“La inversión china debe ser responsable”
“La inversión china debe ser responsable”
AMÉRICA Latina ha visto, por varias décadas, cómo las compañías occidentales han depredado sus recursos naturales sin que queden los beneficios anhelados. Por eso, hoy existe nerviosismo de que la historia se repita con las inversiones chinas. De eso y más conversó China Hoy con Paulina Garzón, ecuatoriana que dirige la Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina (IISCAL).
En marzo, la Universidad de Beijing organizó el Foro China-América Latina 2015: ¿Más allá de la complementariedad?
China Hoy (CH): Recientemente usted fue invitada por la Universidad de Beijing para dictar una charla. ¿De qué se trató?
Paulina Garzón (PG): El 30 de marzo se llevó a cabo en la Universidad de Beijing una reunión del Grupo de Trabajo China-América Latina organizado por dicha universidad y el Diálogo Inter-Americano.
El tema del evento fue: La relación China-América Latina en el 2015: ¿Más allá de la complementariedad?
La reunión fue muy interesante, en parte, porque convocó a un grupo diverso integrado por académicos chinos, latinoamericanos y estadounidenses; diplomáticos latinoamericanos; personas del sector empresarial; entidades como el Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Comercio y el Banco de Exportaciones e Importaciones de China; así como organizaciones ambientalistas chinas.
El tener la oportunidad de discutir y reflexionar sobre el tema de la complementariedad en el marco del comercio, el financiamiento y los marcos regulatorios fue muy enriquecedor.
CH: ¿Cuál es el objetivo de la Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina (IISCAL) ?
PG: La Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina (IISCAL) se estableció en noviembre de 2014 para mejorar la participación de la sociedad civil en torno a las inversiones chinas en América Latina. La IISCAL promueve el conocimiento y la buena implementación de los lineamientos chinos en los proyectos financiados y ejecutados por bancos y empresas chinas, promociona la colaboración entre instituciones de China y América Latina, y sirve como un centro de información sobre aspectos relacionados a las inversiones y lineamientos chinos.
La IISCAL está auspiciada por el Programa de Derecho Ambiental Internacional Comparado de la Facultad de Derecho de American University en Washington DC.
CH: En el primer boletín difundido por la Iniciativa para las Inversiones Sustentables China-América Latina (IISCAL) dice que “los estándares ambientales y sociales que aplican los inversionistas y prestamistas chinos son muy poco conocidos”. ¿Podría ampliar esta idea?
PG: En efecto, en 2014 me propuse realizar una investigación comparativa de las salvaguardas ambientales y sociales que tienen los bancos multilaterales y nacionales que ofrecen financiamientos a América Latina. Empecé este trabajo investigando los lineamientos ambientales y sociales de los bancos chinos porque eran los que menos conocía. Rápidamente pude darme cuenta de que existen varios lineamientos y guías tanto para los bancos como para las empresas chinas que operan en el exterior que contienen elementos muy adelantados, y en algunos inclusive son más fuertes que las salvaguardas del Banco Mundial.
Por ejemplo, el Banco de Desarrollo de China (el prestamista más importante en América Latina) debe realizar, además de la evaluación ambiental del proyecto, una evaluación del cliente basado en el récord ambiental de la compañía que ejecutará el préstamo, y puede usar el “derecho de veto” para rechazar un proyecto por razones exclusivamente ambientales. El Banco de Exportaciones e Importaciones de China (el segundo acreedor) solicita una Evaluación Ambiental y Social al final de todos los proyectos que financia, mientras que el Banco Mundial tiene este requisito solo para los proyectos de alto impacto.
Sin embargo, el hecho de que existan estos lineamientos para los bancos chinos no quiere decir que se estén implementando de una manera adecuada. Es evidente que hace falta un trabajo de capacitación y entrenamiento al personal de los bancos y que se dote a esas entidades con suficiente financiamiento para que puedan contar con la asistencia técnica y el presupuesto necesario para poder asegurar una implementación y supervisión de calidad de los estándares ambientales y sociales. Muchas veces en los países en vías de desarrollo consideramos a los gastos de protección ambiental como un gasto suntuario. Debemos cambiar esta manera de pensar. La experiencia nos está enseñando en todas partes que es más caro “reparar” el medio ambiente que protegerlo.
Paulina Garzón dictando una charla sobre los estándares ambientales de las inversiones chinas en América Latina. Fotos cortesía de la entrevistada
CH: Algunos medios occidentales han calificado a la relación de China con Latinoamérica como una forma de neocolonialismo. ¿De qué manera la difusión de los estándares ambientales de las instituciones chinas que ofrecen préstamos a los gobiernos latinoamericanos podría disipar esas dudas?
PG: América Latina ha visto, por varias décadas, cómo las compañías occidentales han depredado sus recursos naturales sin que queden los beneficios anhelados. La renombrada época del ajuste estructural exigió que muchos países de la región deban recortar sus gastos sociales para cumplir con los prestamistas, cuando los ingresos de las exportaciones de recursos naturales ya no alcanzaban para pagar dichas deudas. Existe un nerviosismo en América Latina de que la historia se repita con China.
Las inversiones chinas en América Latina han alcanzado un volumen muy alto y están dirigidas justamente a sectores ambiental y socialmente sensibles. No obstante, estas inversiones son un fenómeno relativamente nuevo. Empezaron con fuerza recién a mediados de la década pasada. Pienso que estamos a tiempo de promover que estas inversiones se hagan bajo principios de responsabilidad social y ambiental, y para lograrlo es clave que existan estándares claros e instancias de control tanto en los países anfitriones como por parte de los inversionistas y operadores extranjeros.
China y América Latina han aprendido de las malas experiencias y han expresado un compromiso en todos los niveles para luchar contra el cambio climático y la contaminación.