“Soy descendiente de la ciudad de Nanjing”
LA Asociación de Amistad Japón-China expone, siempre en agosto, fotografías y antiguos objetos en diferentes lugares de Japón, con el fin de revelar las atrocidades en la guerra contra la invasión de Japón a China.
La ciudad de Nagoya fue la sede de la exposición 2014 titulada “Revelar la guerra por la paz”, que se clausuró el 12 de agosto, después de estar tres días abierta al público. Un total de 39 sociedades populares expusieron gran cantidad de datos históricos sobre la guerra. Wu Xianbin, director del Museo de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa, fue invitado.
La avenida Zhongshan, de Nanjing, quedó en ruinas después de un bombardeo de Japón.
Museo de una persona
El museo de Wu se encuentra en las afueras, al sur de Nanjing. A la entrada del museo está esculpido un aforismo del conocido letrista Tian Han: “Un pueblo sin sentido de la crisis es desesperanzado e incurable”.
Según Wu, creador y director del museo, la mayoría del total de 3700 unidades de datos históricos conservados se relacionan con la masacre de Nanjing y las batallas ocurridas alrededor de la ciudad.
Wu fue uno de los primeros empresarios privados de China después de la reforma y apertura. Gestiona una fábrica de materiales de decoración. A partir de 2004, empezó a coleccionar datos históricos sobre la guerra antijaponesa.
“A pesar de la difusión pública, no conocía muy bien esta historia. Por curiosidad inicié la colección de objetos antiguos para comprobar lo que se sabe y creé el museo en 2006”, explicó Wu.
Igual a otras ciudades del país, Nanjing tiene algunos museos y salones conmemorativos de fama nacional. En comparación con estos museos oficiales, el de Wu cuenta con sus propias características. “Deseo aprovechar la memoria del pueblo para recordar la historia. Cada uno que vivió la historia es el objeto de nuestro registro”.
La visita al museo es gratuita. Ha acogido un total de 160.000 visitas en ocho años, desde su apertura.
Además de atender sus asuntos diarios, Wu recibió una decena de sociedades populares de Japón, un mes antes de partir a la exposición. Además, en su museo nunca faltan expertos y estudiosos, quienes vienen de diferentes centros de enseñanza superior e instituciones de investigación del país a consultar datos.
“No soy descendiente de muertos en la Masacre de Nanjing ni tampoco de soldados de la guerra contra Japón. Nuestra familia se trasladó a Nanjing después de la guerra”, dijo Wu Xianbin, “sin embargo, nací en esta tierra y soy descendiente de la ciudad de Nanjing”.
Una foto del Museo muestra una escena del ataque lanzado por el ejército japonés a Shanghai el 13 de agosto de 1937, cuando la ciudad se convirtió en un infierno.
Un museo diferente
Todos los objetos expuestos en el museo provienen del pueblo y cada uno tiene su propia historia.
Hay una tarjeta de presentación algo amarillenta, en cuya parte delantera se leen un nombre y un título: Chen Zhongzhu, comandante en jefe de la guerrilla en columnas de a cuatro en las fronteras de Shandong, Jiangsu y Anhui. El general Chen Zhongzhu fue muy diestro en la guerra de guerrillas contra los invasores japoneses y murió en 1941, tras recibir seis balazos.
“En la parte de atrás había letras dejadas por el general, las únicas que dejó. Al obtener este objeto, empecé a buscar a sus descendientes”, contó Wu. En agosto de 2012, al saber de la tarjeta, la hija de Chen Zhongzhu acudió al museo, desde Australia. Al marcharse, escribió las siguientes palabras: “Papá, veo sus letras y sellos hoy, los que me recuerdan lo que ocurrió en tiempos pasados. Verlos es como si le volviera a ver a usted”.
Los objetos que se exponen en el museo no son para mostrar lo cruel de la guerra, sino la vida y el destino de la gente en esa época: cartas enviadas recíprocamente y efectos comerciales, brazaletes de la tropa dedicada a enterrar a los muertos de la Masacre de Nanjing, más de 300 mapas usados por el ejército japonés y artículos de uso diario de los soldados chinos, etc.
Zhang Chunru, escritora china de nacionalidad estadounidense, filmó muchos datos de imagen durante sus entrevistas a los sobrevivientes de la Masacre de Nanjing en 1995, hechas para la creación de su libro Gran Calamidad de Nanjing. Después de su fallecimiento, sus padres donaron estos datos al museo, lo que muestra su confianza a este museo del pueblo.
Aparte de los nacionales, muchos extranjeros, incluyendo japoneses, estadounidenses y alemanes, visitan el museo de Wu. “Muchas sociedades del pueblo de Japón incluyen la visita a mi museo en el programa de su viaje por China”, explicó Wu. “En estos intercambios, descubro que las organizaciones populares de otros países son muy desarrolladas, pero las chinas aun son comparativamente débiles. En torno al problema histórico entre China y Japón, deben tener su voz las organizaciones del pueblo chino”.
Primer viaje a Japón
La federación de la prefectura de Aichi de la Asociación de Amistad Japón-China hizo una invitación oficial a Wu Xianbin en marzo de 2014, para participar en la exposición anual. Luego de un análisis y una selección concienzuda, tomó la decisión de llevarse 28 fotografías sobre la Masacre de Nanjing, de las cuales 24 fueron expuestas en Japón.
La exposición se realizó en un salón de más de 1000 m² del cuarto piso de la Cofradía Municipal de Nagoya y las 24 fotos de Wu se expusieron en una sala independiente.
“Estas fotos habían sido publicadas en Japón, pero exponerlas aquí puede permitir a los japoneses conocer qué fotos se pueden ver en China”, explicó Wu.
Sin embargo, la exposición no tuvo el efecto esperado. Aunque no faltaban visitantes, la mayoría era gente de edad mediana y avanzada, muy pocos jóvenes. A pesar de eso, Wu expresó su comprensión al patrocinador. Como las fuerzas de la derecha de Japón son muy activas ahora, la mayoría de los japoneses solo tienen ideas confusas sobre esta historia.
“Pregunté una vez a jóvenes japoneses por qué no tienen interés en la historia de la Masacre de Nanjing. Me contestaron que porque existe una controversia entre los Gobiernos de Japón y China. Es un signo peligroso. Esa opinión de los jóvenes japoneses conducirá a que la disputa entre dos países sea cada día mayor, lo que destruirá la base de la amistad sino-japonesa”.
Otro fenómeno curioso es que, aunque varios medios de comunicación de Japón se presentaron en la exposición, solo uno de ellos, Asahi Shinbun, reportó el acto y con un tipo de narración confusa: El director de un museo del pueblo chino vino a Japón a hablar de la guerra sino-japonesa y expresó su deseo por la paz.
Wu lamentó un poco el reportaje, pero dijo que es comprensible. Antes, China no tenía muchos canales de propaganda hacia Japón y ahora, cuando le contamos directamente a su pueblo la Masacre de Nanjing, resultará difícil de aceptar.
Según Wu, la Masacre de Nanjing es un acontecimiento de repercusión mundial. Desde un ángulo neutral, la Masacre de Nanjing tuvo una existencia objetiva, hecho que han comprobado decenas de millones de pruebas que están distribuidas en el mundo.
“Según la comunicación que he mantenido con el círculo de la ciencia histórica, no es un problema para Japón obtener una idea clara sobre este hecho. Pero, como las fuerzas de la derecha toman el derecho de la palabra, han creado una atmósfera dudosa sobre la existencia de la Masacre de Nanjing, lo que conduce a la diferencia en las opiniones de los jóvenes y de las masas de Japón”.
Wu Xianbin quiere tener otras oportunidades de ir a Japón y preparar mejor su viaje, por ejemplo, sostener diálogos con el círculo de la ciencia histórica y con la prensa de Japón.