Visión de China sobre la Primera Guerra Mundial
En 2014, se cumplen 100 años del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Poco se ha dicho de la vinculación de China con este conflicto. A propósito del tema, presentamos la primera parte de un artículo escrito por el directo de la edición en alemán de China Hoy.
LA Primera Guerra Mundial, iniciada hace 100 años (1914-1918), ha sido la más cruel registrada en la historia de la humanidad. Aunque tuvo lugar en Europa, muchos países de fuera de ese continente se vieron involucrados. Sesenta millones de soldados de los cinco continentes fueron carne de cañón en el sangriento conflicto bélico que duró cuatro años. Cerca de una sexta parte murieron en los campos de batalla y, los heridos y mutilados fueron innumerables.
La Primera Guerra Mundial se libró entre la Triple Alianza, formada por las Potencias Centrales, y la Triple Entente. La Triple Alianza estaba integrada por Alemania y el Imperio Austro-húngaro, y la Triple Entente por Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso. Las naciones que surgieron posteriormente en los territorios que ocupaban estas naciones son, actualmente, miembros de la Unión Europea. Cien años después, rememoran los hechos de diversa forma, desde Croacia hasta Australia y Nueva Zelanda.
Sin duda, China y la Primera Guerra Mundial constituyen un capítulo olvidado en la historia mundial. Sin embargo, esa guerra ejerció una profunda influencia en la historia contemporánea y moderna de China. Durante los cuatro años de la Primera Guerra Mundial, China tenía implantado un “sistema parlamentario y presidencial”, copiado de Occidente. La pobre y débil China de entonces no contaba con una política exterior independiente y su diplomacia fue manipulada. La posición adoptada por el gobierno de Duan Qirui reflejó su incapacidad política.
Desde la postura neutral, declarada a inicios de la contienda, hasta el anuncio de participar en la guerra, sin hacerlo realmente, y el envío de mano de obra en las postrimerías del conflicto, incluyendo el fracaso diplomático en la Conferencia de Paz de París, se evidencia un capítulo humillante de la historia de la China contemporánea.
Por los resultados de la Conferencia de Paz de París, los intelectuales y los chinos de a pie pudieron comprobar los actos entreguistas del gobierno de Duan Qirui y la verdadera esencia de las potencias occidentales. Ese fracaso diplomático, generó el Movimiento del 4 de mayo y promovió el despertar histórico de la nación china.
El fracaso diplomático en la Conferencia de Paz de París, celebrada en enero de 1919, generó el Movimiento del 4 de mayo. CNSPHOTO
Al hacer una introspección en la Primera Guerra Mundial, en principio, hay que captar el motivo y la esencia de esa contienda, que tiene, todavía, un importante significado para distinguir el bien y el mal en la actual situación internacional.
Desde la década del 70 del siglo XIX, el capitalismo mundial empezó a transitar hacia el imperialismo. Las potencias europeas siguieron ese camino. En ese contexto, el sistema de las potencias europeas, que tomaba como núcleo mantener el equilibrio de fuerzas, fue sustituido por el “sistema de potencias mundiales”, cuyo objetivo era la expansión colonialista, al tiempo que, nacionalmente, se promovió la politización del Estado y la euforia bélica.
El motivo básico de la expansión de las potencias europeas fue la necesidad de poder y prestigio del Estado, y obtener, a través de la fuerza militar, el mercado y las materias primas de las naciones de otras regiones, así como transmitirles su religión y la “civilización occidental”.
Inglaterra, que se apoderó de Hong Kong de China, pregonó así su “valor universal”: “Somos la primera raza del mundo. Mientras más lugares poblemos, será más beneficioso para la humanidad... Evidentemente, Dios ha elegido la raza inglesa como su instrumento para establecer un estado social, sobre la base de la justicia, la libertad y la paz”.
Willem II, que impulsó la “política mundial” del Imperio Alemán, al invadir Jiaozhou de Shandong, en 1897, fue más claro: “Si alguien trata de perjudicar nuestros legítimos derechos o de dañarnos, entonces, lo enfrentamos con la fuerza militar”.
Los enfrentamientos que sostenían las potencias europeas en el ámbito internacional influyeron en la política europea. Pese a que sus bases de desarrollo eran algo diferentes, la esencia de su imperialismo era idéntica. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en 1914, las potencias europeas controlaban un 84 % de la superficie terrestre.
El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando de Austria y su señora fueron asesinados en Sarajevo, capital de Bosnia. Que este hecho se convirtiera en el detonante de este conflicto mundial no se debió a que los políticos alemanes juzgaran erróneamente la situación, sino a que la expansión imperialista había generado una situación crítica, que estaba a punto de estallar.
En 1918, cuando terminó la guerra, en su artículo Victoria del plebeyo, Li Dazhao, uno de los primeros divulgadores del marxismo en China, hizo un análisis sobre los motivos de esta “guerra sin precedentes desde la antigüedad”: “Recordemos que el motivo de esta guerra reside totalmente en los conflictos del ‘gran... ismo’. Entonces, se oían cosas tales como ‘gran germanismo’, ‘gran slovanismo’, ‘gran niponismo’, etc.” El motivo de la Primera Guerra Mundial determinó su naturaleza. Tal como dijo Lenin: “La guerra mundial de 1914-1918 fue una guerra imperialista para ambas partes (una guerra tipo invasor, saqueador y atracador), es decir, una guerra desatada para repartir el mundo, para redividir y redistribuir las colonias y las ‘esferas de influencia’ de los capitales financieros”.
Conociendo claramente la esencia de la Primera Guerra Mundial, no es difícil advertir lo desacertado de los comentarios del primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien calumnió a China en el Simposio de la Economía Mundial de Davos, celebrado el 22 de enero de 2014. Abe se refirió a las actuales relaciones entre China y Japón, declarando que “pese a las estrechas relaciones económicas entre los dos países, no lograron evitar los conflictos”. Es una siniestra trampa de su discurso político. La clave está en igualar el despegue pacífico de China con la Alemania que impulsó el militarismo antes de la Primera guerra Mundial. Eclipsó la radical diferencia entre la China actual y la Alemania de hace 100 años, haciendo uso de datos económicos. (Continuará...)