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2016-December-15 09:57

Beijing, un año de lucha contra el cigarrillo

1 de junio de 2015. El Hospital de Obstetricia y Ginecología de Beijing aplica el control del tabaco en sus zonas interiores y exteriores.

 

Por GONG HAN

 

La prohibición de fumar en sitios públicos, espacios de trabajo bajo techo, transporte público y colas al aire libre fue la restricción más severa que entró en vigor en Beijing el 1 de junio de 2015. Los ciudadanos que incumplan la norma pueden ser multados con hasta 200 yuanes y las empresas, con hasta 10.000.

 

Aunque China confirmó su adhesión al Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2006, aún no ha publicado una normativa de control para fumadores a nivel nacional. Por lo tanto, los resultados de la capital en la lucha contra el dañino hábito atrae la atención de todos.

 

La opción personal influye en la salud pública

 

Según una encuesta encargada por el gobierno municipal de Beijing, la población de fumadores en lugares públicos descendió desde un 11,3 % hasta un 3,8 %. Escuelas, hoteles de categoría, hospitales y estaciones de transporte público han experimentado cambios positivos.

 

La tasa de satisfacción del público ha aumentado desde un 42,26 % hasta un 81,3 %, mientras que el 82 % de los encuestados manifestó su satisfacción con la aplicación de la prohibición de fumar. El 33,5 % de ellos expresó la intención de persuadir a los fumadores para que no fumen en los lugares prohibidos.

 

El control de Beijing marca un gran paso hacia la prohibición de fumar en China. Bernhard Schwartländer, representante de la OMS en el país, dijo durante la celebración por el aniversario del establecimiento de tal medida, que estaba encantado de ver cómo la prohibición de fumar había sido aplicada rigurosamente y de que la mayoría de los fumadores habían cumplido las reglas. Schwartländer destacó que la población en general haya ofrecido un gran apoyo a la regulación, lo que ha permitido a los residentes de la capital disfrutar de aire fresco y resaltó el papel rector de las autoridades de Beijing.

 

Sin embargo, existen rincones fuera de la vista pública. En mayo de este año, el famoso actor Wen Zhang fue criticado por fumar en la sala VIP de un restaurante especializado en olla mongola (hotpot). Presionado por la opinión pública, Wen ofreció disculpas y pagó una multa. El restaurante también fue sancionado con el pago de 5000 yuanes.

 

Los que se oponen a la prohibición consideran que fumar es una opción personal que nada tiene que ver con la opinión pública, pero eso no es cierto.

 

El “Informe de investigación sobre el tabaquismo en los adultos chinos” revela que actualmente existen 316 millones de fumadores en el país, lo que representa un aumento de 15 millones en comparación con los últimos cinco años. 740 millones son fumadores pasivos, y cada año aproximadamente 1,4 millones mueren por enfermedades relacionadas con el humo de tabaco.

 

Hu Dayi, experto en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, es un firme partidario de la prohibición: “Me he dado cuenta de que el número de pacientes está creciendo, y de que los que necesitan la implantación de estents (prótesis que se utiliza para abrir venas tapadas u obstruidas) aumentan. Aunque cada vez más médicos dominan esta técnica, no pueden satisfacer la demanda. Reducir el humo de tabaco es muy importante para limitar eficazmente las enfermedades crónicas, por lo que la plena prohibición de fumar en sitios públicos es la medida más efectiva”.

 

Grandes progresos

 

“Con una historia de más de 400 años en el consumo de tabaco, China tiene hoy más de 300 millones de fumadores, lo que no ha ayudado a promover la idea de que fumar es perjudicial para la salud. Entonces, crear un entorno sano, espacios bajo techo totalmente libres de humo de tabaco, necesita un proceso”, asegura Wu Yiqun, fundadora del Centro de Investigación ThinkTank para el Desarrollo de la Salud, una institución no gubernamental de bienestar público.

 

Actualmente 18 ciudades chinas han establecido reglamentos regionales de control del tabaquismo, pero el de Beijing es el más riguroso y cercano a lo establecido por el CMCT de la OMS. “Ahora si ves a alguien fumando en el restaurante, te atreves a impedírselo. Los camareros y fumadores también lo aceptan con buena actitud, porque tienes el respaldo de un reglamento. ¿Sin esta regulación cómo se iba a producir este cambio?”, dice Wu Yiqun.

 

Datos publicados por el gobierno de Beijing en 2015 demuestran que la tasa de fumadores en la población adulta era del 23,4 %, y que existían 4,19 millones de fumadores en toda la ciudad, o sea, de cada cinco residentes en la capital uno era fumador. Más de 10 millones de personas consumían pasivamente humo de tabaco. El conocimiento de muchos ciudadanos sobre la prohibición de fumar se logró con un cartel destinado a tal efecto en el que aparece una mujer. Ella hace tres gestos que significan “me molesta”, “no” y “deja de fumar por favor”. La selección de los tres gestos se basó en la opinión pública y en una serie de investigaciones.

 

Con la aplicación de tal prohibición, la señal de “no fumar” empezó a aparecer ampliamente en hospitales, escuelas, restaurantes y cibercafés. Según una encuesta especial realizada por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China (CCPE), la aparición de los avisos de “no fumar” en los restaurantes tiene una obvia subida, del 52,6 % al 82,4 %. Es evidente la disminución del consumo de tabaco en los restaurantes, de un 40,3 % a un 14,8 %.

 

Un punto destacado del reglamento es fomentar la participación de toda la sociedad en el control del tabaquismo. Cualquiera puede ejercer los siguientes derechos: persuadir a los fumadores a dejar de fumar, exigir al administrador del lugar que se les impida ello o informar al departamento administrativo a través de la línea telefónica 12320. Además, más de 13.000 voluntarios han participado en el control del tabaquismo.

 

A finales de 2013, el Gobierno chino empezó a exigir a sus dirigentes de diferentes niveles que no fumaran, que no ofrecieran cigarrillos o que no instaran a los demás a fumar en lugares públicos, y que se sometieran a la supervisión pública. En caso de infracción podrían ser acusados, criticados o incluso sancionados.

 

Una China libre de humo

 

Una encuesta encargada por el gobierno de Beijing indica que un año después de aplicada la prohibición, el 46,4 % de los fumadores han manifestado su deseo de dejar de fumar. A su vez, 29 instituciones médicas de la capital, que cuentan con clínicas para ayudar a controlar este dañino hábito, han ofrecido tratamientos de corta duración a 2,92 millones de fumadores.

 

Las prácticas de Beijing sirven como referencia para la puesta en marcha de una legislación nacional. Pero la posible inclusión de zonas para fumadores en el “Reglamento nacional sobre el control del tabaquismo en lugares públicos” no es considerada una buena noticia. Aunque suena bastante razonable, según el CMCT de la OMS, “el humo del tabaco siempre es dañino… ni la ventilación ni el uso de zonas para fumadores pueden evitar el contacto con el humo”.

 

También se ha convertido en foco de disputa si la alerta gráfica debe ser impresa en los paquetes de cigarrillos. Un agudo artículo publicado en el Diario del Pueblo señaló: “(Los obstáculos en el control del tabaquismo) no deben atribuirse a factores culturales y tradicionales, sino al beneficio de la industria del tabaco”.

 

No solo es un problema de China. Las empresas productoras de todo el mundo obstaculizan también los controles en el consumo de cigarrillos. En China dicho sistema es más especial: la Administración Estatal de Venta Exclusiva de Tabaco es, por una parte, una institución gubernamental que se encarga del trabajo legislativo y de supervisar del control del tabaquismo, y por otra, tiene el deber de promover el desarrollo de la industria tabacalera en el país. Por lo tanto, es inevitable establecer un balance entre el control y los beneficios económicos.

 

El control del tabaquismo avanza a pesar de las dificultades para hacer cambios. La versión revisada de la Ley de publicidad prohíbe casi todo tipo de anuncios de tabaco, y se especifica claramente el impedimento de dirigir mensajes de cualquier tipo a los adolescentes. La tasa de impuestos de valores (impuesto ad valorem) para los cigarrillos también ha aumentado desde el 5 % hasta el 11 %.

 

La industria tabacalera es una típica “industria perjudicial para la salud”, desde el ángulo económico, cuya contribución a los impuestos está lejos de compensar los costes sociales por los problemas causados. Los ajustes en la estructura económica del país conducen a una reforma estructural en las ofertas de la industria tabacalera. Cambiar el embalaje de los cigarrillos y elevar el precio ayudarán a reducir el consumo de tabaco y, por lo tanto, su daño a la sociedad. Una China sin humo se avizora.

 

31 de mayo de 2015. Voluntarios para el control del tabaco en el Hospital Pediátrico de Beijing.

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