Por PEDRO LAGO Y LUO YAO

28 de abril de 2014. Ricardo Jordán, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Cepal, interviene en el seminario internacional.
¿Qué podría aprender China de América Latina? Mucho, según lo analizado y debatido por estudiosos, analistas y diplomáticos de ambas partes en sendos eventos celebrados en Beijing, a finales de abril.
Uno de ellos fue el Seminario Internacional, organizado por la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), el Instituto de Estudios de América Latina (ILAS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con el tema “Sistema de Suministro de Vivienda en América Latina: Perspectivas de Académicos Chinos y Latinoamericanos”.
Un subcontinente cuyo 70 % del PIB se genera en las ciudades, con una población urbana que aumentó un 240 % entre 1970 y 2000, considerado la región más urbanizada del planeta, puede servir como referente al país más poblado del mundo, que está a mitad de camino del proceso de urbanización, proceso que ya concluyó en América Latina.

29 de abril de 2014. Enrique García (der.), presidente ejecutivo de CAF, en una de las sesiones de la IV Conferencia CAF-ILAS.
“Hacer que la China urbana funcione bien es vital para el futuro económico y político de China”, definió el chileno Ricardo Jordán, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Cepal, uno de los principales oradores del encuentro.
“China se convenció de que la urbanización iba a posibilitar un estadio superior del país y lo puso por escrito”, afirma Jordán al referirse al Plan de Urbanización de China para los próximos treinta años, publicado hace poco más de un mes. Según ese plan, 40 millones de personas, que viven en zonas rurales en China, serán trasladadas a las ciudades.
Es una meta grande, para la que habrá que considerar lo cualitativo también. “No pensamos en lo cualitativo en los años de la urbanización en América Latina. Eran, básicamente, los déficits habitacionales, de saneamiento, pero, finalmente, teníamos dos sociedades coexistiendo”, reflexiona Jordán. Y en China, donde de vez en vez la vida se describe con cifras, ya existe una brecha en el acceso a los servicios y a las oportunidades.
Es resultado de la fragmentación que genera el proceso de urbanización. Más cuando, como en este caso, se hará de manera deliberada, o sea, no como consecuencia de otro proceso. “Es el mercado interno el que, en los próximos años, va a tirar del desarrollo industrial de China y para eso hay que urbanizar a la población”, sentencia Jordán.
Más urgente de resolver para China es el tema medioambiental. Muchos de los principales núcleos urbanos de la mayor nación de Asia sufren elevados índices de contaminación ambiental. Aunque, en opinión de Roberto Jordán, en América Latina, el tema ambiental llegó tarde a las políticas urbanas, ya hay una lección aprendida que pudiera servir a China.
Se trata de hacer sostenible, en un mismo paquete, la producción, la distribución y el consumo. Lo ambiental tiene que ver con producción limpia, distribución eficiente desde el punto de vista de la movilidad del transporte de carga y pasajeros (bajas emisiones) y el consumo responsable sin llegar al consumismo. Asignaturas, todas, pendientes para China.
Afortunadamente, ILAS-CASS y Cepal están haciendo lo suyo. En el contexto del seminario se presentó el libro Política de Vivienda: Lecciones de la Urbanización Latinoamericana, un amplio informe de Cepal sobre el tema, editado en chino. En noviembre, harán otro seminario en el que esperan concretar un programa de cooperación con la firma de un convenio. Son los primeros pasos para consolidar una relación permanente China-América Latina.

(de der. a izq.) Embajadores de Bolivia, Colombia, Costa Rica y Perú en la IV Conferencia CAF-ILAS. Fotos de Pedro Lago
Zheng Bingwen, director general del ILAS, Enrique García, presidente ejecutivo de CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), Cao Yuanzheng, economista jefe del Banco de China y Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE, entre otros, intervinieron en la sesión del 29 de abril, en el hotel Beijing International.
Enrique García ha asistido a las cuatro conferencias. Sus discursos se han caracterizado por su claridad y precisión. Esta vez dijo que “América Latina ha tenido un avance sustancial. El dinamismo de China y de Asia ha sido muy importante”.
Y al tiempo que se preguntó: ¿cómo podemos hacer que la presencia china sea más amplia, esté en más países?, afirmó: “Lo que hay que buscar es tener una relación más simétrica”. Ideas que siguen una línea de pensamiento muy clara, pero que repiten, casi al calco, lo expuesto en la edición anterior. ¿Estamos en el mismo punto del camino? ¿Qué hay que hacer para avanzar? Eso le preguntamos a Enrique García.
“No veo suficiente aceleramiento de acciones que preparen ese camino que, en realidad no se puede hacer de la noche a la mañana. Para que eso suceda, parte de la responsabilidad está en América Latina que tiene que tener la capacidad de hacer una transformación productiva que le dé competitividad en productos terminados. La segunda cuestión en el lado latinoamericano es que se creen condiciones para que a la inversión directa china le sea atractivo entrar en sectores no solo de recursos naturales, para lo que se necesita que las reglas sean claras y un impulso al proceso de integración”.
Otro tema que se repite es el de la trampa de los ingresos medios. “Es un fenómeno que es común en países en vías de desarrollo. América Latina sigue en la trampa de los ingresos medios. Ninguno de los países puede decir que salió de eso totalmente”.
Enrique García también advierte de una nueva trampa: la de la informalidad. “Uno de los problemas serios de América Latina es que hay un sector informal demasiado grande. Cuando uno mira el desempleo abierto, las cifras son buenas. Pero, cuidado, hay que ver los que están en la informalidad”.
Es este uno de los temas en el que Enrique García considera que China puede aprender de América Latina. Se trata de cuestiones que Latinoamérica ha vivido desde hace ya varias décadas y, por ende, pueden servir como experiencia a la nación asiática.
La cuarta conferencia CAF-ILAS demostró que pervive el espíritu común por intercambiar. Existe una voluntad compartida para fortalecer las relaciones con instituciones como universidades y centros académicos.
Aprovechar las experiencias de América Latina puede ser muy útil para China. Se trata de no repetir errores y convertir estos espacios de intercambio académico en brújula, en aprendizaje que propicie un andar mejor y más seguro en el camino del desarrollo.