Los libros son ciudades; y la lectura, un viaje único
ES apasionada, meticulosa e incansable. Brillan sus ojos cuando habla de literatura latinoamericana y de grandes autores de esa región. La doctora en Literatura Hispánica, Lou Yu, cuyo nombre en español es Mónica, siente un intenso amor por la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, donde trabaja. “Mis intereses y gustos han cambiado con el paso del tiempo. Cuando empecé mi aprendizaje del español, el primer autor en lengua española que llamó mi atención fue Federico García Lorca. Estaba fascinada por sus poemas”, confiesa Mónica.
Los estudios de maestría la llevaron hasta la magia singular de los escritores latinoamericanos: “Durante esos años, leí y releí varias obras clásicas de los grandes escritores de América Latina: Pedro Páramo de Juan Rulfo, La ciudad y los perros de Vargas Llosa, El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez, Aura de Carlos Fuentes, los cuentos de Borges, entre otros. Tengo una larga lista de obras preferidas”. Precisamente el Máster Oficial en Letras de la Especialidad de Filología y Literatura Hispánicas se cristalizó en la tesis: Ficción en la cocina y cocina en la ficción: análisis sobre Tita, protagonista en Como agua para chocolate, novela de la autora mexicana, Laura Esquivel.
Graduada de la Facultad de Estudios Occidentales de la Universidad de Lenguas Extranjeras de Luoyang, Mónica trabaja desde abril de 2004 como profesora de la Facultad de Filología Española y Portuguesa de la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing. Es miembro de la Asociación China de Estudios de Literatura Española, Portuguesa y Latinoamericana, y secretaria de la Junta Directiva de dicha asociación desde 2011. “En el año 2005 formé parte del proyecto Estudios de la narrativa hispanoamericana después del ‘boom’, a cargo del catedrático Zheng Shujiu. Mi trabajo estuvo centrado en la narrativa argentina. Desde ese momento, solo me he concentrado en los escritores argentinos”.
La intensa vida profesional de Mónica la ha llevado a la Universidad Autónoma de Madrid, donde estuvo como profesora visitante, y al Colegio de México, como investigadora visitante. Se anima al diálogo con China Hoy.
China Hoy (CH): Hábleme de su tesis relacionada con la novela Como agua para chocolate. El título sugiere una visión muy original de esa obra literaria.
Mónica (M): En ese trabajo analizamos la importancia de la cocina en la vida de Tita y el poder extraordinario que consigue la protagonista mediante la comida. Para ella, en el mundo exterior reina la presión; en cambio, en el mundo interior, es decir, en la cocina, encuentra toda la libertad. Generalmente, la mujer en la cocina es pasiva; sin embargo, a través de la magia culinaria y la escritura de un diario y recetas, Tita pasa de ser una mujer pasiva a una activa, y la cocina, un lugar cerrado y marginado, se convierte en un espacio libre y creador. A través de la historia de Tita, la escritora mexicana Laura Esquivel plasma la imagen de una mujer oprimida, resignada, pero valiente a la vez, e intenta dar valor a todo lo que pasa dentro de la cocina y recuperar a ese lugar como un espacio de conocimiento donde se hace arte y vida.
CH: ¿Cree que el boom literario latinoamericano ha perdido fuerza en China? (A propósito de Estudios de la narrativa hispanoamericana después del “boom”)
M: Creo que el boom literario ha tenido y sigue teniendo mucha fuerza en China. Durante los años 80, estaba muy de moda la literatura latinoamericana en China, gracias a los esfuerzos de los traductores, así como por el trabajo y el impulso de la Editorial del Pueblo de Yunnan (Colección literaria de América Latina, una selección de más de 60 obras literarias de América Latina). Por eso, en China surgió un boom de lectura del boom latinoamericano.
Los escritores del boom, sobre todo García Márquez, Vargas Llosa y Julio Cortázar, han influenciado a los escritores chinos, por ejemplo, a Mo Yan, ganador del Premio Nobel; a Han Shaogong, entre otros. Podemos decir que gran parte de los escritores chinos de aquella generación tienen una deuda impagable con el boom, sobre todo con García Márquez. La literatura china de los 80 y 90 no se habría desarrollado sin el impulso de la literatura latinoamericana. Mo Yan ha dicho: “Al echar la vista atrás, a los años 80 del siglo pasado, es imposible que ningún escritor honesto niegue la influencia extranjera en su propia creación. En 1984 y 1985, el boom literario de América Latina estalló en China marcando profundamente a muchos autores. Pero a finales de los años noventa empezó un gran silencio en la publicación de literatura latinoamericana en China”.
CH: ¿Qué factores influyeron en ese silencio?
M: Eso se debe principalmente a dos factores: la propiedad intelectual y la carencia de traductores. Pues, son pocos los jóvenes que quieren dedicarse a este trabajo mal pagado. Con el Premio Nobel de Vargas Llosa y Mo Yan, y la dolorosa noticia de la muerte de García Márquez, nos ha llegado el segundo boom de la lectura. El interés por la literatura latinoamericana de los lectores chinos es cada día más evidente. A finales de los años 70 del siglo pasado, los escritores latinoamericanos empezaron a preguntarse cómo escribían después del boom, y surgió una nueva generación que es conocida como los escritores del postboom. Algunas obras del postboom ya están traducidas al chino, por ejemplo, El beso de la mujer araña de Manuel Puig, La casa de los espíritus de Isabel Allende, entre otras. Creo que ya llegó el momento de pensar qué leemos, qué traducimos y qué investigamos los chinos después del boom, después de la despedida de García Márquez.
CH: Usted ha participado en una investigación relacionada precisamente con la literatura después del boom. ¿Puede profundizar en ese tema?
M: Hace más de 15 años, el profesor Zheng, gran conocedor de la literatura latinoamericana, empezó a dedicarse a la investigación de la narrativa del postboom y de la contemporánea. Bajo su dirección, nuestro equipo realizó una revisión de la literatura latinoamericana de los últimos 30 años. El fruto de ese proyecto es una monografía titulada Estudios de la narrativa hispanoamericana después del “boom”, financiada por la Fundación Nacional de Ciencias Sociales de China, y publicada por la Editorial de Shangwu en 2013. Espero que la literatura latinoamericana, tanto la traducción como la investigación, pueda tener una vida activa y dinámica en China, y siga siendo un imán para los lectores chinos.
Al despedirnos le pedimos una sugerencia para los jóvenes: “Al principio, leía para aprender, para mejorar mi español. Pero más tarde, descubrí que el acto de la lectura me permite una comunicación profunda con el mundo hispánico, la cultura, la sociedad, la historia, la gente, e incluso los paisajes, las ciudades, las calles, etc. Vale la pena leer porque en estos libros se ocultan países maravillosos que ignoramos, contienen experiencias que no hemos vivido jamás. Los libros son como las ciudades, y la lectura es un viaje único”.