Una vida mejor en Daxi
SHAWUER Manglike, de 68 años de edad, lleva ya 36 años trabajando como secretario de la célula del Partido Comunista de China (PCCh) en la aldea de Daxi. Para sus pobladores, Shawuer, quien tiene estudios secundarios, es uno de los pocos intelectuales de esta aldea ubicada en la parte occidental de la región autónoma uigur de Xinjiang. Para ellos, Shawuer tiene conocimientos y sabe cómo dirigirlos hacia una vida mejor.
Shawuer Mangkeli fue electo secretario de la célula del Partido Comunista de China en Daxi.
Primera aldea de Xinjiang
Shawuer no puede contenerse y menciona con orgullo: “Daxi es la primera aldea de Xinjiang”.
A 50 km al sur del aeropuerto de Korla, en el distrito de Yuli, se encuentra la aldea de Daxi. Aquí se ven carreteras de asfalto, grupos de chalets, parques culturales, bibliotecas, supermercados y autos de diferentes marcas. Los conductores disminuyen la velocidad de sus automóviles para saludarnos. Según Shawuer, casi todas las familias de Daxi han adquirido un coche y, gracias a los caminos pavimentados, es muy fácil recorrer el distrito para los asuntos de negocios. Incluso, hay quienes se trasladan en automóvil hasta los cultivos de algodón.
En idioma uigur, Daxi significa “suelo salino”. Hace más de 30 años, la aldea sufría por la salinización de la tierra, la escasez de obras hidráulicas y la desfasada producción agrícola, así que los aldeanos tenían bajos ingresos, vivían en chozas y dependían de los subsidios del Gobierno.
Con el inicio de la política de reforma y apertura, el Gobierno incentivó a los campesinos a aplicar un sistema de responsabilidad por contrata con remuneración en función del rendimiento; es decir, los campesinos contrataban la tierra y entregaban parte de la cosecha al país, de acuerdo con lo acordado, y se quedaban con el resto. Esto era una novedad en aquel entonces. Shawuer, quien recién había sido elegido secretario de la célula del PCCh, solicitó que esta reforma se ensayara en Daxi. En 1982, Daxi tuvo su primera gran cosecha: la producción de trigo por cada hectárea llegó a los 5250 kilos, el doble de lo que se obtenía antes de la reforma. No solo satisfacían sus necesidades de alimentación, sino que cada aldeano obtenía ingresos por unos 219 yuanes, lo que nunca había ocurrido.
Una vez cubiertas las necesidades de alimentación y vestido, Shawuer animó a los aldeanos a establecer fábricas de harina de trigo y de ladrillo, y a construir invernaderos, mercados agrícolas y granjas, lo que trajo una riqueza colectiva en Daxi. “El Gobierno nos estimula a tener más ingresos y ofrece políticas prioritarias. Quisiera esforzarme, junto con los demás aldeanos, en llenar nuestros bolsillos de dinero”, dice Shawuer. Después de más de 30 años de esfuerzos, la Daxi de hoy es una aldea económicamente acomodada. En 2015, Daxi alcanzó unos ingresos de 4 millones de yuanes, mientras que el ingreso per cápita fue de 27.500 yuanes.
Gunishahan Manglike fundó una empresa de bordados con el apoyo de la célula del Partido Comunista de China en Daxi.
Primero “enriquecer” la mente
“¿Por qué éramos pobres? Porque no teníamos conocimientos”, explica Shawuer, quien recuerda que los aldeanos de Daxi no recibían buena educación ni sabían aplicar la tecnología a la hora de cultivar la tierra. Sin embargo, hallar el origen del problema es también el inicio de la solución.
El distrito de Yuli invitó a maestros y técnicos a impartir clases a los aldeanos. 52 familias establecieron la Asociación de Ciencia y Tecnología Agrícola, lo cual motivó a los miembros del PCCh a ser pioneros en la introducción de nuevas variedades de trigo y a probar nuevas tecnologías en sus propias tierras, a fin de que otros pudieran ver los frutos de la ciencia y la tecnología. Hoy, el número de miembros de la asociación ha aumentado a 256 familias. En 2003, Daxi fue catalogada como la “Aldea Ejemplar Científica y Tecnológica” de Xinjiang.
Con el fin de alentar el estudio, los gastos de la educación primaria de los niños de la aldea corren por cuenta colectiva, y a los que son admitidos en una escuela secundaria o universidad se les premia con 500 y 1000 yuanes, respectivamente. Esta política ha sido aplicada en Daxi durante 24 años, lo que ha permitido crear una buena atmósfera cultural en la aldea, de donde han surgido ya muchas familias dedicadas al estudio. Un ejemplo es Aerman, quien ha abierto una pequeña biblioteca pública en su propia casa. De hecho, en los estantes de la sala de lectura pueden verse todo tipo de libros: de tecnología agrícola, de reglamentos de tráfico, de conocimientos sobre la cría de bebés, de cocina, entre otros. Aerman señala que a los aldeanos les gusta venir a leer en su tiempo libre.
En estos últimos años, un grupo de aldeanos ha sido seleccionado para recibir una capacitación en el exterior y para estudiar en una escuela de radio y televisión. La idea es que luego establezcan bases de producción de algodón y pera, bases de instalaciones agrícolas, bases de ganado, entre otras.
En 2014, con el fin de superar el cuello de botella en el desarrollo de la aldea, la célula del PCCh planteó la estrategia “Daxi Inteligente”, que implicaba introducir avanzada tecnología digital y de Internet, transformar los sectores industriales de la aldea y conducirla hacia un mercado más amplio.
En 2015 se fundó la primera Asociación de Comercio Electrónico de nivel distrital de Xinjiang en Daxi. Más de 40 empresas se han establecido ya en la base de comercio electrónico de Daxi. Para desarrollar la industria cultural y turística de Daxi, Shawuer invitó especialmente al joven empresario y planificador de marca Huang Changhui. Shawuer quiso aprovechar la ayuda de Huang, quien tiene buenos conocimientos mercantiles, para promover a su aldea en el mercado nacional.
“No hay que dejar a nadie atrás”
Abulikmu Musha, de 40 años de edad, lleva ya ocho años en el negocio de venta de ganado. Hace tres años –recuerda él– afrontó serias dificultades debido a una mala decisión. Sin embargo, al enterarse de ello, Shawuer lo buscó y le prestó 50.000 yuanes sin intereses. “Gracias a este dinero salí del apuro y logré ingresos por 200.000 yuanes el año pasado. Le agradezco mucho a Shawuer. Sin un jefe tan bueno como él no tendríamos esta feliz vida”, asegura Musha.
Gunishahan Manglike es hábil en bordar. Desde muy pequeña ya demostraba su capacidad con la aguja. En 2010, al percibir la creciente demanda en el mercado de bordados, se le ocurrió organizar, junto con sus amigas de la aldea, una empresa de bordado. Sin embargo, le faltaba dinero. Después de hacer una investigación, Shawuer y otros miembros del comité administrativo de Daxi decidieron darle un préstamo de 60.000 yuanes para comprar un juego de máquinas de bordar. Hasta el momento, la empresa ha capacitado a más de 130 mujeres y recibe cada mes pedidos por más de 10.000 yuanes.
“No hay que dejar a nadie atrás”, es el principio fijado por Shawuer y la célula del PCCh. Para ellos, Daxi ha establecido un solidario mecanismo de ayuda. Los 18 miembros del PCCh que habían mejorado sus ingresos firmaron un contrato con las familias pobres para ofrecerles guía técnica, fondos, asesoría en administración, conocimientos de cultivo de la tierra y una formación cultural. Gracias a este mecanismo, un total de 32 familias de limitada economía han logrado salir de la pobreza.
La aldea de Daxi no frena sus pasos. Shawuer adelanta que la próxima meta es alcanzar una producción global de más de 100 millones de yuanes, y que los ingresos per cápita lleguen a los 38.000 yuanes en 2020. “El año pasado comenzamos a utilizar gas natural y hemos planteado la cobertura de Internet de toda la aldea para el presente año”. Al hablar del futuro, Shawuer expresa su objetivo: “Lo que queremos es construir una nueva aldea de economía próspera y de etnias unidas y en armonía, y construir una Daxi de fama nacional”.
Casa de un aldeano de Daxi.