China en el cine occidental, ¿actor secundario o protagonista?
Por RAFAEL VALDEZ
Póster de la película Fu Manzhou.
Imagine, por un momento, un Batman negro, un Superman asiático y un villano alto, blanco, rubio y de ojos azules. La decisión de quién y cómo será el superhéroe y el villano en cada programa de televisión, película o serie no es casual. Detrás está la ideología y los intereses de sus creadores. Son formas sutiles de influir en el público que penetran silenciosamente en su cerebro y condicionan su forma de ver el mundo.
Las coyunturas políticas y económicas influyen en esta construcción de imaginarios sociales. De ahí que durante la Segunda Guerra Mundial, los creativos estadounidenses hayan gastado mucha tinta en describir villanos japoneses y que durante la Guerra Fría los malos hayan sido soviéticos.
Tal vez uno de los ejemplos más obvios es el de la película Rocky IV, estrenada en 1985, en donde el protagonista interpretado por Sylvester Stallone se enfrenta a Iván Drago, un boxeador de la entonces Unión Soviética, todo esto en el marco de la Guerra Fría. La película muestra cómo la valentía y perseverancia de Rocky vencen al soviético, a pesar de ser más alto, musculoso y contar con un sofisticado equipo de entrenadores y médicos con equipos de última tecnología. Esta película, en la que se invirtieron 28 millones de dólares y que recaudó 300 millones, está considerada una de las cintas propagandísticas más exitosas en la historia estadounidense.
Un ejemplo más antiguo es el del cortometraje de animación Eleventh Hour lanzado en 1942, en plena II Guerra Mundial. Este corto es la duodécima parte de diecisiete cortometrajes basados en el personaje de DC Comics, Superman. En este dibujo animado, lanzado a los cines por Paramount Pictures, Superman sabotea a la Armada japonesa en Yokohama. El mensaje entre líneas es evidente: Estados Unidos, simbolizado por Superman, advierte que tiene la capacidad de llegar hasta Japón.
En el portal especializado Asiared, la periodista Anna Zaera analiza cómo Hollywood ha explotado el estereotipo oriental. “En el cine posterior a la II Guerra Mundial, la idea del peligro amarillo fue una de las más utilizadas en el cine estadounidense. El eterno enemigo japonés reforzaba la amenaza de un ataque de Oriente a Occidente. Años después, ya en la década de 1990, los héroes americanos seguían luchando contra las conspiraciones asiáticas”.
En el libro Las políticas de James Bond: Desde las novelas de Fleming hasta la gran pantalla, el escritor Jeremy Black analiza el rol de China en las películas de Bond. “En Coronel Sun, los villanos son los chinos que buscan arruinar una iniciativa diplomática soviética en el Medio Oriente y culpar a los británicos. Este fue, sin duda, un período de crecientes preocupaciones sobre China porque había realizado la primera prueba de una bomba de hidrógeno en 1967. La expansión de la influencia china en África y Oriente Medio despertaba preocupación en Occidente, además de que la Revolución Cultural ya había comenzado en 1966”.
Otro personaje muy popular vinculado a China fue Fu Manchu, un perverso doctor chino que fue protagonista de varios filmes en los años 50. Fu Manchu odiaba la cultura occidental y era representado como un mandarín clásico, con los ojos rasgados, la cabeza semirapada y una coleta. Posteriormente, en la década de los ochenta y los noventa, los personajes asiáticos y negros fueron utilizados en comedias, pero en roles secundarios para dotar a las cintas de un toque exótico.
Desde el peligro amarillo hasta la caricatura del asiático ingenuo, aislado y simpático, las películas occidentales han seguido popularizando estos clichés que se han ido colando en el imaginario colectivo de los espectadores.
Póster del filme Gravedad.
El rol chino cambia
La forma en cómo China y los chinos son representados en las películas occidentales está cambiando. Los directores occidentales están dejando atrás, poco a poco, tópicos como el de las artes marciales, que les dio tanta fama a Bruce Lee y Jackie Chan, o la imagen de los barrios chinos en ciudades occidentales conocidos como Chinatown, que eran un epicentro de vicio y corrupción. El crecimiento económico de China y su avance tecnológico han influido en el nuevo prisma con el que los directores de cine occidentales retratan a los chinos. Hoy, cuando se habla de China en las películas no solo se presentan imágenes de templos, emperadores, multitudes caminando en calles angostas repletas de bicicletas y motos, o personas acuclilladas comiendo “cosas raras” con palillos.
Actualmente, los chinos también son representados como personas que han alcanzado un enorme desarrollo tecnológico y que están dispuestas a compartir esa ventaja. Eso es lo que se ve en la película Gravedad, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón y estrenada en 2013. Esta película de ciencia ficción fue protagonizada por Sandra Bullock y George Clooney.
En la película, la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) está en su primera misión a bordo de un transbordador espacial. La acompaña el astronauta Matt Kowalski (George Clooney). Durante una caminata espacial, tienen problemas porque los amenaza una nube de desechos espaciales. Para salvarse de quedar varados en el espacio, viajan a la estación más cercana, que es la Tiangong de China. Los astronautas chinos ayudan a los estadounidenses y les permiten usar una de sus cápsulas para regresar a salvo a la Tierra.
Otro ejemplo del nuevo rol de China es la película The Martian, titulada como Misión Rescate en Hispanoamérica. Esta película estadounidense de ciencia ficción, que fue dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Damon, se estrenó el año pasado.
Cuenta la travesía de un grupo de astronautas que explora Marte, pero que se ve obligado a abandonar la misión por una tormenta de polvo. Durante la evacuación, el astronauta Mark Watney (Matt Damon) es golpeado por una antena y se pierde en la tormenta. El resto de la tripulación escapa sin él, pensando que había muerto.
Tras la tomenta, Watney se despierta y sabe que su única posibilidad de salvación es la llegada de una misión de rescate dentro de cuatro años. Cuando los alimentos se agotan y todo parece indicar que va a morir, la Administración Espacial Nacional China ofrece a la NASA la Taiyang Shen, una lanzadera espacial secreta para que ayude en el rescate.
Póster de la película Misión Rescate.
Como vemos, en las películas occidentales de ciencia ficción, los chinos están ganando espacios.
Si se analiza este cambio desde la semiótica, se puede decir que China va dejando atrás los roles secundarios y estereotipados para posicionarse como un país de inteligencia y tecnología avanzada.
“Todo es ideológico”, sostenían los pensadores de la Teoría de la Hegemonía Ideológica, una de las teorías de pensamiento en el ámbito de la Comunicación, y el cine es una eficaz herramienta de soft power.
Según dichos teóricos, generalmente las clases dominantes imponen y difunden su propia ideología a través de los medios de comunicación y las industrias culturales como el cine. “Los medios de comunicación sirven como sistemas de control y dominación. Estos grupos de poder difunden entre los sectores populares las ideas que les conviene a los sectores altos. En la medida en que unas visiones del mundo tengan más espacio de publicación que otras, se volverán ideologías dominantes”.
Que Hollywood le conceda a China un nuevo rol más positivo en sus películas es el reflejo del nuevo equilibrio de poder en la geopolítica mundial y un reconocimiento al crecimiento chino. Pero, al mismo tiempo, refleja quién está en la mira ahora.
Escena de Gravedad.