Tongxu y el cuidado de los “niños dejados atrás”
Niñas pasan sus vacaciones en un “hogar de amor”.
Por LI YA’NAN y YANG QIAN*
I Yi tiene 12 años. Su canción favorita es Songs of Seven Sons, un tema que celebra la repatriación de Macao a China, porque la letra contiene una frase que la conmueve: “¡Me he separado de ti por tanto tiempo, madre!”.
Yi Yi nació en el distrito de Tongxu, provincia de Henan, y vive con sus abuelos y su hermano menor. No ha visto a su madre desde hace cuatro años.
Tongxu es un importante distrito de exportación de mano de obra, y de sus 660.000 habitantes, 160.000 han migrado a otras regiones para trabajar durante largos periodos de tiempo. Como consecuencia, el número de “niños dejados atrás” (niños que crecen sin la compañía de sus padres), como Yi Yi, alcanza los 6800.
En febrero, cuando el Consejo de Estado emitió el “Dictamen sobre el fortalecimiento de la atención y protección a los niños dejados atrás de las zonas rurales”, se establecieron una serie de parámetros para el cuidado y la protección de estos niños en el campo. Pero Tongxu ya había fundado organizaciones, establecido equipos y organizado eventos para atenderlos desde 2011, cuando fue lanzado como un distrito piloto del sistema nacional de servicios a los “niños dejados atrás”.
“Si invertimos millones de yuanes para la construcción de una carretera, ¿por qué no podemos dedicar menos de un millón en la construcción del camino de vida de los niños?”, opina Lu Yun, secretaria del Comité Distrital de Tongxu del Partido Comunista de China.
Los padres “invisibles”
Cuando Yi Yi fue visitada por algunos periodistas en la Escuela Secundaria N.°2 del cantón de Sunying, distrito de Tongxu, a finales de septiembre, llevaba un par de sandalias de verano, a pesar de que ya había comenzado a hacer frío. Al ser una estudiante interna, no había preparado zapatos de otoño, ni tampoco quiso que sus abuelos recorrieran un largo camino para llevárselos. Para Yi Yi era preferible cambiar de zapatos cuando regresara a casa durante el fin de semana.
Yi Yi estuvo un poco cohibida cuando se reunió con los periodistas. No habló mucho y no parecía estar dispuesta a abrirle su corazón a un grupo de extraños. Tan solo se limitó a contestar las preguntas. Sin embargo, cuando los periodistas le preguntaron si echaba de menos a sus padres, en seguida se le salieron las lágrimas. Su padre trabaja en Suzhou y su madre ha estado lejos de casa durante muchos años.
El mayor recuerdo que tiene Yi Yi es cuando recibió un diploma de honor en su escuela y su padre le regaló un billete de cien yuanes plegado en forma de corazón. Sus recuerdos más felices ocurrieron durante la Fiesta de la Primavera, cuando su padre la acompañó en casa y le compró ropa nueva, y lo que más ganas tiene de hacer es visitar el lugar de trabajo de su padre. Desea ganar mucho dinero cuando sea mayor y poder construir una casa grande para que viva toda su familia junta para siempre.
Al igual que Yi Yi, Han Han, de ocho años, pasó cuatro años sin ver a su padre, que falleció en 2012 a causa de un cáncer gástrico. Para pagar las deudas de la familia, su madre tuvo que dejarla a ella y a su hermano, dos años menor, y buscar trabajo en otro lugar. Han Han y su hermano fueron dejados al cuidado de sus abuelos, que ya tienen una edad avanzada.
Han Han y su hermano son estudiantes de escuela primaria. Según su abuelo, Guo Shanming, Han Han es una niña muy dócil. Durante la temporada de intensas faenas agrícolas, siempre se levanta muy temprano para ayudar a su abuela a preparar el desayuno y luego llevar a su hermano a la escuela. A pesar de ser pequeña, es capaz de realizar muchos quehaceres domésticos.
Le brotaron las lágrimas cuando se tocó el tema de sus padres. Dijo que la última vez que vio a su madre fue durante la Fiesta de la Primavera y que no supo el momento en que partió, porque su madre no quería que ella se pusiera triste, y se fue sin despedirse. El juguete que más le gusta es la muñeca Barbie que le regaló su madre. La sacó cuidadosamente de la caja para mostrársela a los periodistas. Mientras estos tomaban fotos, la cabeza de la muñeca se cayó al suelo, pero ella la recogió en seguida y se la puso de vuelta, tomándola en sus brazos.
El vínculo familiar incompleto
Yi Yi y Han Han son retratos de los “niños dejados atrás” en Tongxu, pero representan también la situación de todo el país. En comparación con la escasez de materiales, los problemas psicológicos, de seguridad y de educación causados a raíz de la falta de compañía de los padres son más severos y más sustanciales durante el crecimiento de estos niños.
Long Long, de 15 años, es estudiante de la Escuela Secundaria N.°1 del poblado de Shugang, también en Tongxu. Después de cumplir 5 años, su padre comenzó a trabajar tiempo completo en Xinjiang, lo que significaba que solo podían verse una o dos veces al año. Como muchos de los “niños dejados atrás”, Long Long quedó al cuidado de sus abuelos. Durante el verano pasado, en aras de aportar al mantenimiento de la familia, él y sus amigos viajaron a la capital de Zhengzhou para trabajar en un restaurante por dos meses. Al final ganaron 3000 yuanes.
Long Long dice que el mayor problema de los “niños dejados atrás” es la falta de educación familiar. En casos graves, esto puede ocasionar rebeldía en los pequeños, que puede manifestarse en la no asistencia a clases, confrontaciones familiares o incluso delincuencia. No obstante, Long Long asegura que cada vez que su padre regresa a casa tienen muy buena comunicación. Le enseña principios, pero en ocasiones también se pone de mal humor y busca defectos en él. Sin embargo, su padre es la persona que mejor lo ha tratado desde la niñez. “Nunca me he quejado de mi padre”, dice. “Mi único deseo es que no se vaya a trabajar a un lugar tan lejano”.
De acuerdo con una encuesta realizada por el distrito de Tongxu sobre los “niños dejados atrás” en el campo, tan solo el 30 % de los abuelos que cuidan provisionalmente a los niños cuentan con un nivel educativo superior a la enseñanza media inferior, lo que significa que la educación familiar de estos niños es muy atrasada. En términos generales, durante los cinco días que asisten a la escuela, los niños mantienen un nivel de estudios estable. Pero cuando regresan a casa durante el fin de semana se puede evidenciar un retroceso. La encuesta también arroja que el 56 % de los “niños dejados atrás” tienen calificaciones por debajo del promedio, que el 35 % se encuentran en un nivel medio, y que tan solo el 9 % presentan notas por encima de la media.
La falta, ineficacia e inconveniencia de la educación familiar se traducen en una falta de estímulo cuando el niño tiene progresos y en una falta de corrección oportuna y eficaz cuando se presentan defectos. Esto es causa de la incomprensión y desconfianza de los niños hacia sus padres, quienes incluso generan su resentimiento y rebelión. La encuesta también revela que más del 53 % de los “niños dejados atrás” no están satisfechos con sus padres, y que cerca del 10 % de ellos “no piensan mucho” en ellos.
El “hogar de amor”
Shi Mengdan todavía recuerda el encuentro con sus padres en Beijing aquel verano, cuando se reunieron en un pequeño apartamento alquilado de solo 10 m2 y les preparó una cena.
Shi tiene 14 años y sus padres trabajan en Beijing. En julio de 2014, 15 “niños dejados atrás”, incluida ella, en compañía de los trabajadores de la Federación de Mujeres del distrito de Tongxu, hicieron “un viaje de verano en busca de afecto familiar”. Shi dijo que esa mañana se levantó a las 4, imaginando el momento de la reunión con sus padres. Cuando el tren llegó a la Estación Oeste de Beijing, no pudo contener su emoción. Al ver a su padre esperándola en la salida, corrió hacia él, se abalanzó en sus brazos y lloró de alegría.
El padre de Shi Mengdan, Shi Shuangyan, recuerda que la escena fue muy conmovedora. El distrito organizó visitas a la Plaza de Tian’anmen, al Museo Nacional de China, a la Universidad Tsinghua, entre otros lugares, para los niños y sus padres. El evento no solo sirvió para compensar la falta de afecto hacia los niños, sino que también aumentó sus conocimientos.
La cruda realidad que reveló la investigación llevó al gobierno de T0ngxu a tomar la decisión de atender y cuidar mejor a los “niños dejados atrás”. El “viaje de verano en busca de afecto familiar” es uno de los muchos eventos que se han planeado. El cuidado de los “niños dejados atrás” es un tema social. La ayuda financiera y la atención prestada durante las fiestas y vacaciones son, al fin y al cabo, un trabajo superficial que no logra satisfacer la demanda de afecto familiar. Según Lu Yun, “lo fundamental es establecer un mecanismo a largo plazo”.
En 2012, con el liderazgo del jefe del distrito, Tongxu fundó el Grupo Dirigente del Trabajo de Atención a los Niños Dejados Atrás y estableció un sistema de conferencia conjunta con la participación de 25 entidades. De igual forma, estableció un fondo especial que invierte anualmente 600.000 yuanes para atender a los niños. Además, llevó la delantera en todo el país en cuanto a establecer centros de atención a nivel distrital (con 10 empleados de dedicación exclusiva al trabajo), fundó centros de atención en los cantones y poblados (con 2 empleados de dedicación exclusiva) y creó el “hogar de amor” en las aldeas, comunidades y escuelas (con un administrador de tiempo completo o parcial). “(Hacemos estos esfuerzos) con un solo objetivo: garantizar que haya gente que trabaje por y resuelva los problemas de los niños en los tres niveles (distrito, cantón y aldea)”, explica Yin Chunhua, jefe del distrito de Tongxu.
“Mamá, tengo muy buenas notas este semestre, ¿no me premias?”, dice Yu Shuhan, de 13 años, en una videollamada con sus padres, quienes trabajan en Shanghai. Es lo que hace con frecuencia durante las vacaciones de verano y, en vez de charlar con sus padres desde su casa, lo hace desde un “hogar de amor” ubicado en la Escuela Secundaria Inferior N.°1 del poblado de Changzhi, distrito de Tongxu.
Durante las vacaciones de verano, el “hogar de amor” es el lugar más frecuentado por Yu, no solo porque tiene la posibilidad de hablar con sus padres por video, sino también porque puede hacer amistades con muchas personas que tampoco cuentan con la compañía de sus padres. “Ya no me siento tan sola”, confiesa.
En Tongxu se han establecido 167 “hogares de amor”, con capacidad para cubrir las necesidades de todos los “niños dejados atrás” del distrito.
Mecanismos de participación social
Tongxu tiene las plataformas establecidas, pero ahora lo que necesita son más participantes. Con decenas de trabajadores es difícil prestar servicios a todos los “niños dejados atrás” en el distrito. Es por esto que se creó un mecanismo de participación social que organiza servicios voluntarios y actividades de asistencia.
Entre los 147 estudiantes de la Escuela Primaria Donglushi, del poblado de Changzhi, hay 87 “niños dejados atrás”. El director de la escuela, Chen Haiyong, reveló a los periodistas que el “hogar de amor” de la escuela fue establecido con la financiación de un organismo de bienestar público. Con la comunicación del gobierno distrital, la escuela se vinculó con la Universidad de Geociencias de China, ubicada en Beijing, y, durante las vacaciones de verano de cada año, los voluntarios universitarios asisten para ofrecer sus servicios a los niños. Les enseñan música, bellas artes, taekwondo, entre otras materias, lo que ha tenido muy buena acogida entre los chicos.
Además, Tongxu también ha organizado equipos de servicios voluntarios de mujeres para atender a los niños que no gozan de la compañía de sus padres. Actualmente, 176 funcionarias y más de 3800 voluntarias del distrito han logrado mantener vínculos a largo plazo con los “niños dejados atrás”, garantizando que más de 6800 tengan su propia “madre de amor”.
“La solución fundamental es impulsar la economía para que los padres se interesen en regresar al pueblo”, sostiene Yin Chunhua. Como parte de este desarrollo, desde 2014, a través de ofertas de trabajo y préstamos sin intereses destinados al emprendimiento por más de 98 millones de yuanes, Tongxu ha logrado que 35.000 obreros campesinos regresen al pueblo. La estrategia ha surtido efecto y, ahora, más de 2700 niños ya no son “dejados atrás”.
“El trabajo de cuidar a los niños no es tan rentable como pueden ser los negocios y la captación de capital exterior, ni tampoco genera muchos beneficios económicos”, concluye Lu Yun. “Pero es un proyecto importante para el destino de una generación, y debemos cumplirlo con diligencia y perseverancia”.
*Li Ya’nan y Yang Qian son periodista y pasante de Xinhua Daily Telegraph, respectivamente.
Los niños juegan bajo la supervisión de una maestra en el “hogar de amor” de la aldea de Donglushi, distrito de Tongxu, Henan. Li Bo
Un profesor muestra la composición de una niña en el “hogar de amor” de la aldea de Yuezhai, distrito de Tongxu, Henan. Li Bo