Valeria Luiselli y la China al final del hoyo
Por MICHAEL ZÁRATE
Debe haber tenido 4 años. Valeria Luiselli vivía en Costa Rica y su padre, destacado diplomático mexicano, le sembró una idea en la cabeza: le dijo que China estaba exactamente al otro lado del planeta y que si cavaba en línea recta llegaría hasta allá. “Aquella idea fue una obsesión para mí durante mucho tiempo”, dice Luiselli, quien de niña tenía la costumbre de hacer hoyos en la tierra. Hoy, a sus 32 años, ha podido por fin llegar a China.
Valeria Luiselli pisó Beijing el pasado 24 de marzo, invitada por el Festival de Literatura “Bookworm” (reconocida librería de la capital china), que la considera una “ascendente estrella literaria”. Además, Luiselli participó el 29 de marzo en un coloquio con el profesor y traductor chino Fan Ye en el Instituto Cervantes, en un esfuerzo conjunto entre la Embajada de México en China y el Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aquella noche, en la sede del Cervantes, la gran noticia fue el acuerdo alcanzado con la editorial china Horizon Media para la publicación en chino de sus tres libros: Papeles falsos (2010), Los Ingrávidos (2011) y La historia de mis dientes (2014). Horizon Media es también la editorial que publica en China las obras de renombrados escritores como el chileno Roberto Bolaño, el español Enrique Vila-Matas y el hondureño Augusto Monterroso.
La casa de la infancia
En su primera obra, Papeles falsos, Luiselli escribe que una persona solo tiene dos residencias permanentes: la casa de la infancia y la tumba. A sus 32 años, no tiene mucho sentido hablar de lo segundo, pero la infancia sí que es un tema crucial en el caso de Luiselli, cuyos primeros años los pasó en países tan disímiles como Estados Unidos, Costa Rica, Corea del Sur y Sudáfrica.
Hace poco, Luiselli encontró un cuento que había escrito precisamente durante aquella infancia casi itinerante. Debe haber tenido 8 o 9 años, y era un relato en el que China aparece como la potencia mundial absoluta, “en un mundo donde ya solo se habla chino”. Ello tiene una explicación, pues su padre viajó por China desde muy joven. De hecho, el diplomático Cassio Luiselli Fernández llegó a este país en la década de 1970, como parte de una delegación que estudió el sistema de comunas para después implementarlo en México. “China es una gran pasión en la vida de mi padre, y de niña me hablaba mucho sobre ella. Me hablaba de un gran país, de una gran potencia cultural”, recuerda.
Hace dos años, en una de sus habituales columnas en el diario español El País, Valeria Luiselli escribió que cuando era pequeña (la infancia itinerante otra vez), China “era un gigante semidesconocido donde se manufacturaban productos baratos. Hoy parece acercarse a nuestras vidas con la fuerza silenciosa de las mareas”. Pero, ahora que ha sido ella la que se ha acercado a China, ¿cómo luce ese gigante desconocido?
“El gigante me ha dejado completamente anonadada, fascinada y conmovida. He ido a la Universidad de Beijing y ha sido una de las experiencias más emocionantes que he tenido en mi vida”, menciona Luiselli, quien quedó impactada por el nivel de los estudiantes chinos y las preguntas que le hicieron sobre la Ciudad de México, un tema totalmente distante de sus vidas. Valeria Luiselli se va de Beijing con buen té, una serie de libros sobre la generación más joven de escritores chinos y las imágenes de aquellos hutongs (callejones) por los que tenía mucha curiosidad.
De niña, Luiselli solía subir a los árboles, coleccionar lombrices y hacer hoyos en la tierra pensando en llegar a China. Pero ahora Luiselli está en China, así que le pregunto: “¿Si pudiera hacer un hoyo ahora mismo, hacia dónde iría?”. Y responde: “Hacia otro momento histórico de China para ver las cosas en directo. Me iría hacia la dinastía Qing".