La pasión de los chinos por el vino
Una señora observa el color del vino tinto.
Shen Dongjun viajaba por trabajo a Francia por lo menos una vez al año y, gracias al contacto con los locales, comenzó a interesarse en el vino y encontró en ello oportunidades comerciales: con la economía china cada día más internacionalizada, los consumidores chinos han cambiado sus costumbres y ha crecido su gusto por el sabor del vino.
Inversiones calientes en las bodegas
Debido a la creciente demanda de los vinos franceses en el mercado chino, los inversores nacionales, como Shen Dongjun, prestan cada día más atención a las bodegas extranjeras. A finales de agosto pasado, Chateau de Gevrey-Chambertin, una de las bodegas más valiosas de Francia, con una historia de más de 800 años, fue comprada por un comerciante chino de Macao por 8 millones de euros.
A partir de 2008, los inversores chinos han comprado 20 bodegas en Burdeos. Entre ellos figuran empresarios, estrellas y también empresas de propiedad estatal. Por ejemplo, el Grupo de Inversión Longhai compró Chateau Latour-Laguens, bodega de una producción anual de 160.000 botellas; la compañía A&A de Hong Kong adquirió Richelieu, una de las bodegas más antiguas de Burdeos, y el grupo COFCO destinó 10 millones de euros para conseguir Chateau Viaud.
Particularmente con la participación de famosas estrellas como Yao Ming y Zhao Wei, invertir en bodegas extranjeras es cada día más llamativo. Ahora, en el mercado chino han aparecido las primeras botellas de vino de la marca Yao Ming, producidas en el Valle de Napa en California, EE. UU. El precio es bastante considerable: 3.800 yuanes por una botella de 1,5 litros.
Actualmente, China es el mayor importador de los vinos de Burdeos. Su consumo en 2011 fue 110% mayor que en 2010. Algunas empresas chinas desean dominar los recursos fundamentales tras la compra de las bodegas. Por ejemplo, COFCO compró en los últimos dos años dos bodegas respectivamente en Chile y en Burdeos.
“También por puro gusto personal”, añade Liu Jun, CEO de Yesmywine. Para los compradores, especialmente las estrellas, el costo de satisfacer su afición es aceptable. Según Dong Shuguo, presidente de la red Winechina y observador del sector de vinos, la ola de compra de bodegas seguirá por un buen tiempo.
Un cosumidor chino cata el vino.
Una buena administración
Es fácil conseguir una bodega extranjera, pero es difícil gestionarla apropiadamente. “No basta echar dinero en la compra de una bodega, hay que preparar una suma que puede ser el doble o triple de la compra para la siguiente operación”, manifiesta Shen Dongjun.
Con el fin de elevar aún más la calidad del vino de Laulan Ducos, Shen Dongjun invitó a un ex asesor de Lafite Rothschild, Latour y Mouton Rothschild a asumir el cargo de enólogo jefe. Además, hizo esfuerzos en la mejora de la tierra, así como en la modificación de la tecnología enológica, entre otros. Por si fuera poco, exploró la historia de la bodega y puso nuevos significados en la marca.
Para los inversores, el mayor riesgo no consiste en el fondo, sino en los choques culturales. Tras una larga historia, el sector de vino de Francia ha desarrollado un proceso estricto y complicado tanto en la viticultura como en la producción. Y ello se ha arraigado en la conciencia de todos los que trabajan en este sector. Si los administradores chinos no lo entienden tendrán muchos problemas.
Los vinos de Laulan Ducos no se vendían en China. Después de comprar la bodega, Shen Dongjun fundó rápidamente un grupo en China para la venta y la promoción en el país. Ahora, ha construido una red de más de 40 vendedores por toda la nación.En la Feria de Mercancías de Azúcar y Alcohol de Chengdu de 2012, Shen Dongjun consiguió pedidos por decenas de millones de yuanes.
Los riesgos coexisten
Últimamente, a pesar de la ola caliente de inversiones en bodegas en el extranjero, hay también una preocupación por su futuro. Desde la segunda mitad de 2011, Lafite Rothschild comenzó a afrontar un declive y el precio de los vinos vintage o de bodegas famosas ha ido también descendiendo continuamente hacia una tendencia razonable. Según empresarios del sector, la reducción del precio de los vinos de bodegas famosas va del 50% hasta el 80%. Con este brusco descenso, los riesgos que enfrentan los vendedores de vino aumentan.
“Si no están preparadas lo suficiente, las empresas encontrarán peligros inesperados”, evalúa Liu Jun. Shen Dongjun está de acuerdo con su opinión. Hacer el vino es un proceso largo. Después de plantar una viña, esta no alcanza la calidad necesaria para producir vino sino hasta diez años después. Además, muchos otros factores influyen en la gestión de la bodega, por ejemplo, el clima y el mercado. Por eso, el rendimiento no es estable.
Según Liu Jun, las bodegas que habían sido compradas por empresas japonesas cayeron de la prosperidad hasta la declinación en solo diez años. Cuando la situación económica es buena, el vino tiene acogida, e incluso se toma como un objeto de colección. Pero, cuando llega la depresión, la demanda por esta bebida disminuye en seguida y los vinos lujosos casi pierden el mercado.
Para los importadores chinos, hay también otro riesgo que es quizá más urgente: el reajuste de políticas. Hace unos días, la Asociación de Bebidas Alcohólicas de China presentó al Ministerio de Comercio una solicitud en nombre del sector doméstico de vino para que realice una investigación antidumping y antisubsidio de los vinos originales de la Unión Europea. “Si se lleva a cabo tal investigación se generarán influencias negativas sobre los importadores de vinos de dicha región”, comenta Dong Shuguo.
Además, Liu Jun cree que todavía no se ha formado un canal profesional y exclusivo para la venta de vinos en China. Ahora, se aprovecha principalmente el canal de venta de los licores tradicionales chinos u otros canales de venta de comidas o bebidas existentes. Como los consumidores de vino y su distribución son diferenciados, se necesitan aún más esfuerzos en la promoción y en la construcción de un sistema de canal de venta especial de esta bebida.