actividades de beneficencia.
La Responsabilidad Social, según la Fundación Ethos, especializada en este tema, no es beneficencia ni acciones sociales independientes, es una forma de actuar de la empresa en su interrelación con todos los actores que la rodean y que se convierte en una ventaja competitiva.
En octubre se realizó la V Conferencia Internacional del Instituto de América Latina (ILAS) y el Instituto de América (IOA) en Beijing. El tema que se discutió fue “China y América Latina: Oportunidades de Inversión y Responsabilidad Social Corporativa”.
La cita sirvió para que los empresarios chinos hicieran un mea culpa. Sun Hongbo, profesor asociado del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales, fue categórico al señalar que a las empresas chinas les falta mejorar su profesionalización en cuanto a RS y que, para eso, se necesita que las universidades y los intelectuales profundicen sus estudios al respecto.
¿Qué es RS?
Es un cambio de cultura de la gestión empresarial para que sus acciones sean consistentes con el desarrollo sustentable y el bienestar de la sociedad; tomando en cuenta las expectativas de los trabajadores, consumidores, accionistas, proveedores y la comunidad; cumpliendo con las leyes locales y siendo coherentes con las normas internacionales de comportamiento. Se trata de portarse bien para tener más réditos económicos y no solo por prestigio porque la RS influye en diversos aspectos organizacionales como la eficiencia operacional, el desempeño financiero, el aumento de ventas, la lealtad del consumidor, la atracción y retención de inversionistas, la motivación del público interno, entre otros.
Según la organización española Forética, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es el fenómeno voluntario que busca conciliar el crecimiento y la competitividad, integrando al mismo tiempo el compromiso con el desarrollo social y la mejora del medio ambiente. La creciente preocupación de la sociedad sobre los problemas de carácter ético, ambiental y social, hace que las empresas traten de abordarlos en profundidad, adquiriendo un compromiso permanente con todos los grupos de interés.
En el libro Responsabilidad Social y Sostenibilidad Empresarial, del autor John Scade, se denomina ‘grupos de interés’ al conjunto de partes interesadas y/o afectadas por la actividad de una organización. Los grupos de interés pueden ser grupos o personas que representan a cosas o a intereses ambientales o sociales y que afectan o son afectados, directa o indirectamente, por el desempeño de la actividad de una organización.
Los grupos de interés no son algo nuevo, lo novedoso es el concepto. De hecho, siempre han existido, y las empresas siempre los han tenido en cuenta. Ninguna empresa puede permitirse el lujo de ignorar los legítimos intereses de sus clientes, proveedores, empleados etc., lo que ocurre es que ahora los grupos de interés se han extendido y tienen más poder para influir en las organizaciones. Este poder de los grupos de interés se debe, principalmente, al potencial de comunicación que los mismos poseen.
En octubre, expertos en Responsabilidad Social Empresarial (RSE) participaron en Valladolid, España, en una jornada sobre la capacidad innovadora de la Responsabilidad Social.
Juan José Almagro, presidente de la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (DIRSE), señaló que “el director de Responsabilidad Social es el gestor de una nueva cultura narrativa de la empresa”, y que éste tiene que ser capaz de ‘resetear’ la empresa, de manera que esta genere resultados, cree empleo y sea capaz de innovar en un escenario de compromiso con toda la sociedad”.
Los ponentes coincidieron en señalar que la RS constituye una palanca de cambio e innovación para las empresas, ya que apuesta por un nuevo modelo empresarial sostenible que lleva aparejado la creación de nuevos procesos, productos y servicios responsables.
Cambio de mentalidad
La RS implica que las empresas difundan sus actividades. De ahí que su relación con la prensa juegue un rol clave. Sin embargo, en esto las empresas chinas todavía tienen mucho que aprender. Así lo afirmaron varios empresarios que participaron en el foro organizado por ILAS. Por ejemplo, Huang Jin, de Sinohydro, reconoció que los empresarios chinos “tenemos problemas para comunicarnos con la prensa. Las empresas chinas seguimos aplicando una comunicación unilateral porque estamos acostumbrados a eso en nuestro país. Esta práctica no tiene buenos efectos, así que tenemos que actualizar nuestra mentalidad, aplicar teorías modernas para comunicarnos con la prensa”.
Los medios latinoamericanos independientes no repiten la versión oficial a rajatabla, sino que cuestionan y critican. Y si la empresa no está lista para hablar con transparencia sobre su comportamiento y sabe responder a las críticas de los periodistas, corre el riesgo de que lo que se publique sobre ella no le favorezca.
En el mismo foro de ILAS, otros empresarios chinos subrayaron que, por razones culturales, los chinos no suelen jactarse de sus logros ni fanfarronear, tampoco difunden cuando ayudan a otros, sino que prefieren la discreción. Esta característica cultural podría explicar cierto hermetismo que mantienen los empresarios. Desa-fortunadamente, ese hermetismo no les permitirá avanzar en el campo de la Responsabilidad Social. Hace falta un cambio de mentalidad, como ellos mismo reconocieron. Y es que, como decía Gabriel García Márquez, “no basta ser bueno, sino que se sepa”.