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2017-March-10 14:47

El sueño de la Ruta de la Seda

Aprovechando sus conocimientos médicos, Ammar mide la presión arterial y ofrece otros servicios de asesoría médica a los habitantes locales.

 

Por LI YING

 

Ammar Albaadani, de 39 años de edad, nació en una familia de obreros que vivía en Ibb, en el sur de Yemen. Tiene claros recuerdos de su infancia, cuando un equipo médico chino proporcionaba asistencia médica a la población de su ciudad natal. Cuando cumplió los trece años, su padre sufrió una parálisis facial, pero afortunadamente los médicos chinos fueron capaces de curarlo mediante la acupuntura. Desde entonces, siempre ha tenido una gran admiración por China: “Yo soñaba con estudiar en China y en mi corazón construí una ‘Ruta de la Seda’ hacia el Este”.

 

De apasionado a experto en China

 

En virtud de su excelente rendimiento académico en la escuela secundaria, en 1996 se convirtió en uno de los 11 estudiantes elegidos para un programa de estudios patrocinados por el Gobierno de Yemen. Asistió por primera vez a un curso preparatorio del idioma chino en la Universidad de Shandong. Dos años más tarde comenzó su licenciatura y un programa de maestría en la Universidad Médica de Tianjin. En 2008 prosiguió sus estudios con un doctorado en medicina en la Universidad de Zhejiang. Durante sus vacaciones de verano e invierno viajó a través de China. Entre más conocía al país, más lo amaba.

 

“Veo al idioma chino como una preciosa dama que es fascinante y a la vez complicada. Estoy profundamente enamorado de esta lengua, pero tengo mucho miedo de ser incapaz de convencerla de mi amor”, dice. Con una pasión que consume, Albaadani concibió una forma “loca” para estudiar chino, la cual le ayudó a alcanzar en solo seis meses el nivel 7 (nivel medio) del HSK, el examen que acredita el nivel de dominio del chino. Por lo general, un extranjero necesita dos años o más para obtener este nivel. Mientras estudiaba en Tianjin pasó gran parte de su tiempo libre en las casas de té viendo las representaciones de diálogos cómicos, con el fin de comprender mejor la cultura y la mentalidad implícita en el lenguaje. Tianjin es famosa por ser la cuna de artes populares tradicionales del norte del país, incluyendo el diálogo cómico. Más tarde se trasladó a Hangzhou, en la provincia de Zhejiang, y tomó lecciones de un renombrado artista popular. Poco a poco se hizo de una buena reputación a nivel local como popular artista en el diálogo cómico.

 

Sus esfuerzos por aprender chino fueron recompensados en 2009, al ganar el primer lugar en el concurso Puente Chino para estudiantes extranjeros, la primera vez que un árabe ganaba el premio de oro. En la jornada final, Albaadani mencionó:“La vida en China me parece el sueño de la Ruta de la Seda. He vivido en varias ciudades en el norte y el sur, y mis experiencias en este país han sido una serie de sueños, cada uno vinculado con el siguiente. Quisiera ser una pieza en el puente que conecte a China y los países árabes”. Su fluido chino ha sido una enorme ayuda para el desarrollo de su carrera en nuestro país. Mientras tanto, su victoria en el concurso Puente Chino le ha traído una serie de ofertas en programas de televisión.

 

En 2009 Ammar ganó el primer lugar del II Concurso Puente Chino para estudiantes extranjeros, la primera vez que un árabe consigue el premio de oro.

 

Establecerse en China

 

Después de recibir su doctorado en 2013, en lugar de irse a grandes ciudades como Beijing o Shanghai, Albaadani decidió establecerse en Yiwu, una pequeña ciudad en la provincia de Zhejiang. El mercado de productos básicos de Yiwu es considerado por las Naciones Unidas, el Banco Mundial y Morgan Stanley como el mercado al por mayor más grande a nivel mundial. Cada año dicho mercado atrae a numerosos comerciantes y clientes de todo el mundo. Más de 15.000 hombres de negocios extranjeros permanecen a largo plazo en Yiwu para comerciar. Personas provenientes de más de 100 países y regiones han traído diversas culturas, estilos de vida y formas de pensamiento a esta ciudad china, donde viven en armonía mientras progresan juntas. Como hombre de negocios extranjero en Yiwu, Albaadani no ahorra esfuerzos en la promoción de la cultura de la Ruta de la Seda mientras persigue su propio sueño.

 

“Para mí, Yiwu es una especie de paraíso en el que tengo un montón de amigos y puedo disfrutar de buena comida. Me encantan las costumbres locales de la ciudad y su ambiente cosmopolita. Otra razón por la que elegí Yiwu fue por su apertura y carácter inclusivo”, comenta.

 

La primera vez que se trasladó a la ciudad, ayudó a su amigo a gestionar una empresa. Un año más tarde estableció su propia firma de comercio exterior. Comenzar un negocio no es fácil. A Albaadani le resultó muy difícil buscar proveedores y adquirir materias primas. Afortunadamente, las dificultades pueden superarse con un poco de ayuda de la muy unida comunidad internacional de esta pequeña ciudad. A cambio, Ammar Albaadani enseña chino a sus amigos a través de la aplicación de mensajería instantánea WeChat, en la que comparte a menudo conversaciones prácticas e historias en idioma chino.

 

“Ahora mi empresa avanza en la dirección correcta y veo crecer el negocio”, manifiesta Albaadani. Además de muchos amigos y buena comida, Yiwu también significa vida laboral y familiar para él. “Mi primer hijo, Adde, nació en Hangzhou y mi otro hijo, Deeya, nació en Yiwu. A mi mujer y a mis hijos les encanta Yiwu. Somos relativamente nuevos en esta ciudad y disfrutamos la vida aquí”.

 

Albaadani llegó a China a los 18 años y ha vivido en nuestro país durante 20 años. Siente que la mitad de él es “hecha en China”. “He pasado más tiempo en China que en Yemen. Espero que mis hijos puedan hacer también sus vidas en este país, porque en China nos sentimos como en casa”.

 

Parte de los miembros del Club de la Cultura de la Ruta de la Seda. Dicho club cuenta con casi 100 asociados de 25 países diferentes.

 

La cultura de la Ruta de la Seda

 

Albaadani está muy ocupado cada día por las muchas responsabilidades sociales que ha asumido como director general del Club de la Cultura de la Ruta de la Seda, vicepresidente de la cámara local de comercio de Yemen, profesor invitado del Colegio Industrial y Comercial de Yiwu y primer miembro extranjero de la Asociación de Artistas Folklóricos de Yiwu.

 

No importa qué responsabilidades ocupe, Albaadani nunca olvida su sueño: construir un puente de amistad entre Yiwu y su país de origen, y hacer aportes a la promoción de los intercambios económicos y culturales. “Me gustaría ser un representante de la Franja Económica de la Ruta de la Seda del Siglo XXI y de la Ruta Marítima de la Seda”. El sueño de la Ruta de la Seda se arraigó en mi corazón hace mucho tiempo”, declara. Ammar Albaadani asegura que Yemen jugó un papel esencial en la antigua ruta comercial debido a su ubicación estratégica en el pasaje que une a Oriente y Occidente.

 

“Mi sueño de la Ruta de la Seda” fue el título del discurso que presentó en el concurso Puente Chino. Hoy en día, dicho sueño se ha hecho realidad porque el plan “Una Franja y Una Ruta” genera constantemente oportunidades de cooperación bilateral entre China y Yemen, y para el desarrollo económico de su país.

 

Albaadani y sus amigos siempre se han esforzado para facilitar los intercambios entre China y los países árabes. A menudo invitan a gente a visitar Yiwu para que participen en las ferias comerciales, hagan negocios y, al mismo tiempo, conozcan China. Además de esto, hace tratos de forma proactiva con el gobierno local y el Buró de Eventos Comerciales, donde presenta propuestas para el desarrollo futuro de Yiwu.

 

En 2015 se fundó el Hogar de Comerciantes Globales de Yiwu, organización que proporciona una plataforma cultural para los expatriados. Albaadani fue elegido como director general del Club de la Cultura de la Ruta de la Seda, que está subordinado a dicho hogar. Junto con cerca de 100 miembros de 25 países y regiones diferentes, Ammar Albaadani se ha convertido en un verdadero representante de la cultura de la Ruta de la Seda y de la promoción de la integración cultural. Ha organizado varios eventos de caridad, como visitas a las casas de asistencia social y campañas de donación de sangre, y ha promovido la seguridad vial y el ciclismo para proteger el medio ambiente. El año pasado, el club celebró el 60o aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Yemen.

 

Como primer y único miembro extranjero de la Asociación de Artistas Folklóricos de Yiwu, Ammar Albaadani participa activamente en diversos eventos culturales sin fines de lucro. Cada mes, junto con otros integrantes de la asociación, visita las zonas rurales para ofrecer espectáculos de diálogo cómico. También espera que más extranjeros se interesen por el diálogo cómico chino y aprendan esta forma de arte.

 

“Siento una responsabilidad cada vez mayor”, confiesa Albaadani. “Además de ser un buen hombre de negocios, quiero ser una persona amable. Lo más importante es que estoy decidido a construir este puente para promover la cultura de la Ruta de la Seda”.

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