El pueblo acuático de Jinxi
A media hora en tren, desde Shanghai, se encuentra la ciudad de Kunshan (provincia de Jiangsu). Desde el Terminal Urbano de Kunshan parten autobuses con dirección a Jinxi, aunque los shanghaineses que cuentan con coche propio prefieren llegar allá a través de la autopista Shanghai-Nanjing.
Si bien se encuentra muy cerca de otros pueblos acuáticos de gran fama en el país, como Zhouzhuang y Luzhi, Jinxi presenta características muy diferentes, pues conserva una vida cotidiana serena y natural.
3 de septiembre de 2011. El largo dique Gulian.
En realidad, Jinxi cuenta con mayores recursos hidrográficos que otros pueblos acuáticos. Un inmenso lago domina el ingreso al pueblo. En las horas de mayor flujo, el agua está tan cerca de las personas que estas parecen capaces de agarrar los peces con las manos. Además, hay otros cinco lagos que rodean al pueblo. Esta extensa red hidrográfica hace que Jinxi figure entre los principales poblados acuáticos de la región al sur del río Yangtsé.
En un lugar así obviamente no faltan los puentes. En solo 1 km² se pueden encontrar 36 puentes históricos, lo cual es una proporción mucho mayor que la de Suzhou, la ciudad acuática más famosa de China con sus antiguos jardines y tradicional arquitectura. Los puentes, construidos principalmente durante las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), se han conservado perfectamente pese al paso de los siglos e, incluso, sus inscripciones, decoraciones y motivos tallados siguen siendo finos y claros. Ello ha concitado la atención de arqueólogos y artistas interesados en los puentes antiguos.
3 de septiembre de 2011. El lago Gulian y el largo dique del mismo nombre. Una roca en la orilla del lago tiene la forma de un caballo.
En los ríos se pueden observar puentes de variados estilos, que convierten al antiguo pueblo en un verdadero museo de viejos puentes sin techo. El más famoso es el Puente de los Diez Agujeros, situado en el camino de ingreso al pueblo. Construido durante la dinastía Ming, el antiguo puente se eleva sobre 9 columnas y 10 agujeros y mide 52 metros de largo. Forma parte de la zona paisajística de Gulian, junto con el Estanque Gulian, el Pabellón de la Estrella Intelectual, la Galería en el Largo Dique y el Jardín Taoyuan. Cada diez metros hay un par de tallados en forma de león, que parecen los guardianes de los puentes. Es un lugar ideal para contemplar el lago de noche, bajo la luz de la luna.
Sobre los puentes transitan los peatones y por debajo pasan los barcos, un paseo imprescindible cuando uno visita estos pueblos acuáticos. Jinxi, por supuesto, no es la excepción. Sin embargo, en los días laborales, quienes usan las embarcaciones son en su mayoría los lugareños que salen a pescar, pues a Jinxi aún no acuden muchos turistas debido a la poca fama del pueblo y a que aquellos generalmente concurren los fines de semana. Los sábados y domingos por la tarde aumenta tanto el número de barcos que a veces parece una típica congestión vehicular, aunque de corta duración. Cuando dos barcos se cruzan a menos de un brazo de distancia, los pasajeros se saludan y bromean alegremente.
3 de septiembre de 2011. Turistas y lugareños cenan en un restaurante situado en la gran galería.
Una rica historia
Jinxi cuenta con una historia de más de 2000 años. Durante la dinastía Song del Sur, cuando la capital había sido trasladada a Lin’an (la actual ciudad de Hangzhou), había una concubina de apellido Chen que era la favorita del emperador Xiaozong y que adoraba la hermosa vista del pueblo de Jinxi. Por ello, a su muerte, la concubina fue enterrada en una isla ubicada al centro del lago Wubao, en Jinxi. Más aún, en su memoria, el emperador mandó a construir un templo a orillas del lago y dispuso el cambio del nombre de Jinxi por el de Chenmu (que en chino quiere decir “La tumba de Chen”). Ocho siglos después, en 1993, el lugar recuperó su nombre original. Hoy en día se puede visitar el mausoleo en la isla, donde figuran también las lápidas y la estatua de la concubina. No obstante, la abundante hierba que crece entre las losas del camino refleja lo solitario y deshabitado de la isla. En el lugar solo quedan el atractivo paisaje y la historia de la concubina que se transmite de generación en generación.
4 de septiembre de 2011. En horas de la madrugada, una mujer lava la ropa en el lago.
En las islas de los lagos de Jinxi se pueden encontrar hornos que aún sirven para la fabricación tradicional de ladrillos y tejas. En realidad, esta práctica ha sido una de las principales industrias de Jinxi desde la antigüedad. El famoso dicho de “36 puentes y 72 hornillos” nos habla del periodo próspero que tuvo este oficio.
Gracias a su rico pasado, el viejo pueblo cuenta con muchos museos privados. Casi todos los altos edificios ubicados a ambos lados del camino principal de Jinxi son museos. De todos ellos sobresale el Museo de Antiguos Ladrillos y Tejas de China, que destaca también entre los museos de su tipo a nivel nacional debido a sus preciadas colecciones y su alto valor arqueológico. Se encuentran, además, el Museo de Artículos de Arena Púrpura, la Colección de Antigüedades, la Galería de Tesoros de Monedas Antiguas, el Museo de Bellas Artes, la Galería de Tallados en Raíces de Árboles, el Museo de Piedras Extrañas, entre otros. Sin duda, un aficionado a las colecciones privadas pasará un día extraordinario.
4 de septiembre de 2011. La tumba de la concubina imperial Chen, en Jinxi.
Un pueblo apacible
Quienes no hayan quedado profundamente impresionados de su visita a Jinxi es porque probablemente se hayan perdido de dos momentos maravillosos en el pueblo: la mañana y la noche.
Contemplar los ríos, los lagos, los viejos puentes, los templos y los museos es apreciar solo superficialmente a Jinxi. Uno tiene que indagar más para conocer a fondo el carácter e ímpetu del pueblo.
Al atardecer se encienden, uno tras otro, los faroles en la larga galería de Jinxi. Los aficionados a la ópera local se reúnen generalmente en el Pabellón de la Estrella Intelectual para practicar y divertirse. Sus cantos ligeros pueden escucharse en la mayor parte de Jinxi. Resulta todo un placer disfrutar de una cena en la orilla de las aguas, al compás de esta suave melodía y de la tenue luz de los faroles.
Los mariscos de agua dulce están muy presentes en la gastronomía de Jinxi, sobre todo en los platillos a base de sinocyclocheilus, un pez propio de China, de una especie muy cercana al pez fugu. El segundo es famoso por su exquisitez y fuerte veneno. Cuya preparación requiere tanto la técnica como la alta minuciosidad del cocinero para que el pescado cocido no sea peligroso. Sin embargo, gozar de sinocyclocheilus de Jinxi es un placer que combina la exquisitez y la seguridad. El pescado tiene dos formas de preparación: cocido con salsa de soya o cocido al vapor. Otro platillo típico es el pez con Dofu, también muy agradable. Dentro de la famosa gastronomía de Jinxi también destacan los pescados y camarones al licor, el pernil de cerdo y diversos vegetales acuáticos de temporada.
Después de la cena, los amigos pueden sentarse a charlar, beber té y probar bocadillos locales como la torta de carne o de habas, condimentadas con anís. Bajo la luz de la luna, uno se siente lejos del ritmo frenético de la ciudad. La atmósfera serena nos recarga de energía.
Platillo de camarones al licor. Fotos de Wei Yao
Hace varios años, Wu Xiaobing (con raíces en la provincia de Yunnan) llegó a Jinxi y se enamoró perdidamente del lugar, por lo que decidió establecerse aquí. Abrió una casa de té en las orillas de las aguas, la cual es ahora el único club nocturno de Jinxi, a donde concurren turistas de diversas partes del país, quienes charlan o escriben sus anécdotas en un grueso cuaderno de la casa.
En el pueblo no hay muchos moteles para turistas. Sin embargo, es recomendable alojarse en el motel Edificio Yanyue, desde donde se puede tener una hermosa vista del lago, o también en el motel familiar de Wu Xiaobing, quien le ha dado características muy peculiares.
Tras un dulce sueño, uno debe levantarse muy temprano para disfrutar de la madrugada en el pueblo acuático. Es un momento muy especial en Jinxi. Cubiertas por la ligera niebla, las plantas y la arquitectura del lugar parecen haber absorbido la humedad del aire y tiene un aspecto muy vívido. Presentan diversos colores, pero todos en extraordinaria armonía, lo cual se asemeja a una pintura de impresionante belleza. Basta sentarse en cualquier pequeño restaurante de la calle y ordenar una porción de los tallarines más simples para satisfacer tanto al estómago como a los ojos.
Un día en Jinxi trae a la memoria un verso del alemán Friedrich Hölderlin: “Poéticamente habita el hombre sobre esta tierra”. El ser humano y el medio ambiente conviven armoniosamente. ¿No es acaso la felicidad que sueña todo habitante de las grandes ciudades?