Visión de China sobre la Primera Guerra Mundial (II parte)
Papel de la mano de obra de China
Luego del estallido de la Primera Guerra Mundial, las diversas fuerzas políticas de China tuvieron un enérgico debate sobre si participar o no. Finalmente, Duan Qirui se impuso y, con el apoyo de Japón, declaró la guerra a Alemania y a Austria, el 14 de agosto de 1917. Japón centraba su atención en los intereses de Alemania en la provincia china de Shandong.
China participó en la Primera Guerra Mundial enviando mano de obra a los países de la Triple Entente. En el periodo de la contienda, por lo menos 150 mil trabajadores chinos fueron enviados a Inglaterra y a Francia para trabajar en servicios vinculados al ámbito militar. La mayoría salió de Shandong. Los ingleses de la época opinaban así al respecto: “es conveniente que la gente laboriosa de Shandong, donde hay mucha población con condiciones climáticas semejantes a las de Europa, trabaje en nuestros países”. A inicios de 1916, el capitán francés desmovilizado Georges Truptil visitó China en calidad de agrónomo y reclutó trabajadores a título personal.
En octubre del mismo año, Thomas J. Bourne, representante de la Oficina de Guerra Británica (British War Office), vino a China. Desde fines de 1916, el Departamento de Trabajo Británico y la compañía WMI de Francia empezaron a reclutar trabajadores chinos del norte del país en grandes cantidades. La actitud del gobierno chino de entonces se resumía en ayudar, de manera oculta, a los países de la Triple Entente.
Los trabajadores chinos se dedicaban a excavar trincheras en el frente, así como a la producción industrial y al transporte. Alrededor de 5000 chinos murieron en el extranjero. Aunque los trabajadores chinos hicieron enormes contribuciones y sacrificios por Inglaterra y Francia, al terminar la guerra no recibieron reconocimiento alguno.
En los registros del Congreso de Inglaterra se reconoce que los trabajadores chinos “asumieron riesgos aún mayores que los trabajadores de otras nacionalidades”; sin embargo, después de la guerra, fueron repatriados casi en su totalidad.
Para China, el significado de la ayuda de los trabajadores chinos en la guerra de Europa está en que despertaron la conciencia de los trabajadores de la población china. El pedagogo Cai Yuanpei, al finalizar la guerra, planteó la consigna: “Trabajo Sagrado”.
Influencia de la Conferencia de Paz de París en la política de China
La Primera Guerra Mundial terminó con el triunfo de los países de la Triple Entente. Luego, con el fin de abordar la postguerra, se realizó, en enero de 1919, la Conferencia de Paz de París, dominada por las “cinco potencias” (Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Italia y Japón).
Antes de la conferencia, el presidente de los Estados Unidos, Woo-drow Wilson, planteó catorce cláusulas como objetivos de la reunión. En algunas cláusulas, se planteaba que el tratamiento de todas las colonias debía considerar los intereses de sus habitantes y que todos los países, grandes o pequeños, debían asegurar la libertad política y la integridad territorial. Eso hizo a la intelectualidad de China depositar una gran esperanza en esa conferencia, teniendo en cuenta “aquellas gratas palabras de justicia, autodeterminación y paz”.
Debido a la presión popular, el gobierno de Duan Qirui no tuvo más remedio que plantear que su propósito en la conferencia era “recuperar todos los intereses de Alemania en Shandong y evitar que fueran tomados por los japoneses”, así como anular los 21 artículos que habían sido reconocidos en 1915 por el gobierno de Yuan Shikai y suprimir el arbitraje consular en China.
Con respecto a las demandas de la delegación de China, el primer ministro Francés, Georges Clemenceau, en representación de las “cinco potencias” respondió que esos problemas no pertenecían al ámbito de la discusión. Solamente, cuando se discutió el tratamiento de las colonias de Alemania de antes de la guerra, la conferencia abordó el problema de la bahía de Jiaozhou.
La parte japonesa pidió tomar posesión de los intereses de Alemania en Shandong. El joven diplomático chino Gu Weijun explicó, de manera exhaustiva, el significado de no separar Shandong de China: “Es absolutamente intolerable que Jiaozhou, puerta norte de China, sea objetivo de disputa entre dos países. En lo cultural, Shandong es el lugar sagrado donde nacieron Confucio y Mencio, es la cuna de la civilización China”. Entonces, China no tenía fuerza para dominar su propio destino. La Conferencia de Paz de París hizo un juicio final totalmente conforme a la voluntad de Japón.
Los hechos sirvieron de lección a los círculos intelectuales de China que habían depositado su confianza en la conferencia. El entonces joven progresista Tao Lügong publicó un artículo en la revista Nueva Juventud diciendo: El buen sueño de muchos idealistas se rompió de golpe, la esperanza de muchos pacifistas desa-pareció como una burbuja. Ahora, estamos en una situación sin salida. Debemos unirnos para resolver los problemas que enfrentamos. ¡Nueva juventud, ¿has olvidado tu responsabilidad?!
Los universitarios de Beijing tomaron la delantera para protestar contra los resultados de la Conferencia de Paz de París, mostrando la indignación de las masas populares con el imperialismo, en especial con el imperialismo japonés. En la tarde del 4 de mayo de 1919, más de 3000 estudiantes de varias universidades de Beijing se manifestaron ante la tribuna de Tian’anmen para “recuperar la soberanía en el plano internacional, castigar a los vendepatria y rechazar la firma del Tratado de paz”. Las acciones de los estudiantes de Beijing fueron un detonante que conmovió a todo el país. Los obreros de muchas ciudades protagonizaron la primera huelga política en la historia de China.
Entonces, los jóvenes comenzaron a reflexionar en torno a ¿con qué ideología salvar a China? Esa pregunta fue promovida por la revista Nueva Juventud. A través del movimiento del 4 de mayo, estudiar y divulgar el marxismo se volvió una corriente indetenible. Fue el inicio de la revolución hacia una nueva democracia. Dos años después, se fundó el Partido Comunista de China, el partido del proletariado de la nación asiática.