Cabrera: “China no es un país, es un continente”
Tanto ajetreo acabó por canalizarlo en una de las profesiones más bonitas del mundo: autor de guías de viaje. Hasta ahora ha publicado unas cuantas, trabajo que compagina con la gestión de una editorial y la escritura de novelas. Sin embargo, cada vez que puede, emprende un nuevo viaje para dar a conocer a sus lectores otro país, aunque ninguno recuerda con tanta devoción como China, cuya guía supuso un esfuerzo hercúleo, casi del mismo tamaño que el país.
David Cabrera (DC): Sí, fue una labor titánica, sin duda, porque China no es un país cualquiera, es un continente, una inmensa nación de naciones. E intentar condensar toda esa grandeza y diversidad en unas pocas páginas es una labor muy complicada por lo que exige capacidad de síntesis pero, sobre todo, es una labor injusta por todo lo que se queda sin contar, sin describir. Por suerte, la guía “Un corto viaje a China”, de las guías de Anaya, tiene un formato muy claro y que el propio título explica, no es un viaje en profundidad sino uno breve pero muy intenso.
China Hoy (CH): La guía de China fue la primera de una larga serie a la que no se le adivina un final, ¿cómo surgió la idea de escribirla?
DC: La escribí después de regresar a España tras cinco años viviendo en Beijing. Volví a la editorial donde había trabajado al salir de la universidad como editor y corrector y me ofrecieron este proyecto. Después vinieron otras guías como las de Myanmar, Sicilia, Cerdeña, Grecia… y otras de distintas comunidades españolas.
CH: ¿Cómo recuerda su experiencia de vivir tanto tiempo en China?
DC: Una de las experiencias más bonitas de mi vida. Probablemente, algunos de los años más felices que he vivido. En Beijing nacieron mis dos hijos mayores: Olivia Li y Olmo Tao. Y recuerdo ese país con muchísima ternura y nostalgia. La ciudad me acogió cariñosamente durante cinco años y la verdad es que cuando regresé a España no tenía muchas ganas de hacerlo, quería seguir viviendo en China, pero pensé en mis hijos y en sus abuelos, y por ellos decidí regresar a mi país. Si hubiese estado solo probablemente nunca me hubiese ido. Hice grandes amigos y, sobre todo, fui muy feliz allí, y por eso le guardo un inmenso cariño a China.
CH: Si un viajero que nunca ha estado en China le preguntase, como autor de una guía del gigante asiático, cómo organizar su viaje, ¿qué le diría?
DC: Sinceramente, que no se organizase. Que se pierda. Que se pierda sin miedo, porque China es uno de los países más seguros del planeta. Pero si el viaje es corto y carece de tiempo para semejante lujo, le recomendaría que viajase en tren y que visitase no solo grandes ciudades como Beijing o Shanghai, o íconos turísticos del país como La Gran Muralla o los guerreros de terracota, sino también pequeñas poblaciones y zonas remotas del interior.
CH: Enumere actividades imprescindibles que un turista tendría que hacer si realizase un viaje corto a China.
DC: Yo creo que lo imprescindible de todo viaje a China, ante todo, es comer. Comer en todos los restaurantes que se pueda, en puestos callejeros o en lujosos establecimientos, pero comer todo el rato y a todas horas. Personalmente, creo que la cocina china es la más completa del mundo. También recomendaría viajar en tren, una de las experiencias más gratificantes por el contacto directo con la gente y por los espectaculares y cambiantes paisajes del país. Y, por supuesto, una visita a los dos grandes hitos de todo viaje a China: la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida. Recuerdo que yo pasaba todos los días en bicicleta por delante del retrato del Gran Timonel, a las puertas de la Ciudad Prohibida, de camino al trabajo. Y para cerrar el viaje una visita a Shanghai o a Hong Kong.
CH: Actualmente, ¿cómo ve usted a China desde España?
DC: Últimamente, creo que la visión que se tiene de China en España es la de un gigante económico a tener muy en cuenta; es la nueva China que se empieza a percibir cada vez con más claridad, la de una superpotencia económica.
CH: ¿Cómo se prepara usted para abordar una guía de viajes, y cómo se preparó para la de China en particular?
DC: Suelo leer bastante sobre historia y arte, y también libros de viajes, novelas y poesía de autores locales. También tengo un pequeño ritual antes de cada viaje: cuelgo un mapa del país en mi despacho y lo voy llenando de chinchetas y anotaciones. Para la guía de China recuperé lo vivido y aprendido allí durante mis cinco años, pero también me documenté en profundidad, leí filosofía y poesía china, también historia, y aprendí al hacerlo muchísimas cosas que se me habían pasado por alto al vivir en Beijing.
CH: Usted, además de autor de guías de viaje, también ha escrito una novela.
DC: Así es, el libro se llama “Darío sin dios” y buena parte de la historia está ambientada en Beijing. Recuerdo con mucho cariño la presentación del libro en el Hotel de la Amistad (youyi binguan, en chino). Esa novela me llevó tal vez más trabajo acabarla que la guía de China.
CH: Usted, que también es editor, ¿podría explicar cómo es recibida en el mercado hispanohablante la literatura china?
DC: Creo que existe un gran desconocimiento de la literatura china en el mundo hispanohablante. La editorial donde trabajo, Ediciones La Palma, un pequeño sello especializado en poesía, está estudiando la posibilidad de lanzar una colección de libros en edición bilingüe de poesía contemporánea china, un proyecto que me haría mucha ilusión, pese a su resultado incierto y a que requiere de muchas horas de trabajo.
CH: ¿Tiene pensado regresar alguna vez a China?
DC: Por supuesto. Tengo que llevar a mis hijos, que ya tienen 10 y 8 años, de regreso al lugar donde nacieron y visitar a muchos de mis amigos que todavía viven en Beijing y que hace muchísimo tiempo que no veo. Me encantaría poder volver a China y ver cómo ha cambiado el país en estos años. Hace ocho años ya de mi partida.