El budismo tibetano en el Palacio Imperial
Por ZHANG XUE y LI YUAN
Parte de la estatua de un buda.
El Palacio Imperial de Beijing, comúnmente conocido como la Ciudad Prohibida, fue la casa real durante las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Este palacio no solo representa el nivel más alto de la arquitectura imperial en China, sino que es también el conjunto arquitectónico en madera de mayor magnitud y mejor estado de conservación en el mundo; y es tan famoso que cada día atrae a miles de turistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, los visitantes no tienen acceso a todas las zonas del lugar, y hay muchos sectores de la antigua ciudad imperial que aún siguen siendo un misterio para los visitantes.
Al noroeste de la Ciudad Prohibida hay una zona cuyo edificio central se conoce como el Pabellón Zhongzheng. En dos de los lados de este pabellón, en sentido norte-sur, se despliegan diez edificios de arquitectura budista tibetana, entre los que destacan el Edificio Fanzong, el Pabellón Yuhua y el Palacio Baohua. Es el único sector en todo el Palacio Imperial construido en su totalidad con edificaciones budistas. No obstante, la zona donde se encuentra el Pabellón Zhongzheng actualmente está cerrada al público.
El misterioso Pabellón Yuhua
En 1749, el decimocuarto año de reinado del emperador Qianlong de la dinastía Qing, el soberano consintió la sugerencia del III Buda Viviente Changkya y construyó el Pabellón Yuhua. Sobre la base de una edificación de la dinastía anterior, el Pabellón Yuhua fue construido a partir del estilo budista tibetano, imitando el pabellón Tancheng del Templo Toling, en la prefectura de Ngari (Tíbet).
De todos los palacios de la dinastía Qing, este pabellón budista es la única edificación que combina el estilo han con el tibetano. Si se mira desde el exterior parece tener tres pisos, pero, en realidad, en el interior se pueden apreciar cuatro niveles que, a la vez, representan las cuatro categorías de las prácticas del budismo tibetano. En estos cuatro pisos se veneran diversas figuras de budas correspondientes a cada nivel de prácticas.
“En el Pabellón Yuhua, los objetos han permanecido en sus lugares originales desde los reinados del emperador Qianlong y de su hijo, el emperador Jiaqing”, afirma Luo Wenhua, director del Instituto de Investigación de Reliquias del Budismo Tibetano del Palacio Imperial. “En los archivos históricos del Palacio Imperial se pueden encontrar las detalladas anotaciones sobre la fecha y la ubicación en donde cada artículo fue puesto”.
Al abrir las puertas del Pabellón Yuhua, a primera vista se ve una pagoda de sándalo rojo. Según Luo Wenhua, la pagoda alberga estatuas de budas que el Dalai Lama y el Pachen Erdeni regalaron a los emperadores durante sus visitas al palacio. Además, el pabellón también exhibe colecciones de mandalas esmaltadas de los principales tres budas tibetanos y numerosas artesanías preciosas de esta creencia, como figuras de budas de oro y cobre, objetos religiosos, pagodas de porcelana, pinturas de Tang-ga, etc. Estos valiosos objetos incluyen ofrendas de las regiones del Tíbet y Mongolia, obsequios traídos de India y Nepal y obras de artesanos propios de la corte Qing.
La mayoría de las pinturas Tang-ga que cuelgan en las paredes del Pabellón Yuhua fueron creadas en 1750, recién remodelado el pabellón. En los días ordinarios, el pabellón se cubre con cortinas para que el sol no afecte el color de las pinturas. Sin embargo, bajo la tenue luz de la linterna, aún se puede apreciar el tono brillante de los colorantes a base de minerales de Tang-ga, así hayan transcurrido 300 años. “Pese a que permanecen colgadas al aire, en vez de ser conservadas, estas pinturas no pierden sus colores originales”, explica Luo Wenhua. Actualmente, el Palacio Imperial cuenta con una colección total de 1970 pinturas Tang-ga, de las cuales la mayoría son obras de pintores tibetanos creadas durante el período del emperador Qianlong.
A pesar de que a algunas de las grandes pagodas budistas de porcelana y madera se les ha agregado una base antisísmica, los demás artículos en el pabellón son exhibidos en sus lugares originales. De hecho, son tantas las reliquias culturales expuestas que un simple descuido de algún visitante podría poner en peligro la exhibición, razón por la cual permanece cerrada al público. Sin embargo, para satisfacer la curiosidad de los visitantes, el Pabellón Yuhua será incluido en el tour digital del Palacio Imperial, presentado en forma de realidad virtual.
Posición histórica del budismo tibetano
El Palacio Imperial cuenta con una gran cantidad de reliquias culturales propias del budismo tibetano, dado que fue testigo de la etapa más próspera de dicha creencia.
En 1653, décimo año de reinado del emperador Shunzhi de la dinastía Qing, el soberano recibió al líder religioso del Tíbet, Dalai de V generación, para concederle el título oficial de Dalai Lama. Sesenta años después, en 1713, el emperador Kangxi confirió el título de Panchen Erdeni al Panchen de V generación, reconociendo así la posición política y religiosa tanto del Dalai como del Panchen en el Tíbet. Esta fue una etapa próspera para el budismo tibetano, que se vio reflejada en los numerosos lugares dedicados a dicha creencia en el Palacio Imperial de Beijing.
En el 45o año de reinado de Qianlong, el VI Panchen visitó el Palacio Imperial para festejar el 70° cumpleaños del emperador. Esta visita fue el clímax de las actividades imperiales del budismo tibetano, pero también marcó su epílogo. A partir de entonces, la decadencia del poder de la dinastía Qing afectó gradualmente la influencia de la religión en el imperio.
“Cuando el emperador se albergaba en la Ciudad Prohibida, cada mañana, después de levantarse, iba a la zona del Pabellón Zhongzheng para encender incienso en cada uno de los palacios”, relata Luo Wenhua. “Luego se dirigía al Palacio de la Pureza Celestial, donde solían discutirse los asuntos estatales, a desayunar. Es a partir de este orden habitual que se puede comprender la importancia de esta zona budista”.
Si uno sale del Pabellón Yuhua rumbo al norte, después de pasar la Puerta Zhaofu, llegará a una plaza ante el Pabellón Baohua. Es ahí donde se celebraban las actividades budistas de gran magnitud en la Ciudad Prohibida, e incluso todavía hoy se pueden encontrar muchos artículos de los otrora rituales. Al final de cada año, el emperador asistía a la ceremonia de “golpear al diablo”, un rito budista de corte imperial de máxima categoría para ahuyentar la mala suerte. Durante esta actividad, el emperador solía sentarse junto a líderes religiosos como el Gran Lama de Mongolia del Norte, el Maestro Nacional Changkya de Mongolia del Sur, el Dalai Lama o el Panchen del Tíbet, lo cual demuestra la eminente posición del budismo tibetano en la dinastía Qing.
La gran cantidad de artesanías preciosas del budismo tibetano conservadas en el Palacio Imperial son evidencia del esplendor de esta religión en el pasado. El 80 % de los 42.000 objetos religiosos en el palacio forman parte del budismo tibetano.
Protección e intercambio internacional
Luo Wenhua se graduó en Arqueología en la Universidad de Beijing en 1989, y desde entonces ha trabajado en el Museo del Palacio Imperial. Al ser un experto en budismo tibetano de renombre mundial, además de mandarín, sabe hablar inglés, tibetano, hindi, alemán, entre otros idiomas.
“En el Tíbet, la mayoría de los objetos antiguos de valor cultural están dispersos en los diferentes monasterios. Debido a la escasez de capital y personal profesional, a nivel regional no se ha llevado a cabo ninguna encuesta ni ordenamiento formal al respecto. Las labores de protección de las reliquias culturales todavía están en una etapa inicial”, expresa preocupado Luo Wenhua, refiriéndose a la protección de las reliquias culturales del budismo tibetano.
No obstante, en aras de lograr una preservación efectiva, el año pasado el Museo del Palacio Imperial y el gobierno de la Región Autónoma del Tíbet suscribieron un convenio marco de cooperación para la protección de las reliquias culturales. En el futuro ambas partes cooperarán en temas como construcción de museos, investigación de reliquias e impresión de obras, organización de exposiciones y protección y reparación de objetos históricos. También se llevará a cabo una investigación arqueológica de varias etapas en el Tíbet. Por lo pronto, con la participación de varios expertos del Palacio Imperial, se inició el proyecto de protección y disposición de reliquias culturales del Monasterio de Jokhang.
Hace poco se llevó a cabo una exposición de esculturas de China e India del año 400 al 700 en la sala de exhibición de la Puerta Wumen en el Palacio Imperial. Como curador independiente de esta exposición, Luo Wenhua tuvo que viajar a India muchas veces. En cada viaje trajo consigo una gran cantidad de libros sobre budismo muy importantes para él. “India es un país antiguo y posee reliquias culturales por doquier. A pesar de que China e India tuvieron una historia de intercambios muy estrechos, en la actualidad los pueblos de ambas naciones se desconocen el uno del otro”, lamenta Luo, quien agrega que es momento de que ambos países, con el corazón agradecido, se acerquen más y estrechen sus intercambios culturales.
El experto también sostiene que los estudios tibetológicos en Occidente se han desarrollado durante más de cien años, lo que ha significado bastantes frutos en las investigaciones sobre el budismo tibetano y en los estudios del Himalaya para países como Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. En este sentido, China debe intensificar sus cooperaciones e intercambios con la comunidad internacional.
Shan Jixiang, director del Museo del Palacio Imperial, expresa que en el futuro, a través de la realización de investigaciones más profundas de las reliquias culturales y de cooperaciones e intercambios con colegas nacionales y extranjeros, el museo será un destacado centro de estudios tibetológicos en el país. Se trata de una misión que el Palacio Imperial debe asumir.