“La cooperación con China ha sido decisiva”
EN 1999 pisó, por primera vez, China, cuando en las calles de Beijing todavía circulaban más bicicletas que carros. Hace 5 años, Álvaro García, diplomático de carrera, aceptó el desafío de trabajar como ministro en la Embajada de Ecuador en la capital china. Desde entonces, ha palpado los vertiginosos cambios del país asiático y ha contribuido a la profundización de las relaciones entre ambos países.

Álvaro García, ministro de la embajada de Ecuador en China. Rafael Valdez
China Hoy (CH): ¿Qué imagen tenía de China hace cinco años cuando llegó a trabajar en la Embajada?
Álvaro García (AG): Generalmente, los diplomáticos de carrera, una vez que conocemos el destino de nuestra misión en el exterior, solemos tener información actualizada del país, la misma que confirmaba que la República Popular China era un país en desarrollo de rápido crecimiento con tasas promedios del orden del 10% anual, que además, en lo social, había logrado sacar del límite de la pobreza (personas que sobreviven con menos de un dólar diario) a más de 400 millones de seres humanos.
Además tuve la suerte de participar en el I Curso para diplomáticos latinoamericanos, en junio de 1999, y conocer varias ciudades (Beijing, Shanghai, Xi’an, Xiamen), pudiendo apreciar, personalmente, el progreso de este país gigante que ya advertía una creciente urbanización.
CH: ¿Hubo algún prejuicio que tenía de China que reconoce que haya estado errado en un principio?
AG: No tanto errado, pero sí sorprendido por el acelerado y vertiginoso crecimiento urbano y modernidad, especialmente en la capital y otras grandes ciudades que en 10 años, desde mi última visita, presentaban una transformación ejemplar, ciertamente envidiable. Por ejemplo, en lo social destaco la incorporación creciente de una clase media, con ingresos per cápita por encima de los 4000 dólares anuales, el gran salto tecnológico alcanzado especialmente en el campo de las infraestructuras, transporte, trenes eléctricos de alta velocidad, energía limpia y la incansable capacidad de trabajo de su gente.
CH: ¿Cómo evalúa su paso por esta Embajada? ¿Cuáles son los logros que quisiera subrayar?
AG: Como una grande y valiosa experiencia personal y profesional, diría que única, en la que resalto la oportunidad de haber coadyuvado a fortalecer la relación de cooperación bilateral entre los dos países con resultados concretos y tangibles en varias áreas como, por ejemplo, la culminación de las negociaciones del acuerdo financiero para el megaproyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair suscrito en Beijing por el entonces Ministro de Finanzas, Patricio Rivera, y por el ministro coordinador de Sector Estratégicos, Jorge Glas, en junio de 2010. Además, la promoción de grandes proyectos estratégicos de desarrollo en dos ruedas de negocios impulsadas por el ministro Jorge Glas (hoy vicepresidente de la República) y su equipo, en junio y agosto del mismo 2010, que dio paso a nuevos emprendimientos con China a partir de 2011, especialmente en proyectos de energía hidroeléctrica de gran tamaño. Por otro lado, la visita oficial del canciller Ricardo Patiño y su delegación integrada por cuatro ministros de Estado, en agosto de 2010, fortaleció la cooperación política, cultural, tecnológica y social. Además, cabe resaltar la instalación de un pequeño monumento a nuestro máximo líder Eloy Alfaro en el parque Chaoyang, primer referente histórico de nuestro país en China. De la misma manera, la inauguración de la I Biblioteca del Pensamiento Social Ecuatoriano en el prestigioso Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales de China. Esta hoy cuenta con cerca de 2000 obras. En general, destaco el haber apoyado como el Ministro de esta Embajada en las múltiples acciones y gestiones desarrolladas, principalmente, en los últimos cuatro años para la profundización de las relaciones bilaterales en lo político, económico, tecnológico y cultural, con resultados concretos de mutuo beneficio.
CH: Ecuador busca un cambio de matriz energética, ¿cómo ha contribuido la relación con China a la consecución de ese objetivo?
AG: La cooperación con la República Popular China ha sido muy importante, diría que decisiva: siete de los más grandes proyectos hidroeléctricos y uno eólico se desarrollan con empresas chinas. La inversión estatal en grandes obras hidroeléctricas en construcción, realizada entre el 2010 y el 2011, modificará significativamente la estructura de la matriz energética del país, al pasar del 4 % (de generación hidroeléctrica) con que se contaba en 2006, a cerca del 95 % en 2016. Este incremento en la generación hidroeléctrica permitirá convertir al Ecuador, en el mediano plazo, en un país exportador de energía. Además, se cubrirá la demanda interna de electricidad con energía renovable, limpia, amigable con el medio ambiente y a bajo costo, y, de otro lado, se alcanzará lo que llamamos una soberanía energética con beneficios reales para el pueblo ecuatoriano.
CH: La balanza comercial con China sigue siendo deficitaria para Ecuador, pero las autoridades dicen que se compensa con las inversiones chinas en el país. ¿Usted qué opina al respecto?
AG: En realidad, como usted conoce, muchos países de la región, y diría del mundo, tenemos un déficit comercial no petrolero o minero con China. Es una realidad que no se puede ocultar. En el caso de los países en vías de desarrollo (grandes, medianos y pequeños), se tiene muy clara la necesidad de darle un mayor y significativo valor agregado a nuestros productos de exportación. Proceso en el que estamos esforzándonos todos, tarea que implica un mayor desarrollo industrial y tecnológico, cuyos resultados, por obvias razones, tomarán un tiempo.
Las inversiones chinas, y de cualquier país, siempre contribuyen a este proceso y en el caso del Ecuador se abren expectativas en el desarrollo minero que tiene gran potencial, sin descuidar, desde luego, el interés de darle un valor agregado a nuestras materias primas, así como aumentar el volumen de las exportaciones de nuestros productos tradicionales.
CH: ¿Qué le dejan estos cinco años en China?
AG: Un aprendizaje único, una admiración permanente al pueblo chino, la satisfacción de haber aportado con mi modesta experiencia y el mayor esfuerzo en la consecución de los grandes objetivos nacionales y, por supuesto, algunas canas más en esta carrera en la que he invertido casi 25 años de mi vida.