Ensamble Tamayo en Beijing: de lo divino y lo humano
Por ABEL ROSALES GINARTE
Ensamble Tamayo en Beijing. De izquierda a derecha Mykyta, Rodrigo, Carlos y Gregory. Foto de Abel Rosales
Hacer y decir con la música, explorar sentimientos, los de los nuevos tiempos con su esencia universal. Tal es la pasión del Ensamble Tamayo, que se presentó en la Sala de Conciertos del parque Zhong Shan de la Ciudad Prohibida en Beijing, la capital de China el 13 de octubre pasado. “Un viaje imaginario” es el nombre de la gira que han emprendido por la nación asiática entre el 12 y el 25 de octubre para celebrar su quinto aniversario de trayectoria artística.
Durante su primera jornada ofrecieron una clase magistral en el Conservatorio Central de Música. Mykyta Klochhkov, violín, Rodrigo Garibay, clarinete, Gregory Daniels, violonchelo y director artístico y Carlos Salmerón, piano difunden la música de cámara con un repertorio que incluye creaciones de compositores mexicanos e internacionales. Escenarios de Shandong y Hong Kong acogerán el resto de sus presentaciones en China.
Mientras la niebla cae sobre la ciudad crecen las emociones. Acudimos a su última presentación en Beijing y el talento de los cuatro jóvenes nos ha conmovido profundamente. El duelo de piano y clarinete fue una de las maravillas de la noche, un diálogo de talento y consagración mientras las flores celebran en la oscuridad de la cercana Plaza Tiananmen. El violín es la voz de un ángel que canta al alma de la ciudad. A veces quiere volar y se desangra en un mágico latido de cuerdas. Parece que nacen de lo imposible las notas del violonchelo, pero todos coincidimos en que la poderosa maestría de su ejecutor es la responsable. La pieza final es la apoteosis, el reloj del mundo agitando su péndulo. Llueve música que se reparte en armonías y colores entre el público.
“Ha sido maravilloso, hemos podido visitar algunos lugares importantes: la muralla y la Ciudad Prohibida. Tocamos en el Conservatorio Central de Música aquí en Beijing y obvio el primer concierto formal aquí en el teatro de la Ciudad Prohibida”, confiesa Gregory. Por su parte el violinista asegura: “Yo creo que hoy disfrutamos muchísimo del concierto porque la acústica de la sala es increíble. La sala es hermosa y nos la estamos pasando increíble hasta el momento. Se come riquísimo, se disfruta mucho el ambiente, se siente muy buena vibra. Hoy fuimos a comer a un restaurante de ravioles y me pareció una de las comidas más deliciosas que he disfrutado en mi vida”.
El estreno en Asia es sumamente conmovedor para Carlos: “Esta experiencia ha representado algo muy especial para mi. No imaginaba estar tan lejos de mi país tocando música mexicana y la experiencia ha sido realmente sensacional, la gente ha recibido muy calidamente nuestras obras. Me siento muy satisfecho y muy motivado de continuar con esta gira”.
Feliz y sorprendido se confiesa Rodrigo, el clarinetista: “Ese contacto que hemos tenido ahora en el concierto une todavía más nuestros lazos con China. Estamos muy contentos por el resultado de esta noche y esperamos que los conciertos próximos vayan creciendo en cuanto a la emoción que nos ido causando este viaje que apenas está comenzando”.
Proyectos futuros anuncian un posible regreso a China: “En la escuela fue bastante buena la recepción, también tuvimos la oportunidad de hablar con un reconocido profesor de composición. Ojalá que a través de las pláticas sostenidas con él distinguido profesor podamos entrar en un proyecto tanto de música china para nosotros como de música mexicana. O sea hablamos de varios conciertos y ojalá en un futuro podamos estar de regreso ya con un nuevo proyecto de música inspirado de ambos lados del Pacífico”, explica Gregory Daniels, violonchelo y director artístico.
El Ensamble Tamayo convirtió a Beijing en el centro del mundo de la música de cámara por unas horas. Jóvenes y consagrados artistas que dejan el aroma de nuestra América, en la fría ciudad de Beijing. Gracias México.