“En 20 años, estudiarán todos a Confucio”
Alan García en la presentación del libro.
EL dos veces presidente del Perú, Dr. Alan García, estudió en profundidad a Confucio y la historia sociopolítica de China. Ese interés en las enseñanzas del “Maestro Kong” y en el desarrollo de China generaron numerosos trabajos, conferencias y artículos que García publicó en distintos países. Esto tiene hoy, como punto culminante, la publicación en idioma chino de su libro Confucianismo y Globalización, que ya existía en español, por la Editorial del Pueblo.
Alan García visita China desde hace más de 30 años. Él pudo entrevistarse con altas autoridades, conoció personalmente a Deng Xiaoping, de quien se declara admirador, tanto como de la filosofía china, de sus costumbres y de muchas de sus estrategias políticas. Siempre le llamó la atención la forma de reflexionar y pensar de las personas de origen chino que conoció desde muy joven, por lo que intuyó que en esta cultura existía una forma diferente de interpretar el mundo y la vida.
García ha manifestado que, durante su gobierno, Perú creció un 8 % promedio anual en cada uno de los 5 años de su mandato y la pobreza, que era del 48 % de la población, bajó al 28 %. Cuando le consultan qué cosa lo inspiró para lograr esto, siempre responde que fueron el pensamiento chino, Confucio y Deng Xiaoping. El mensaje de que este libro fue escrito para que se anuncie que el futuro de occidente va a ser el estudio de Confucio, el pensamiento chino y toda la corriente filosófica y política de China, llevan a este político latinoamericano a ser considerado un referente del tema.
Durante la presentación del libro, el 20 de septiembre de 2014, Alan García concedió a China Hoy una entrevista exclusiva.
/Entrevista exclusiva
China Hoy (CH): En estos tiempos se debate mucho sobre el Confucianismo, el neo-confucianismo y cómo puede llegar a ser un valor universal. ¿Qué piensa usted sobre esto?
Alan García (AG): La gran virtud del Confucianismo es que no es excluyente. Es acumulativo e integrador. Y a lo largo de su historia ha integrado diferentes corrientes filosóficas y políticas. Yo pienso que en este momento, con la gravitación cultural y económica de China, los diversos países del mundo van a verse obligados a coincidir con valores confucianos como la piedad filial, la continuidad de los sistemas políticos, un mayor orden en las finanzas, sin caer en las especulaciones y en las aventuras en las que hemos caído.
Portada de Confucianismo y Globalización.
CH: ¿Cuál es el valor fundamental del Confucianismo? ¿Se ve reflejado en la diplomacia de China?
AG: La afirmación principal de Confucio es la afirmación del naturalismo. Esa armonía impone entre los seres humanos y los Estados reciprocidad y respeto. Significa darle al pasado más importancia que a las aventuras imaginativas del futuro, lo cual no significa caer en la pasividad sino ser más prudentes, sensatos y respetuosos con el mundo. Esto se aplica a la política exterior china que a lo largo de 2500 años nunca ha invadido a otro pueblo. Fue un país más grande políticamente de lo que es ahora en relación al mundo, pero nunca fue imperialista, aquí no hubo Alejandro Magno, ni Napoleón, aquí se respeta a los pueblos. Esta forma de entender la relación entre los pueblos se trasmite con cada producto que compramos, detrás de cada televisor, de cada automóvil, hay una cultura que nos obliga a organizarnos mejor en el trabajo colectivo, a tener mayor estabilidad política para no retroceder productivamente o competitivamente y termina obligándonos a respetar la familia y a los padres, gran enseñanza de Confucio. Estamos convencidos que China vende mucho y produce mucho, pero no nos damos cuenta que también estamos adquiriendo valores confucianos y tendrán que ser explícitamente comprendidos y estudiados.
CH: ¿Cuál es la diferencia entre el Confucianismo y las filosofías occidentales? ¿En qué aspectos pueden complementarse y aprender una de otra?
AG: Hace 2600 años, según Karl Jaspers, se produjo la era axial, un punto a partir del cual se divorcian dos formas de pensamiento. Unos fueron del naturalismo inmediato a la concepción de un dios creador, otros fueron del dios creador hacia el naturalismo que nosotros conocemos en el pensamiento de Lao Zi. Nosotros, los occidentales, buscamos un dios creador, la recuperación de un paraíso, la lucha del hijo contra el padre para superarlo. Aquí hay naturalismo sin dios creador, no hay un paraíso que recuperar, la naturaleza tiene todo para vivir en armonía, y hay que respetar a los padres que son el pasado y que prefiguran al letrado. Un aporte extraordinario en las instituciones del mundo es este concepto de los exámenes imperiales desde hace 2000 años. Hay estudios sobre los tipos de exámenes lo cual infundió la idea de que no hay una heredad de posiciones sino un esfuerzo para ser un caballero, y lo dice Confucio. Y a lo largo de la historia, los que han desempeñado posiciones importantes no fueron herederos, en la mayor parte fue gente que llegó a través de su constancia. Marco Polo dijo que en el Río Amarillo había más mercadería, más comercio y más barcos que en todos los mares y ríos de la cristiandad, eso es conocido.
24 de septiembre de 2014. Presentación del libro Confucianismo y Globalización, de Alan García, en Beijing.
CH: ¿Cree usted entonces que esta es la principal diferencia entre China y Occidente?
AG: Pienso que esta meritocracia más Confucio, que no es monopolista del Estado, que cree en la propiedad familiar de la tierra, permitió esa creatividad familiar enorme de China. Nosotros hemos escogido el camino de Platón, el de los prisioneros de la caverna que solo ven sombras afuera e imaginan el mundo y lo reconstituyen de acuerdo a su imaginación. Un chino está fuera de la caverna, nunca se han planteado que lo que ven son sombras, saben que están viendo directamente la realidad. Su escritura pictográfica, logográfica les ha mostrado durante milenios la realidad, nosotros la disolvemos en sílabas y la reconstruimos arbitrariamente, esa es la arbitrariedad del lenguaje occidental que citan los estudiosos. Pienso que, si en lugar de seguir a Sócrates o Platón, hubiéramos seguido a los cínicos o epicúreos que aceptaban a la naturaleza como era, nosotros estaríamos más cerca del pensamiento chino.
CH: ¿Tan lejos estamos unos de otros?
AG: No. Esta es una división que comienza a cerrarse, porque como los europeos abrieron a China a cañonazos hacia el mundo con la Guerra del Opio, ahora están pagando la factura de ver que China crece hacia ellos, y hoy Europa no tiene competitividad, no tiene productividad, no tiene estabilidad político-social, no tiene familia constituida. Europa comienza a retroceder y sus programas de ajuste comienzan a adquirir valores confucianos. España redujo la pensión que generosamente daban a todos los mayores de 55 años, entonces el hijo tiene que contribuir con sus padres y volvemos a los valores de la cultura confuciana. Todo esto es como un flujo de agua que va y viene, hay un trasvase de otros flujos, vamos hacia una cultura más universal verdaderamente. Hasta ahora solo teníamos la cultura occidental europea, la griego-aria como referencia, y ahora, por primera vez, estamos viendo una cultura ajena a occidente que nos va a impregnar. Dentro de 20 años, estudiarán todos a Confucio.