Por LI XIA
Una gran semilla
En 1681, por orden del emperador Kangxi de la dinastía Qing (1644-1911), se construyó el Campo de Caza Mulan, con la finalidad de que la familia imperial mostrara méritos marciales, pacificara reinos tributarios y organizase partidas de caza. La vasta extensión de pinos había servido de campo de caza real desde las dinastías Liao (907-1125) y Jin (1115-1234). A unos 400 km de Beijing, el Campo de Caza todavía alberga frondosos bosques, exuberante pasto y una gran variedad de animales silvestres. Aquí se ubica hoy el Parque Forestal Nacional de Saihanba, en la provincia de Hebei.
Sin embargo, cuando la dinastía Qing cayó, los bosques, pastos y ríos habían sido tan deteriorados que se convirtieron en áridos desiertos. Beijing perdió un escudo natural y las tormentas de arena de la altiplanicie de Mongolia Interior comenzaron a golpear la capital china.
En 1961, el Ministerio de Silvicultura de China envió un grupo de expertos a Saihanba para explorar la posibilidad de reforestarlo artificialmente. Para entonces, la República Popular China solo tenía 12 años de existencia y la economía pasaba por grandes apuros. El Gobierno chino entendió la importancia de los bosques y decidió la creación de un parque que restaurase la vegetación. En febrero de 1962, se estableció el Parque Forestal Nacional de Saihanba, dependiente del Ministerio de Silvicultura, lo cual fue el comienzo de un gran programa de reforestación.
Grandes sacrificios
La primera generación de trabajadores de Saihanba hizo increíbles sacrificios para reparar la falta histórica. En los primeros días del parque forestal, el Ministerio de Silvicultura movilizó a 127 graduados de 24 centros docentes de enseñanza superior y medio superior del país, así como a 242 cuadros y trabajadores locales, para que se dedicaran a su cuidado.
En invierno, la temperatura de Saihanba puede llegar a descender hasta los -40°C y la fuerte nevada podría simplemente aislarlo del mundo exterior. En aquella época, el principal medio de transporte eran los carruajes tirados por caballos o bueyes, y un viaje de 100 km tomaba varios días. Los lugareños moraban en sótanos de adobes o tiendas de campaña, y tenían que permanecer atentos a los lobos aulladores. Al despertar por la mañana, sus cejas y cabellos estaban cubiertos de escarcha.
“Producción por encima de la vida” fue el lema en toda China durante el período inicial de la construcción del socialismo. Saihanba no fue una excepción. A pesar de las duras condiciones naturales y el bajo nivel de vida, aquel principio fue una fuerza motriz para muchas personas.
Para 1982, algunos bosques de la zona habían sido restaurados. Sin embargo, no fue sino hasta estos últimos años que se mejoraron la vida local y las condiciones educativas. “De hecho, incluso la segunda generación se sacrificó mucho”, señala un trabajador del parque forestal.
Los desastres naturales son los peores enemigos de los bosques plantados y acaban con el esfuerzo de años. Muchos trabajadores todavía recuerdan el 28 de octubre de 1977, cuando después de persistentes lluvias y bajas temperaturas, los árboles quedaron cubiertos de un hielo espeso y muchas ramas se rompieron debido al peso. La helada destruyó más de 13.000 hectáreas de bosques. Además, en 1980 se perdieron cerca de 8000 hectáreas de bosques debido a una intensa sequía.
Los incendios forestales son otra amenaza. El parque tiene 9 torres de vigilancia de incendios, de las cuales en 8 trabajan parejas casadas. Estas parejas tienen más posibilidades de soportar un aislamiento extremo en las altas montañas. Estos vigías cumplen inimaginables sacrificios. La sangre, el sudor y las lágrimas de los trabajadores de reforestación finalmente forjaron el “espíritu de Saihanba”, que es motivo de elogios en el país.
La plantación, antes de especie única, hoy se ha convertido en un ecosistema pintoresco compuesto de bosques de pinos, arbustos y flores, con mayor variedad de especies. Fotos cortesía del Parque Forestal Nacional de Saihanba.
Reconciliación con la naturaleza
El líder de la primera generación del Partido Comunista de China (PCCh), Mao Zedong, escribió en un poema: “Con el amargo sacrificio y la gran aspiración, se atreven a cambiar el mundo”. Para transformar Saihanba de un desierto a un oasis, los lugareños tuvieron que hacer grandes sacrificios.
Para 1982, los trabajadores del parque forestal habían plantado 320 millones de árboles que abarcaban 64.000 hectáreas de tierra, con una tasa de supervivencia de más del 90 %.
Liu Jun y su esposa trabajan hoy en una de las torres de vigilancia. Ambos todavía recuerdan los años de su niñez, cuando plantaban árboles. En la década de 1970, los estudiantes de quinto grado y de mayores grados participaron también en una campaña de plantación de árboles, a través de la cual consiguieron ingresos que les permitieron estudiar al siguiente año. Los agricultores locales también pudieron conseguir un ingreso extra.
La aplicación de la ciencia y la tecnología proporcionó una importante garantía para la restauración del medio ambiente en Saihanba. Desde 1962, cuando comenzaron los primeros ensayos, los técnicos del parque forestal no solo han cultivado exitosamente muchas especies resistentes al frío y las tormentas de arena, sino que también han innovado en maquinarias para mejorar la eficiencia y calidad de los trabajos de forestación. En 1964, la tasa de supervivencia del bosque de alerces, de 34,4 hectáreas, llegó a ser de más del 90 %, un impresionante aumento en comparación con el 8 % de 1962.
La naturaleza se porta bien con quienes la tratan bien. De 1962 a finales de 2016, la extensión de bosques aumentó de 16.000 hectáreas a 747.000 hectáreas, mientras que la tasa de cobertura lo hizo del 18 % al 80 %, y el volumen de reservas forestales, de 330.000 m3 a 10,12 millones de m3.
El ecosistema de Saihanba, compuesto de bosques, pastizales y humedales, es el hogar de 261 especies de vertebrados terrestres silvestres, de 32 especies de peces, de 660 especies de insectos, de 179 especies de hongos grandes y de 625 especies de plantas. Entre ellas, 47 animales y 9 plantas se encuentran bajo protección de nivel estatal.
La temporada sin escarcha al año ha aumentado de 52 a 64 días, mientras que el número de días de mucho viento se ha reducido de 83 a 53. En la década de 1950, Beijing tenía un promedio de 56,2 días de tormentas de arena al año. En tiempos recientes, la media anual de días de tormenta de arena en la capital ha disminuido en más del 70 %.
La forestación a gran escala también ha creado muchos puestos de trabajo en la localidad, lo que ha estimulado el desarrollo de sectores relacionados como el turismo rural, la ganadería, la artesanía y el transporte. Estos sectores generan ingresos adicionales de más de 600 millones de yuanes, que han ayudado a la gente a salir de la pobreza. Desde su fundación, el parque forestal ha alcanzado 73 logros en 9 tipos de investigación científica, incluyendo la cría de semillas, la forestación, el manejo forestal, el control de plagas y el desarrollo de productos agrícolas y ocupaciones auxiliares.
El presidente chino, Xi Jinping, hizo hincapié en que “se debe dar una alta prioridad al fomento de la civilización ecológica, construir con esfuerzo una hermosa China y hacer realidad el desarrollo eterno y sostenido de la nación china”. Solo al hacer de la protección del medio ambiente un objetivo en lugar de un medio, se podrá alcanzar una coexistencia pacífica entre el ser humano y la naturaleza.