Literatura contemporánea de China y de América Latina
SEGÚN Yan Lianke, reconocido escritor de China, la literatura latinoamericana ha influido tanto en la literatura contemporánea de China (1949 marca el comienzo de la contemporaneidad en China) que “ha superado cualquier otra doctrina, escuela o grupo literario a nivel mundial y en todas las etapas de la historia, sacudiendo el campo literario de China como un terremoto o una erupción volcánica”. Sin intención de exagerar, el literato sólo comentó un fenómeno especial de la literatura china ocurrido en la década de los 80 del siglo pasado.
Fervor por la literatura latina en dos ocasiones
A partir del año 1978, con la conclusión de la Gran Revolución Cultural, los círculos literarios e intelectuales de China entraron en una etapa más activa de la historia. En tales circunstancias, la noticia de que García Márquez ganó el Premio Nobel en 1982 despertó el interés de los chinos por la literatura latinoamericana a gran escala, espectacularmente.
No pocos estudiosos creen que la corriente literaria conocida como “la búsqueda de la raíz”, que surgió después del año 1984, representada por escritores como Mo Yan, A Cheng y Han Shaogong, constituyó la fuerza ortodoxa de la literatura contemporánea china. La aparición de esta corriente tiene mucho que ver con García Márquez. Después de ganar el Premio Nobel, se publicaron en China gran cantidad de sus obras, biografías y datos de investigación. Durante un tiempo, casi todos los círculos de letras de China estuvieron leyendo Cien años de soledad y curioseando sobre García Márquez. “Cien años de Soledad sirvió como el manual que guió la transformación de la literatura china del estilo narrativo de la ‘cultura herida’”, concluye Zhu Dake, reconocido comentarista chino.
Al mismo tiempo, muchos otros autores latinoamericanos y sus obras también fueron introducidos en China, tales como La Casa Verde, La ciudad y los perros y La guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa, cuentos de Jorge Luis Borges, novelas y cuentos de Juan Rulfo, poesía de Pablo Neruda, El señor presidente y Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias Rosales, La muerte y la muerte de Quincas Berro Dagua y Gabriela, clavo y canela de Jorge Amado, El reino de este mundo de Alejo Carpentier, etc.
Esta fervorosa oleada de literatura latinoamericana produjo un enorme impacto entre los escritores chinos, además, a partir de entonces, el círculo literario chino empezó a prestar atención y a discutir los temas relacionados con el Premio Nobel de Literatura, la internacionalización, la modernización y la nacionalización de la creación literaria, así como la literatura pura, etc. Los escritores latinoamericanos mostraban su propia visión de la historia y la cultura autóctonas, así como de la relación entre lo folklórico y lo mundial. Sus observaciones y reflexiones sobre las transformaciones sociales y sus creativas expresiones literarias proporcionaron ejemplos y algunas salidas a sus colegas en el otro lado de la Tierra, que vivían un período de cambios sociales.
Mo Yan, ganador del Premio Nobel de Literatura. CFP
Después de entrar en la década de los 90, cuando se enfriaba poco a poco este ardor por la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges iba ganando un creciente interés de los escritores y estudiosos chinos. Las obras completas y escogidas de Borges, sus biografías e, incluso, entrevistas con él fueron traducidas al chino y publicadas en el país. El sabor poético, el misterio y la ilusión del escritor argentino marcaron una separación absoluta de él con la escritura realista. Su creación encerrada en el estudio enseñaba una escapatoria posible a la generación joven de escritores chinos que ansiaba librarse de la influencia ideológica y política. Además, el entusiasmo por Borges también fue sinónimo de la retirada de muchos escritores chinos a sus estudios o a la investigación académica para enfrentar el impacto social ocasionado por la economía de mercado y la vulgarización del entretenimiento masivo. En esa época y con la colaboración del mercado cultural, la lectura de Borges se convirtió en una moda cultural, muy seguida por los intelectuales y académicos.
En el siglo XXI, el conocimiento de la literatura latinoamericana en China se vuelve cada día más profundo y más diversificado. En 2004, a través de Internet, Han Yuhai, profesor de la Universidad de Beijing y otros intelectuales hicieron un llamado a comprender de nuevo la literatura latinoamericana. En junio de 2011, el entonces reciente ganador del Nobel, Mario Vargas Llosa, visitó China y recibió una muy calurosa acogida.
2011 fue un año latinoamericano para el círculo editorial de China. Con la adquisición de los derechos de autor de novelas de Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Vargas Llosa, Ernesto Sabato, Guillermo Martínez, entre otros escritores regionales, la literatura latinoamericana, otra vez, se convirtió en foco de atención del mercado de libros del país. Incluso, se imprimieron en chino las obras de Roberto Bolaño, quien falleció en 2003, incluida su póstuma novela 2666, de más de 800 mil caracteres.
Origen político del entusiasmo literario por América Latina
Según una encuesta parcial, las obras latinoamericanas publicadas en los años 80 resultaron mucho más que el volumen total de publicaciones de este tipo en los 30 años entre 1950 y 1980. Hasta 1989, se publicaron más de 40 novelas y selecciones de cuentos representativos del “Boom” latinoamericano en China. En los periódicos y revistas se editaron más de cien obras creadas por cuentistas latinoamericanos de las décadas 60 y 70, y más de 200 reportajes, comentarios y tesis sobre el “Boom” latinoamericano. La Editorial del Pueblo de Yunnan publicó una serie de libros sobre la literatura latinoamericana, en la que se incluyeron cuentos, poesías y ensayos de escritores como Julio Cortázar, Alejo Carpentier, Vargas Llosa, Carlos Fuentes, García Márquez, Borges, Juan Rulfo, José Donoso, etc.
En octubre de 1979, se fundó la Asociación China del Estudio de la Literatura Española, Portuguesa y Latinoamericana en Nanjing, capital de la provincia de Jiangsu. A comienzos de los 80, en China, tuvieron lugar tres certámenes literarios de gran magnitud que se dedicaron a los estudios sobre García Márguez y el realismo mágico, las obras de Vargas Llosa y el desarrollo de la literatura latinoamericana en el siglo XXI, respectivamente. La literatura posboom también entró en China con la impresión de El beso de la mujer araña del escritor argentino, Manuel Puig, La casa de los espíritus y De amor y de sombra de la autora chilena Isabel Allende, así como Castigo divino del novelista nicaragüense Sergio Ramírez Mercado.
Cabe señalar que la atención a la literatura latinoamericana del círculo literario de China se originó de profundas fuentes políticas. A partir de principios del siglo XX, los escritores chinos abandonaron el estilo clásico de escritura, caracterizado por el lenguaje escrito antiguo y comenzaron a emplear la lengua escrita del chino moderno, muy parecido al lenguaje hablado, una reforma que simboliza la entrada de la literatura china en su periodo moderno. Desde entonces, la literatura extranjera ha influido en la literatura china en todos los aspectos. Sin embargo, debido a la historia de humillación que China sufrió a partir del siglo XIX, respecto a la introducción de las obras literarias extranjeras, China siempre fue consciente de mantener una vista panorámica y completa hacia todo el mundo y prestar especial atención a la lucha de las naciones oprimidas. Por eso, se puede entender la inclinación del círculo literario chino hacia los escritores latinoamericanos.
Se considera que antes de la década de los 80 del siglo pasado, la literatura europea y estadounidense de los siglos XVIII y XIX, y la literatura rusa dejaron una profunda huella en el desarrollo de la literatura china, pero después, son la literatura moderna de Europa y EE. UU. y la de América Latina, sobre todo la segunda, las que han influido intensamente en la creación literaria china. A todo eso, sin duda, han contribuido, en gran medida, los traductores literarios.
19 de abril de 2014. Cien años de soledad en chino en una librería de la ciudad de Yichang, provincia de Hubei. CFP
Natural sentido de intimidad
Librados del dilema entre el modernismo y el nacionalismo, los ensayistas latinoamericanos crearon un nuevo modelo de desarrollo de la literatura regional y enseñaron a sus colegas chinos un camino exitoso por el que la literatura nacional consiguiera el reconocimiento mundial. Su ángulo de observación y su percepción del mundo exterior, así como su manejo de las diversas corrientes artísticas demuestran que lo más nacional representa lo más universal.
El ardor por la literatura latinoamericana de los años 80 ha influido profundamente y con largo alcance en la creación de los escritores chinos. “Difícil de imaginar un círculo literario chino de hoy sin haber leído a García Márquez y a Borges” opinan algunos estudiosos chinos. “El realismo mágico ha cambiado de raíz a nuestra generación de escritores. En 1984, cuando por primera vez leí Cien años de soledad, mi emoción fue igual a la de Márquez cuando, en París, él leyó por primera vez La metamorfosis de Franz Kafka, ¡se puede escribir una novela de tal manera!” recordó Mo Yan, ganador del Nobel de Literatura en 2012.
Además, el concepto del tiempo de Carpentier y el realismo estructural de Vargas Llosa también fascinaron a los escritores chinos. En la serie de cuentos Shangzhou, creada por Jia Ping´ao, reconocido novelista chino, se pueden percibir señales de imitación de Vargas Llosa.
Los rasgos de Borges se concentran en la literatura vanguardista que apareció entre finales de los 80 y comienzos de los 90, conocida también como novelas de nueva exploración, una corriente que ha traído cambios enormes a la creación literaria de China. Un interesante fenómeno es que García Márquez influyó, principalmente, en los escritores nacidos en los años 50, que en su mayoría tuvieron la experiencia de vivir en el campo y se dedican a la creación de novelas. Borges es un ídolo para los escritores de la generación nacida en los años 60, representada por Su Tong, Yu Hua, Ge Fei, Ye Zhaoyan, Sun Ganlu. Muchos de ellos nunca vivieron en el campo, recibieron educación universitaria en la facultad de idioma chino y, principalmente, son cuentistas. Esta generación joven, apasionada por las reformas y los cambios, encontró recursos frescos en las novelas de Borges, tales como el superrealismo, la postura más allá de la ideología social y de la política, la expresión y la reflexión individuales, etc. “Aun, hoy en día, sigo guardando un profundo apego a Borges”, declaró Ge Fei, famoso escritor y profesor de la Universidad Tsinghua.
Después de más de 20 años de mezcla, digestión y absorción, se puede confirmar que la literatura latinoamericana está bien adaptada al entorno literario de China.
En comparación con la literatura rusa, la estadounidense y la europea, con la latinoamericana, los chinos sienten una natural cercanía e intimidad, porque los dos lados pertenecen al grupo de países en vías de desarrollo, y son muy parecidos al poseer una antigua tradición y haber sufrido una larga historia de atropellos. De la misma manera, enfrentan diversas contradicciones que surgen durante el proceso a través del que la sociedad tradicional va transformándose en moderna, en el que se entremezclan el periodo preindustrial, la Era Industrial y la etapa posmoderna y así se generan los sentidos paradójicos, mágicos y realistas. La historia y la cultura nacional, la vida real y las actividades folklóricas proporcionan fuentes inagotables para la creación literaria. Mo Yan es un buen ejemplo de combinar, exitosamente, la experiencia nacional de China con la narrativa mágica.
Para la generación de los 70, que no ocupó posición en el círculo literario chino hasta el siglo nuevo, la literatura latinoamericana ha perdido el predominio como antecedente. Sea Márquez o Borges, les resultan, sólo, algunos de los mejores novelistas extranjeros.