El ‘xueba’ que mejor recita en chino
Además de recitar, Freddy tiene muchos dotes para el canto.
LA elocuencia con la que Freddy Sempértegui, ecuatoriano de 21 años, recitó un tradicional poema chino le permitió conquistar al jurado del Concurso de Ensayo y Recitación organizado por la Biblioteca de Shanghai.
La clave para recitar bien un poema es dejarse sumergir en sus versos y, una vez empapado de sus sentimientos, pronunciarlos como si uno mismo los sintiera.
Para el ecuatoriano Freddy Sempértegui, de 21 años, no fue difícil embeber la esencia del célebre poema “Shui diao ge tou – Min yue ji shi you” (水调歌头·明月几时有), del poeta Su Shi. Freddy, a quien sus amigos y profesores chinos le llaman ‘xueba’ (学霸) porque estudia mandarín con mucha dedicación, recitó dicho poema ante un público chino cuando llevaba casi un año lejos de su familia porque estaba estudiando en Shanghai. Esa empatía le permitió recitar con elocuencia y ganar el Concurso de Ensayo y Recitación organizado por la Biblioteca de Shanghai cuya premiación se realizó a fines del año pasado. El concurso contó también con el apoyo de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, la Administración Municipal de Turismo de Shanghai y la Asociación Popular Municipal de Shanghai para la Amistad con los Países Extranjeros.
En el concurso hubo 256 participantes de diferentes países: 162 en la categoría ensayo, y 94 en recitación. El poema que Freddy recitó ha sido traducido como “Preludio a la melodía del agua” y describe la nostalgia que siente un hombre que está alejado de su familia y amigos durante el Festival del Medio Otoño. Este Festival es una ocasión que los chinos aprovechan para reunirse con su familia y no hacerlo despierta una serie de sentimientos de añoranza y desolación. “La vida tiene alegrías y tristezas, implica uniones y separaciones; la luna a veces es oscura, otras brillante; a veces hay luna llena, a veces cuarto menguante; los episodios del pasado son difíciles”, dice un verso del poema.
Y aunque fue escrito en la dinastía Song (960-1127 d.n.e.), este poema sigue vigente por las características propias de la sociedad china contemporánea en que muchas familias deben separarse porque los hijos se van a vivir a las grandes ciudades en busca de mejores oportunidades.
Justamente para buscar nuevas oportunidades, en 2013 Freddy viajó a China para aprender mandarín. A los 19 años comenzó a estudiar chino porque estaba buscando otro idioma después de haber estudiado inglés. “Quería algo fuera de lo común, lo vi como un reto, como algo difícil y a mí me gustan las cosas difíciles”.
Se inscribió en el Instituto Confucio en Guayaquil, Ecuador, y después de un año y dos meses, tuvo la oportunidad de aplicar a una beca. Para entonces, tenía un nivel básico de chino.
Su plan original era quedarse seis meses, pero un profesor del Confucio le recomendó que se quedara un año. Y así lo hizo. Entró a la Universidad de Tongji, en Shanghai. Estudiaba por la mañana y por las tardes pasaba en la biblioteca estudiando y leyendo chino. Tal era su dedicación que sus amigos chinos y profesores le decían que era un ‘xueba’ porque pasaba estudiando en lugar de ir a pasear o divertirse como el resto de sus compañeros. Esa dedicación rindió frutos y después de un año de estudio, pasó el examen de suficiencia de chino, nivel HSK 5.
Freddy estudió chino durante un año en la Universidad Tongji, en Shanghai.
De estudiante a profesor
En julio de 2014 volvió a Ecuador. La principal razón para volver a su país es que aún le faltaba un año para graduarse en la Universidad. Freddy estudia Gestión Empresarial, por eso puso especial énfasis en memorizar palabras vinculadas al mundo de los negocios.
Gracias a su buen nivel de chino, el director del Instituto Confucio en Ecuador le propuso que sea profesor, a lo que Freddy aceptó sin dudarlo. “Disfruto mucho de mi trabajo porque no siento que es un trabajo, para mí es divertido hablar chino, me gusta”.
En sus clases, Freddy procura enseñar mucho sobre la cultura china y no solo hablar sobre gramática. “Cuando yo le pregunto a mis estudiantes: ¿Por qué estudias chino?”, ellos contestan: “porque China es la segunda potencia económica”, “porque mi papá tiene una empresa y quiere crecer”, “porque mi mamá me obligó”. Muy pocos dicen “porque quiero entender a los chinos”. El beneficio de aprender este idioma es que podremos entenderlos. Por ejemplo, nosotros somos apurados, ellos dicen “man man lai”. Nosotros somos individualistas, ellos trabajan en equipo”.
En sus clases de los sábados que duran cuatro horas, Freddy recurre a muchos recursos auditivos y visuales para mantener la atención de sus estudiantes y evitar el cansancio. Mostrar videos sobre los puntos turísticos de China y canciones como “Yueliang daibiao wo de xin” (La luna representa a mi corazón) son algunos de sus recursos más efectivos.
Aún así, la tarea no es fácil. “El obstáculo más grande de mis estudiantes es la constancia y yo los comprendo. Cuando estudiaba en Ecuador era muy difícil estudiar chino porque no tenía el ambiente ideal para practicarlo”, dice.
A pesar de que Freddy no tiene experiencia previa como profesor y es muy joven, está haciendo muy bien su trabajo. Al punto de que varios profesores chinos del Instituto Confucio en Ecuador van a observar su clase para escuchar los ejemplos que él da y qué referencias utiliza para explicar el significado de un ideograma o cómo se pronuncia, y luego aplicarlo en sus propias clases.
Premiación del Concurso de Ensayo y Recitación organizado por la Biblioteca de Shanghai.
Fotos cortesía del entrevistado
“Pienso que en los niveles básicos de chino, un profesor que habla español puede hacerse entender mejor. A diferencia de un profesor chino, el profesor que habla español puede poner ejemplos de la cotidianidad que resulten muy cercanos para los alumnos. Por ejemplo, cuando mis alumnos me preguntan cómo se pronuncia la letra ‘X’, les digo: ¿cómo hacemos informalmente en Ecuador para llamar a alguien que vemos en la calle, pero está lejos? Dando un chiflido, ¿verdad? Pues así se pronuncia la ‘x’ en mandarín. Como yo también estudié chino puedo decirles a mis alumnos cuáles fueron las claves que me sirvieron a mí para aprenderlo utilizando ejemplos de la realidad ecuatoriana que compartimos. Un profesor chino que viene a enseñar acá, en eso, tiene desventaja”.
Además de enseñar chino, este joven actualmente trabaja en un proyecto para la compañía multinacional Holcim en Ecuador. Dicha firma está construyendo una nueva planta para hacer cemento. 300 obreros chinos, que no hablan español, trabajan en dicho proyecto, así que la empresa contrató a tres traductores que ayudan a los ingenieros ecuatorianos a comunicarse con los chinos. “Refractario”, “válvula”, “andamio” son algunas de las múltiples palabras técnicas que Freddy tuvo que aprender. “La primera semana en ese trabajo fue horrible. No entendía nada. No son palabras que usas en la vida diaria, sino muy especializadas. Tuve que estudiar mucho. En un mes aprendí más de 400 palabras técnicas”, cuenta.
Por ahora, Freddy está satisfecho con lo alcanzado, pero ya tiene marcada la ruta que seguirá y en ese camino, China está presente. “En el futuro no quiero dedicarme a ser profesor de chino ni traductor, sino que quiero tomar decisiones”, dice este ecuatoriano que no solo recita con elocuencia, sino que habla de China con el mismo cariño que habla de su propio país.