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2017-March-16 10:12

El relato del reloj de arena mi historia con Ricardo Piglia

El célebre escritor argentino Ricardo Piglia.

 

Por LOU YU*

 

Ricardo Piglia era para mí, al principio, simplemente un escritor de la lejana Argentina. Luego, se convirtió en objeto de estudio de mi tesis doctoral para salir del mundo de las letras y entrar en mi vida.

 

En 2015, después de entregar mi tesis “Estudio de la narrativa policíaca de Ricardo Piglia basado en la novela Respiración artificial”, le escribí el primer correo al autor, en el que le envié los saludos de una lectora china, con muchos nervios y emoción al mismo tiempo. Pronto recibí su respuesta. Aún recuerdo con claridad cómo latía mi corazón al leer su correo electrónico, ya que no esperaba que me respondiera: “Querida Yu, una alegría tu mensaje, me encantó que hubieras nacido en 1980, el mismo año en que yo publiqué la novela. La literatura permite hacer nuevos amigos. Me emociona pensar que tengo una amiga nueva en Beijing. Te felicito por tu trabajo y te mando un abrazo cariñoso. Ricardo”. Estas palabras me conmovieron enormemente.

 

Le escribí a Rose Corral, mi orientadora del Colegio de México, para contarle que me había escrito Piglia. Pero junto con la respuesta de Rose me llegó una mala noticia. Me contaba que la enfermedad de Piglia era seria, y que no quiso causarme tristeza hablándome de ella mientras estaba trabajando en mi tesis, para que yo pudiera trabajar con más ánimo y sin preocupación.

 

Quedé muy triste y deprimida. Me puse a buscar locamente la palabra ELA en Internet. La tristeza aumentaba mientras leía. Me acordé del Senador, personaje de la novela Respiración artificial: “…ya no puedo escribir. Mis manos, ¿ve?, son garras; yo soy el albatros, mi vuelo es plácido sobre las riberas del cimetière marin, pero en la altura mis dedos se han transformado en las garras de ese pájaro que sólo puede posarse sobre el agua, sobre la roca que sobresale en medio del océano. Ya no puedo escribir… sólo mi voz persiste, cada vez más parecida al graznido del pájaro”. En mi mente, surgió la imagen de un reloj de arena. El tiempo, dejando de ser el monótono movimiento de las manecillas, se transformó en el visible e innegable transcurrir de las arenas. La vi cayendo a cada instante, cayendo, cayendo, indiferentemente, incesantemente cayendo. Inmediatamente pensé: “Tengo que hacer algo por Piglia, pero, ¿qué?”. Pronto tomé una decisión: “Voy a traducir Respiración artificial".

 

Empecé a buscar editoriales. Tres meses después, recibí la llamada de Han Huiqiang, editor de Central Compilation and Translation Press, para informarme de que quería introducir dos novelas de Piglia, Respiración artificial y El camino de Ida. Le escribí a Ricardo para contarle la noticia. Estaba muy contento y me pasó el correo de su agente literario. Pronto, el profesor Zhao Deming y yo firmamos el contrato.

 

En marzo de 2016, se publicó la primera obra de Piglia en China, El camino de Ida, traducida por el profesor Zhao. Piglia me envió unas palabras muy generosas: “Querida Yu, me alegra saber que El camino de Ida ya está disponible para los lejanos pero cercanos lectores chinos. Sé que es tu mérito y dedicado trabajo los que han hecho posible que pueda imaginar a una joven y un joven en algún rincón del celeste imperio leyendo uno de mis libros. Un fuerte abrazo, Ricardo”.

 

A partir de allí, empezamos a escribirnos con más frecuencia. Me gustaba comunicarme con él, pero al mismo tiempo, sentía temor de que mis correos pudieran ser una molestia debido a su estado de salud. Le escribí a Sabina, su asistente, para contarle. Me contestó que todo lo contrario: “Tendrías que haber visto su sonrisa cuando le leí tu correo, esas pequeñas cosas son las que le dan fuerzas y alegría”.

 

Nunca imaginé que mis mensajes pudieran darle fuerzas a Ricardo. No puedo imaginar su verdadera situación, o mejor dicho, cada vez que lo intento dejo de pensar en seguida. Me niego a aceptar una realidad, que es demasiado dura y cruel. Su cuerpo, como el reloj de arena, está perdiendo poco a poco el movimiento de los músculos, pero su cerebro permanece lúcido como siempre. ¡Es el reloj de arena de su vida! Cada vez que pienso en eso, no puedo contenerme y recuerdo la novela Los diarios de Emilio Renzi.

 

Piglia empezó a escribir los diarios en 1957. La enfermedad lo animó a decidirse a publicar esta obra en tres volúmenes, de los que ya salió el primer tomo en 2015. En enero de 2016, compré el primero. Aunque son diarios, Piglia sigue poniéndose la máscara de Renzi, su alter ego.

 

“Escribir sobre mí mismo en tercera persona”, el deseo de Piglia alcanza su realización con sus diarios. En los años sesenta, escogió de su nombre completo Ricardo Emilio Piglia Renzi un nombre y un apellido para crear a su otro yo en el mundo literario: Emilio Renzi, que aparece en casi todas sus obras. Al leer el libro, no puedo distinguir si todo lo escrito en sus diarios es la verdadera experiencia de Piglia, o simplemente la vida ficticia del personaje Renzi. Poco a poco, me voy dando cuenta de que la respuesta está en el epígrafe del libro, “Cette multiplication possible de soi-même, qui est le bonheur”, una cita del escritor francés Marcel Proust.

 

Los diarios son la máquina del tiempo del escritor, y a la vez, un reloj de arena hecho de literatura y de la propia experiencia de vida. Cada palabra es un grano de arena fina cayendo de la parte superior llamada Piglia a la inferior llamada Renzi. La creación literaria le ofrece al escritor una posibilidad de multiplicación, y Renzi es la multiplicación posible de él mismo.

 

La traducción de Respiración artificial también se parece a un reloj de arena. Las historias y las reflexiones que describe el escritor, palabra tras palabra, frase tras frase, fluyen como las arenas en el reloj del español al chino. El proceso de la traducción fue un encuentro especial entre Ricardo y yo. Estoy creando un efecto multiplicador de la novela Respiración artificial al chino. Y los lectores conocerán una historia ajena, un país lejano y una cultura distinta. En este sentido, también es una multiplicación de conocimientos y entendimientos.

 

Es imposible detener el tiempo. Las arenas no paran de caer. Lo único que podemos hacer es darle más valor a cada grano de arena, a cada instante. A lo mejor, en el futuro, visitaré Buenos Aires, iré hacia Ricardo Piglia, con la versión en chino de Respiración artificial.

 

1 de agosto de 2016. Lou Yu, la autora del artículo, en la biblioteca de Ricardo Piglia.

 

9 de agosto de 2016, en el vuelo

 

Terminé este texto el 30 de junio de 2016. Durante la redacción, regresaban a mi memoria una y otra vez las palabras de Sabina: “Tendrías que haber visto su sonrisa cuando le leí tu correo”. Al terminar la última frase del texto, se me ocurrió una idea: voy a Argentina, a conocer a Piglia, si no puedo verlo, de todas maneras, voy a conocer a Renzi, a hacer un viaje literario. Así que me atreví a preguntarle a Sabina. Pronto recibí su respuesta: “Querida, andá consiguiendo el visado. Ricardo dice que vengas a visitarlo”. No pude contener las lágrimas. Al día siguiente solicité el visado. Gracias a la ayuda de mis amigos, el 20 de julio tomé rumbo a Buenos Aires, hacia Emilio Renzi, hacia Ricardo Piglia.

 

Me encontré con Ricardo. Lo saludé muy emocionada y un poco nerviosa: “Hola, soy Lou Yu. Por fin estoy acá, a su lado. Por fin nos conocemos”. Y me sonrió. Una sonrisa dulce, real, pero, tan real como si fuera un sueño. Me dijo: “Estoy muy feliz de verte”. Me enseñó las fotos de su visita a China en 1973 y me mostró los diarios sobre su viaje al país oriental. Me regaló un ejemplar del segundo tomo de los diarios de Renzi. Fue una gran emoción leer la dedicatoria: “A Lou Yu, que vino desde Beijing a conocer a su remoto amigo Emilio Renzi. Con afecto de Ricardo Piglia”.

 

Durante esos 20 días, fui a visitarlo tres veces. Nunca imaginé que lo pudiera conocer, estar a su lado mostrándole fotos y contándole de mi viaje, de Renzi y de Piglia. Cuando llegó el momento de la despedida, me dijo que nunca le habían gustado las despedidas. Le dije: “A mí tampoco. Por eso, no vengo a despedirme. Vengo a saludarlo como otras veces, solo que en adelante no podré volver con tanta frecuencia. Pero seguiré mi viaje con Renzi y Piglia”. Dijo con una sonrisa: “Me encanta tu entusiasmo. Ya me contarás de tu viaje literario”.

 

Mi viaje desde China hasta Argentina, del mundo ficticio de Renzi a la vida real de Piglia, paso a paso, me ha ido ampliando los conocimientos sobre la narrativa del autor y de la cultura argentina. Al mismo tiempo, a través de mis cuentos chinos, Ricardo logra volver a China para conocer una China contemporánea, actualizando sus memorias sobre mi país. Desde mi solitaria lectura de la obra pigliana, pasando por la mutua comunicación hasta la verdadera conversación cara a cara, Piglia y yo estamos escribiendo nuestra historia, unas memorias compartidas. Es cierto que esto también es un reloj de arena. Las arenas de las palabras se transforman en un puente y convierten una cita literaria en un encuentro de almas. Entonces, mi historia con Piglia apenas está por empezar.

 

Una vista de la escuela secundaria de Ricardo Piglia.

 

7 de enero de 2017, en Beijing

 

“Sólo debemos escribir sobre lo que nos apasiona y me alegra que yo sea el que te produce sentimientos tan generosos”. Esas fueron las palabras que me envió Ricardo después de leer mi historia sobre nuestro encuentro. Esta mañana, cuando me desperté, me sorprendió ver tantos mensajes no leídos. Me gustaría que todo fuera un sueño. Me invaden los recuerdos de mi paso por Argentina, su sonrisa, su pelo crespo, sus ojos brillantes. Todo se vuelve tan claro y tan borroso, incluso irreal, en esta triste mañana de invierno.

 

Regresaré a Argentina con la versión en chino de Respiración artificial. Me gustaría enviarle un fuerte abrazo, desde la lejana y cercana China.

 

Lou Yu con la asistente del escritor argentino. Fotos cortesía de Lou Yu

 

*Lou Yu es doctora en Literatura, profesora de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, secretaria general de la Asociación China de Estudios de la Literatura Española, Portuguesa y Latinoamericana, y cofundadora e investigadora de la Comunidad de Estudios Chinos y Latinoamericanos (CECLA).

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