Ansiedad educativa parental en China y Occidente

Por JACQUES FOURRIER*

Una apacible mañana de sábado, a mediados de abril, supuso el tercer día de encuentros entre padres, educadores y profesionales que se habían reunido en un hotel internacional en el distrito de Chaoyang, en Beijing, para escuchar los consejos del Dr. Ben Furman y para practicar, bajo su dirección, sus nuevas habilidades educativas recientemente adquiridas.

Las clases destinadas a padres para la educación de sus hijos han adquirido gran popularidad en China durante la última década con la emergencia de una clase media urbana muy comprometida con sus responsabilidades y la dedicación a sus hijos.

Hay ahora en China una plétora de educadores y consejeros que ponen a disposición de millones de parejas una especie de caja de herramientas y un manual de instrucciones. Li Hongyuan, cofundadora hace seis años de una organización de formación, es una de ellas. Tras comprobar la confusión y angustia tanto de padres como hijos, vio una oportunidad de contribuir a su bienestar invitando al Dr. Furman a China.

Los talleres del finlandés Ben Furman son muy bien acogidos en China.

 

Los beneficios de una buena educación

Furman es un doctor y psiquiatra finlandés, además de un psicoterapeuta especializado en terapia familiar. Cuando comenzó su carrera, su campo estaba dominado por las teorías psicoanalíticas. “Los niños con problemas veían a un psicoanalista dos veces por semana, a veces durante años”, dijo Furman. “Consecuentemente, me interesé por las soluciones centradas en la psicología porque sabía que podía ser aplicada a todo tipo de problemas”

En 1986, Furman fundó el Instituto de Terapia Rápida de Helsinki. Desde entonces ha difundido internacionalmente la terapia centrada en soluciones, y sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas. Ideó el programa de formación práctica “Kids’ Skills for Parents and Other Careers”, dirigido a promocionar su método.

La Sra. Meng, una profesional de casi cuarenta años, estaba en el seminario de Furman y comprendió que los padres chinos necesitan mejorar sus habilidades educativas. “Muchos padres imponen sus deseos a sus hijos. No se dan cuenta de que un niño necesita madurar para que esas exigencias tengan sentido para él”.

El programa de Furman se ha hecho muy popular en China y sus seminarios siempre están llenos. Él dice que su misión es ayudar a padres, educadores y niños a través de técnicas simples, directas, prácticas y creativas, y así hacer más agradable la paternidad.

La popularidad del programa de Furman recuerda el drástico cambio en la forma de criar a los niños que ha tenido lugar en China en la última década. Alejados del paradigma autoritarismo/permisividad, los investigadores han formulado el concepto de crianza con autoridad, una combinación de respeto mutuo, confianza y cercanía emocional.

El libro de Yin Jianli Una buena madre es mejor que un buen profesor ilustra la llamada de atención que China experimentó tras su publicación en 2009. Yin propone una verdadera interacción entre iguales: los padres y sus hijos. Su libro causó una sensación en China cuyos efectos todavía se notan hoy. El Gobierno chino también animó a las organizaciones de mujeres y niños a proporcionar consejos generales sobre paternidad, reconociendo así la conexión entre una buena educación y una sociedad armoniosa.

¡Padres del mundo, uníos!

Furman no ve diferencias específicas entre los niños y adolescentes de todo el mundo. “Las familias tienen preocupaciones parecidas”, dijo. Una presión creciente y el fracaso comunicativo pueden generar depresión y tendencias suicidas. Este es un asunto de debate no solo en China, sino también en los países occidentales.

La psiquiatra y psicoanalista francesa Dra. Monique Lauret señaló en una ocasión: “El modelo educacional occidental está afrontando una grave crisis de valores. El modelo ha sido calificado de permisivo, y existe una conexión entre la crisis de valores y la emergencia del individualismo”.

Li Hongyuan ha experimentado de primera mano esa ansiedad por la educación parental. Su hija creció en Finlandia, un país donde la crianza de los niños difiere mucho de las prácticas comunes en China. “Tuvimos conflictos interminables y ella acabó resentida conmigo y con mi marido. Hubo un momento en que la niña estaba verdaderamente deprimida y nosotros terriblemente preocupados por ella”, recordó. “Los crecientes sufrimientos son inevitables y los padres no están preparados. Por eso organizamos los seminarios sobre paternidad”.

La Sra. Zhang, inversora en un centro de educación de infancia temprana, estaba en el seminario de Furman. Reconoce que los padres están librando una ardua batalla. “Necesitamos trasladar las técnicas educacionales que hemos aprendido en estos seminarios a los padres y educadores”, explicó.

Pierre, un francés que vive en Beijing, casado con una china y con un hijo de seis años, cree que la educación de los hijos trasciende las barreras naturales o culturales. “Algunos padres tienen trucos para comunicarse eficaz y tranquilamente con sus hijos. Se puede aprender mucho de ellos”, dijo.

El Dr. Ben Furman orienta a unos padres chinos.

 

Madre tigre, madre oveja

Jessica es la típica niña china de nueve años con un frenético horario de clases extraescolares, todas las tardes y fines de semana. Lleva tiempo aprendiendo a tocar el violín y practicar en casa se ha convertido en una tarea rutinaria. “Mi hija a menudo se rinde ante las dificultades. Además, le molesta que la agobien constantemente”, dijo la madre de Jessica, la Sra. Chen, lo cual recuerda a la rutina de muchas familias chinas.

Durante esta sesión de “Kid’s Skills”, Furman hizo una demostración con Jessica y su madre que empezó con el establecimiento inmediato de un entendimiento con la niña. “Tenemos que aprender a elogiar a los niños porque son un elemento fundamental para la felicidad de la familia”, insistió Furman durante la reunión. “Este es el primer paso para influir en el comportamiento de una manera constructiva”.

En su programa, Furman enseña a padre e hijos a superar barreras emocionales y de comportamiento aprendiendo habilidades cruciales con el apoyo de su entorno inmediato. “No se tratan los problemas como tales, sino como habilidades que nos faltan y que hay que adquirir”, dijo Furman. “La cooperación y el fortalecimiento son las claves del éxito”.

Furman escuchó pacientemente a la Sra. Chen. “Estoy cansada de presionarla cada tarde para que practique con el violín”, dijo a Furman mientras este mantenía el contacto visual con su hija.

“No puedo soportar la constante presión de mi madre”, interrumpió una exasperada Jessica. Furman le preguntó cómo se sentiría si pudiese aprender una habilidad específica para deshacerse de este problema. La cara de Jessica se iluminó. Furman había captado su atención.

“Es más fácil influir en la gente diciéndoles respetuosa y amablemente lo que te gustaría ver mañana que criticándoles por lo que hicieron ayer”, explicó Furman después. “Por supuesto, te puedes quejar, puedes criticar, pero el resultado no es satisfactorio”.

Jessica y su madre encontraron finalmente el modo de salir del punto muerto: haciendo dibujos. “¿Cómo te sentirías si tu madre dibujase un violín para recordarte tu ensayo diario? ¿O una olla hirviendo cuando es la hora de cenar?”, preguntó Furman. Jessica se sintió inmediatamente más relajada y se rió cuando Furman dibujó un violín, burlándose de su pobre talento para el dibujo. “He aprendido a desarrollar habilidades para solucionar problemas con las que mi hija está de acuerdo”, dijo una aliviada Chen.

Furman está convencido de que es posible resolver la mayoría de los problemas con un mínimo de ayuda profesional. “La medicación y la terapia a largo plazo es el último recurso. Nosotros siempre tratamos de hablar con el niño, con la familia, y encontrar soluciones juntos”, dijo. La cooperación y el fortalecimiento son los principales dogmas de la psicología parental para la educación de Furman, además de su regalo para China.

*Jacques Fourrier es un periodista y comentarista francés afincado en Beijing.