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2017-December-19 15:27

La visita de Trump a China

Por WU HONGYING*

9 de noviembre de 2017. El presidente chino, Xi Jinping, y su esposa Peng Liyuan celebran un banquete en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing, en honor del presidente estadounidense, Donald Trump, y su esposa Melania.
 

Del 8 al 10 de noviembre, el presidente estadounidense, Donald Trump, realizó una visita de Estado a China, la primera desde que asumió el cargo y también la primera en su vida. Trump fue asimismo el primer jefe de Estado en visitar China después del XIX Congreso Nacional del PCCh.

Se trató de la tercera reunión entre los presidentes Xi Jinping y Donald Trump. La visita del mandatario estadounidense ayudará a mantener la estabilidad de los lazos bilaterales, a impulsar la recuperación de la economía mundial, a promover la paz y el desarrollo estable del mundo, y a fomentar la interacción beneficiosa entre China, Estados Unidos y Latinoamérica.

Una “visita de Estado plus”

China valoró mucho esta visita. Antes de que Trump arribara al país, políticos, académicos, empresarios y periodistas chinos estuvieron al tanto de las informaciones sobre él y su familia, sus políticas hacia China y la relación bilateral.

China lo atendió con todos los honores bajo el estándar de “visita de Estado plus”. En primer lugar, fue recibido en el aeropuerto por Yang Jiechi, miembro recién electo del Buró Político del Comité Central del PCCh y consejero de Estado encargado de los asuntos exteriores. Este trato especial no había sido visto en los últimos años. Después se celebró una gran ceremonia de bienvenida en la Plaza de Tian’anmen, se dispararon 21 salvas y se ofreció un magnífico banquete. Más aún, el presidente Xi Jinping y su esposa Peng Liyuan ofrecieron una cálida bienvenida al presidente Trump y a su esposa Melania en el Museo del Palacio Imperial (llamado también la Ciudad Prohibida). Los invitaron a beber el té vespertino en el edificio Baoyun, conocido como el salón que contiene preciadas reliquias, y a visitar los tres salones principales de la Ciudad Prohibida. Ambas parejas presenciaron la restauración de algunas reliquias históricas, asistieron a una exposición de antigüedades y observaron un espectáculo de la Ópera de Beijing.

9 de noviembre de 2017. Los presidentes Xi Jinping y Donald Trump asisten al Foro Empresarial China-EE. UU. en el Gran Palacio del Pueblo.

Recibir a un jefe de Estado extranjero en el Museo del Palacio Imperial fue un trato sin precedentes en los últimos 30 años, lo cual muestra la gran importancia que la parte china concedió a la visita de Trump y la nueva relación que se espera entre China y Estados Unidos en la nueva época. Además, Xi y Trump asistieron a un foro entre empresas de ambos países en el Gran Palacio del Pueblo en Beijing, lo que manifestó la relevancia que los jefes de Estado le dan al fortalecimiento de la cooperación económica y comercial entre los dos países.

Trump llegó junto con una delegación de empresarios, de los cuales 29 eran altos ejecutivos de grandes empresas estadounidenses. Fue una prueba de que Trump considera de suma importancia la cooperación económica y comercial con China. Además, Trump les enseñó al presidente Xi y a su esposa un video de su nieta Arabella Kushner cantando en chino y recitando antiguos poemas chinos. Este gesto mostró que Trump y su familia tienen un apego por la cultura china.

9 de noviembre de 2017. Los presidentes Xi Jinping y Donald Trump asisten al Foro Empresarial China-EE. UU. en el Gran Palacio del Pueblo.

Los frutos de la cooperación

Aunque se dice que la visita fue de tres días, Trump llegó la tarde del miércoles 8 y se marchó la mañana del viernes 10, por lo que en realidad su estancia en Beijing solo duró un día y medio. A pesar del tiempo limitado, el encuentro dio muchos frutos.

En primer lugar, marcó el rumbo de la cooperación sino-estadounidense en la nueva época. Ambos líderes intercambiaron opiniones sobre importantes temas como la economía, el comercio, el problema nuclear de Corea del Norte, los asuntos de la región Asia-Pacífico, la protección del medio ambiente y la lucha antiterrorista, y alcanzaron consensos en muchos aspectos. Al mismo tiempo, definieron los ámbitos más importantes de la cooperación bilateral, lo cual señaló el rumbo de desarrollo de los lazos sino-estadounidenses.

En segundo lugar, se marcó un récord en cuanto al número de acuerdos de cooperación firmados. Empresas de ambos países suscribieron 34 proyectos de cooperación económica y comercial en tan solo un día y medio, por un valor total de 253.500 millones de dólares, en ámbitos como el comercio, la inversión, la energía, la industria química, la protección del medio ambiente, la cultura, la industria farmacéutica, la infraestructura, la construcción de ciudades inteligentes y la Iniciativa de la Franja y la Ruta. China anunció la compra de 300 aviones Boeing, la importación de 12 millones de toneladas de soja estadounidense, la inversión de 43.000 millones de dólares en un proyecto de explotación de gas natural licuado en Alaska y la adquisición de chips Qualcomm valorizada en 12.000 millones de dólares. Estos números no solo batieron un récord en cuanto a la cooperación económica y comercial entre ambos países, sino también un récord mundial en dichos ámbitos.

14 de noviembre de 2017. La Oficina de Grabado e Impresión del Departamento del Tesoro de EE. UU. anuncia el lanzamiento de los jiliqian (billetes de la suerte) del Año del Perro.

Para Estados Unidos, estos acuerdos beneficiarán la ampliación de sus exportaciones a China, fomentarán el desarrollo de sus industrias dentro del país, generarán empleo y ayudarán a Trump a cumplir su promesa de “hacer grande a Estados Unidos otra vez”. Para China, este “regalo generoso” manifiesta, por un lado, su deseo de mejorar la relación bilateral y, por el otro, aumentará las importaciones en tecnología, maquinarias y productos, mejorará el papel que desempeña la industria china en la cadena global de valor, impulsará el establecimiento de un nuevo sistema económico más abierto y de alta calidad, y mantendrá estables los lazos bilaterales a través de relaciones económicas y comerciales más sólidas.

En tercer lugar, se resolvieron los problemas principales. La opinión pública internacional sostenía que los dos más importantes problemas que tenía la relación sino-estadounidense estaban relacionados con la relación económica y comercial y con el problema nuclear de Corea del Norte. Durante su visita, Trump también prestó mucha atención a los dos temas.

En cuanto a la relación económica y comercial, después de asumir la Presidencia, Trump había reprochado el comercio injusto que existía entre ambos países, e incluso consideró “embarazoso” y “horrible” el déficit comercial entre China y su país. Sin embargo, después de llegar a Beijing y reunirse con el mandatario chino, Trump cambió de opinión, declaró que sus políticas ya estaban a la zaga de las necesidades comerciales entre los dos países y que había que cambiar las estrategias comerciales hacia China. Del mismo modo, se comprometió a establecer una relación activa con China como socios comerciales. Evidentemente, los presidentes resolvieron diferencias en cuestiones económicas y comerciales, y alcanzaron consensos sobre el fortalecimiento de la cooperación económica y comercial.

Aunque ambas partes tienen diferentes posturas en cuanto al problema nuclear de Corea del Norte, los presidentes acordaron reforzar el Tratado de No Proliferación Nuclear, reiteraron que el objetivo de desnuclearización de la Península Coreana es total, verificable e irreversible, y no reconocieron a Corea del Norte como un país con derecho a poseer cabezas nucleares. Sostuvieron que las pruebas nucleares realizadas por Corea del Norte violaron las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y llegaron a un acuerdo en cuanto a la implementación completa y estricta de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Los dos mandatarios también estuvieron de acuerdo con resolver los problemas pacíficamente mediante el diálogo y la negociación, y con responder adecuadamente a las preocupaciones de cada parte.

16 de octubre de 2017. Lanzamiento de los primeros trenes desarrollados por CRRC Changchun Railway Vehicles Co., Ltd. para la línea naranja del metro de Boston. Fotos de Cnsphoto

Repercusiones de la visita

La visita de Trump tuvo muchas repercusiones. En primer lugar, estabilizó los lazos importantes y complicados entre China y Estados Unidos. Como es sabido, antes de que Trump asumiera la Presidencia, había declarado que consideraría a China como un país manipulador de los tipos de cambio y que impondría un arancel del 45 % a los productos chinos. Después de ganar las elecciones, hizo una llamada telefónica a la líder taiwanesa Tsai Ing-wen, desafiando así la política de “Una sola China”. Ante las disputas en el Mar Meridional de China, instó a defender la libertad de navegación de EE. UU. Tras su asunción, declaró que la relación económica y comercial entre China y EE. UU. era injusta y que China “había ayudado muy poco” en el problema nuclear de Corea del Norte. Los gestos y palabras de Trump aumentaron la incertidumbre en una relación bilateral que ya estaba complicada.

Sin embargo, durante la visita, Trump y Xi enfatizaron la importancia de fortalecer la cooperación sino-estadounidense. Cuando ambos países apenas habían establecido relaciones diplomáticas, el volumen del comercio bilateral era de 2500 millones de dólares, pero en 2016 esta cifra aumentó más de 200 veces y alcanzó los 514.300 millones de dólares. Más aún, el volumen de la inversión mutua entre ambos países superó los 100.000 millones de dólares en 2016 (la cifra era cero al inicio del establecimiento de relaciones diplomáticas). El presidente Trump destacó los frutos de esta visita y espera fortalecer la cooperación entre los dos países.

En segundo lugar, la visita ayudará a revitalizar la economía mundial. Estados Unidos es el país desarrollado más grande del mundo, y China, el mayor país en vías de desarrollo. Como primera y segunda economías del mundo, ambos son los motores más importantes de la economía de la región Asia-Pacífico y de la mundial. Si la economía de los dos países se desarrolla, las de la región y la mundial también crecerán. La cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos es una garantía para el crecimiento económico mundial.

En tercer lugar, la visita ayudará a mantener la paz y la estabilidad en el mundo. China y Estados Unidos son importantes países de la región Asia-Pacífico y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, por lo que deben asumir la responsabilidad de mantener la paz, la estabilidad y la prosperidad tanto en la región como en el mundo. Durante la reunión, las autoridades de ambos países enfatizaron que la cooperación sino-estadounidense puede ejercer una influencia en el desarrollo mundial, lo que demostró que ambos lados desean fortalecer la cooperación para evitar “la trampa de Tucídides”. “Siempre que China y Estados Unidos se unan, nada es imposible”, aseguró el presidente Trump.

Por último, la visita ayudará a promover la interacción positiva entre China, Estados Unidos y América Latina. A largo plazo, el encuentro entre Xi y Trump tendrá una profunda influencia en el desarrollo latinoamericano. En vista de que China, Estados Unidos y algunos países latinoamericanos pertenecen a la región Asia-Pacífico, la relación estable entre los dos primeros puede asegurar una paz y seguridad favorables al desarrollo de América Latina.

Además, Estados Unidos y China son, respectivamente, el primer y segundo socio comercial de América Latina. Si la relación sino-estadounidense se volviera tensa, esto afectaría también al comercio exterior y la entrada de capital extranjero en los países latinoamericanos, y detendría la revitalización de sus economías. Al ser dos factores que pueden afectar el desarrollo de América Latina, China y EE. UU. esperan mantener una relación estable con la región. Las tres partes, sus pueblos e incluso toda la región se beneficiarán de la interacción trilateral positiva. Y la comunidad de destino compartido de la humanidad se construirá con la paz, la estabilidad y el desarrollo del mundo.

*Wu Hongying es directora del Departamento de Estudios Latinoamericanos del Instituto de Relaciones Internacionales Contemporáneas de China.

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