“La clave para negociar con China es generar confianza”
Li Yuanchao, vicepresidente de China, se reúne con Jorge Glas. CNSPHOTO
EL vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, es reconocido por haber liderado las negociaciones de los principales proyectos estratégicos que cuentan con participación china en su país. En enero estuvo en Beijing y conversó con China Hoy. Su meta era ampliar las áreas de cooperación con China e impulsar un proceso de revolución industrial acelerada en Ecuador.
China Hoy (CH): Vicepresidente, ¿esta es la quinta vez que viene a China?
Jorge Glas (JG): Ahí me la puso difícil (se ríe)… debe ser la cuarta o la quinta.
CH: ¿Y en todas esas visitas qué es lo que más le ha impresionado?
JG: El nivel de desarrollo tecnológico. Es una sociedad que enfrenta con mucha fuerza un proceso de innovación e investigación. Tiene un Gobierno comprometido con la mejora permanente de las condiciones de vida de su pueblo. Veo empresas de la República Popular China dedicadas a la innovación que no se detienen, lo cual genera enormes oportunidades para el Ecuador por la cooperación que se ha venido estrechando continuamente.
CH: Vicepresidente, usted es tal vez el hombre del Gobierno ecuatoriano con mayor experiencia en negociar con chinos. ¿Qué podría decirles a los empresarios latinoamericanos que constantemente se preguntan cuál es la clave para concretar negociaciones con chinos?
JG: En primer lugar, hemos establecido una relación de mutua confianza. Yo marcaría como un hito la primera negociación para la construcción de una hidroeléctrica que fue el proyecto “Coca Codo Sinclair” que es la obra más importante hasta ahora por monto de inversión, que la está construyendo la empresa Sinohydro con respaldo del Eximbank. Creo que en esa negociación, el Ecuador demostró que puede presentar proyectos serios, sustentados de forma técnica, con viabilidad económica y que podemos ejecutarlos. Pienso que hemos ido generando confianza por nuestra capacidad de ejecución, actualmente estamos construyendo ocho hidroeléctricas al mismo tiempo, son mega-construcciones que están cambiando para siempre la historia del Ecuador. Hemos generado confianza en el Gobierno de la República Popular China que hoy reconoce los resultados económicos y sociales de un proceso político revolucionario que comenzó en Ecuador en 2007, una auténtica revolución ciudadana muy intensa, transparente, donde hay un Gobierno trabajando para su gente, lo cual no hubo por décadas en mi país. Recordemos que antes el poder político se debía a la banca, al poderío económico, entonces las sociedades estaban subyugadas por el poder del mercado, en cambio ahora hay sociedades gobernando mercados. El mercado puede ser un muy buen sirviente, pero definitivamente es un muy mal amo. Hasta en eso, en esa visión de desarrollo tenemos enormes similitudes con China. Aquí comienza a hablarse del sueño chino; mientras allá, en Ecuador, ya estamos hablando del sueño ecuatoriano que se refiere a la construcción de una patria de oportunidades, de inclusión social, de profundo reconocimiento de los derechos ciudadanos sin opulencia, en un socialismo del buen vivir que está consagrado en nuestra Constitución. Es el socialismo del siglo XXI, el socialismo de la eficiencia, de atención al ciudadano, de la creación de oportunidades para generar riqueza y que esta pueda ser distribuida. Hemos vivido un proceso que ha permitido que en Ecuador se reduzca la pobreza de una manera más acelerada que en el resto de países de la región, que tenga un crecimiento económico sostenido superior al promedio de los países de la región en los últimos años. Además, hay empatía con el Gobierno de la República Popular China en esta visión de desarrollo, hay enormes coincidencias considerando las asimetrías económicas. Por ejemplo, en estos días conversé con el vicepresidente Li Yuanchao sobre los desafíos que representa el ser un país de renta media, como lo es China y ahora lo es Ecuador.
En resumidas cuentas, la clave es que hemos venido generando confianza mutua, basada en conversaciones de profundo respeto, con un profundo espíritu de cooperación, lo hacemos de igual a igual, Ecuador no acepta ningún tipo de imposiciones a la hora de negociar financiamientos, cooperación técnica y participación de empresas chinas en los proyectos. Además, la parte china nunca ha pretendido hacer imposiciones de ninguna naturaleza, cosa que sí sucedía en el pasado. Recordemos cómo algunos organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional, por unos créditos de unos pocos millones de dólares, obligaban a nuestros países a firmar cartas de intención. Dichas cartas decían, por ejemplo, “no hay que incrementar el gasto” y eso significa no hacer más carreteras para nuestro pueblo, no hacer más hospitales, no contratar más maestros o médicos, es decir, significaba la perpetuidad del círculo de pobreza inducida para mantener subyugado a nuestro pueblo. Hoy nos hemos liberado, hay un profundo y sano nacionalismo en América Latina, hay países progresistas que estamos alcanzando importantes logros sociales y económicos, y todo esto ha despertado confianza. El manejo responsable de la macroeconomía ha generado confianza en las instituciones financieras chinas y las oportunidades porque, de alguna manera, a pesar de las asimetrías, somos complementarios. China tiene la tecnología, la experiencia, el conocimiento y los recursos financieros que Ecuador necesita para promover su desarrollo, y Ecuador tiene los recursos naturales no renovables que China necesita para sostener su nivel de crecimiento. Entonces, nuestra relación es de mutuo beneficio como son las relaciones que crecen en el tiempo. Por eso, hoy ya hay más de 70 empresas chinas operando en Ecuador.
CH: Durante el foro económico en el que participó ayer, usted mencionó varios proyectos estratégicos que marcarían hitos en la historia del Ecuador y que cuentan con participación china…
JG: En estos días nos hemos reunido con representantes del Banco de Desarrollo de China y el Eximbank, Ecuador ha traído una cartera de proyectos que alcanzan los 28.000 millones de dólares en este periodo de Gobierno. Entre esas oportunidades ya no solo hay proyectos en el área de energía y en construcción de infraestructura, sino que Ecuador está apostando por un proceso de industrialización acelerada. El Gobierno ha decidido invertir en determinadas industrias pesadas y básicas, en donde China tiene mucha experiencia como la siderúrgica, la de fabricación de barcos y astilleros, la metalúrgica, la industria del aluminio, la refinación de cobre, la industria farmacéutica… Justo en este momento acabo de salir de una reunión con una importante industria farmacéutica de China, es decir, hemos identificado ciertas industrias que representarán procesos de desarrollo que van a desencadenar otros procesos productivos. Tenemos un mercado interno que puede apalancar la operación inicial de estas empresas, Ecuador importa productos siderúrgicos y medicinas que pueden ser fabricados en el Ecuador, es decir hay una demanda interna, pero además debe verse el potencial que representa Ecuador dentro de América Latina como un mercado regional, como miembro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) e incluso debe considerarse que ya hemos solicitado ser miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur), entonces el que mi país sea un punto de despliegue de operaciones en Latinoamérica genera entusiasmo en las empresas chinas.
CH: Además de lo ya mencionado, ¿qué quisiera destacar como los principales logros de esta visita?
JG: Que hemos ampliado los ejes de cooperación, no solamente en el área energética y en la financiera, sino que vamos a un nuevo modelo de industrialización donde la experiencia de China será muy importante y estamos abriendo la cooperación en las áreas de innovación, investigación, ciencia, tecnología y fortalecimiento del talento humano. Y hay una enorme decisión de China para hacerlo. Vamos a transformar nuestra economía para pasar de ser exportadores de productos primarios como petróleo, banano, camarón, flores y cacao, a una economía del conocimiento.