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2015-June-1 15:18

China-América Latina: una nueva normalidad

Por LU GUOZHENG*

LA “nueva normalidad” es uno de los conceptos más empleados en la actualidad para describir el desarrollo de China, lo cual significa el fin de un período de crecimiento de alta velocidad y la entrada en una etapa de mediana y alta velocidad; en otras palabras, un período de reajuste o reequilibrio. La nueva normalidad económica ha afectado claramente el comercio China-América Latina, y ello continuará durante un largo tiempo. Bajo esta situación, ¿cómo hallar nuevas oportunidades para un desarrollo económico y comercial entre China y América Latina?

8 de enero de 2015. El presidente Xi Jinping posa con los invitados antes de la inauguración de la Primera Reunión Ministerial del Foro China-Celac.

Nueva normalidad de bajo crecimiento

Según la Administración Estatal de Estadística de China, las exportaciones chinas a América Latina entre 2002 y 2012 mantuvieron un crecimiento promedio anual del 33 %, 10,3 puntos porcentuales más que la tasa del crecimiento de las exportaciones totales de China. Después de la crisis financiera iniciada en 2008, la economía china, las exportaciones totales de China y las exportaciones chinas a América Latina entraron al mismo tiempo en una “nueva normalidad” en 2012, caracterizada por la reducción significativa del crecimiento. Entre 2012 y 2014, la tasa de crecimiento económico anual de China pasó de un promedio del 9,8 % —de hace una década— al 7,6 %, mientras que la tasa de crecimiento anual de las exportaciones chinas a América Latina también bajó del 33 % —de hace diez años— al 5 %, inferior al promedio anual de las exportaciones totales de China durante el mismo período (7,3 %).

En 2012, el comercio bilateral entre China y América Latina aumentó un 8 %, pero presentó casi un estancamiento en los dos años posteriores (0,1 % en 2013 y 0,8 % en 2014). Entre 2012 y 2014, la tasa de crecimiento promedio del comercio bilateral fue del 3 %. Por su lado, las exportaciones de China a América Latina registraron un incremento promedio anual del 4,6 %, y las importaciones desde América Latina, un 1,5 %.

Desequilibrio estructural del comercio

La extremadamente alta velocidad del desarrollo comercial entre China y América Latina en la primera década del siglo XXI produjo algunos problemas de desequilibrio que no se pueden ignorar.

Si bien el comercio de China con América Latina y el Caribe se mantuvo más o menos equilibrado, el comercio con Brasil, Chile y Argentina registró un poco de déficit, mientras que con México y los países centroamericanos mantuvo un creciente superávit. En concreto, el déficit comercial de México con China ha durado un largo tiempo. Según datos de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (Cepal), el déficit comercial de México con China representa el 85 % del déficit comercial total de América Latina y el Caribe con China. En 2013, las exportaciones mexicanas a China representaron solo el 2 % de las exportaciones totales del país, y sus importaciones desde China ocuparon el 16 % de sus importaciones totales.

Las exportaciones chinas a América Latina son esencialmente productos manufacturados de bajo y mediano contenido tecnológico, mientras que las importaciones procedentes de América Latina, son principalmente materias primas y productos primarios. Según datos de la Cepal, en 2013, excepto México, los cinco principales productos de exportación a China de todos los países de América Latina representaron más del 80 % de sus exportaciones totales a China. Los productos primarios, incluyendo petróleo, mineral de hierro, cobre, soja, chatarra, harina de pescado, madera y azúcar, representaron la mayoría. Además de la soja y sus derivados, las exportaciones de productos agrícolas y productos agrícolas procesados ocuparon una pequeña proporción.

El desequilibrio estructural del comercio oculta o provoca fricciones comerciales entre China y los países latinoamericanos, lo que resulta objetivamente en la dependencia de algunos productos primarios de América Latina del mercado chino.

Antes de la crisis financiera, las importaciones chinas de mineral de hierro, cobre y otras materias primas de América Latina aumentaron en gran medida, hasta en 3 veces en pocos años. La enorme demanda de China jugó un papel muy importante en la recuperación económica y el desarrollo de los países de América del Sur, lo que mejoró notablemente sus condiciones comerciales. Por supuesto, el mineral de hierro y otras materias primas de metal experimentaron antes de la crisis financiera un período de muy elevado precio, principalmente debido al monopolio de las empresas transnacionales sobre los precios, a la competencia desordenada de los importadores chinos, así como a las compras especulativas.

Sin embargo, con la desaceleración del crecimiento económico de China, la reducción de la demanda y la escasa demanda de la Unión Europa y otros países desarrollados, los países suda-mericanos se han visto directamente afectados.

11 de octubre de 2014. Stand de México en la XI Expo Internacional de Pymes de China, en Guangzhou.


China ha exportado a América Latina grandes cantidades de productos manufacturados, pero debido a que estos no son de alto contenido tecnológico ni de alto valor agregado, los resultados económicos no han sido buenos. Al mismo tiempo, China ha importado desde América Latina un gran número de productos primarios por encima de la demanda doméstica, lo que provocó un desarrollo “recalentado” en algunos sectores relacionados y un exceso de capacidad productiva en la industria metalúrgica. La competencia viciosa de las pequeñas y medianas empresas del país en el mercado del mineral de hierro y de otros productos de importación ha promovido la subida del precio de estos, lo que ha provocado actividades especulativas de estos productos importados, perturbando gravemente el orden del mercado.

La desaceleración del crecimiento económico y comercial con América Latina ayudará a mejorar la estructura del comercio bilateral, y favorecerá el reajuste y la optimización de la estructura de los sectores relacionados en China.

La inversión china aún es pequeña

La inversión directa de las empresas chinas en América Latina ha sido durante mucho tiempo muy lenta debido a la falta de fuerza. Según las estadísticas del Ministerio de Comercio, a finales de 2000 las inversiones directas de China existentes en América Latina eran de unos 1.000 millones de dólares, las cuales aumentaron a 10.000 millones a finales de 2005. Hasta finales de 2013, las mismas habían alcanzado los 86.000 millones, lo que representó el 13 % de las inversiones totales chinas en el mundo, que sumaban hasta 660.400 millones de dólares.

Cabe destacar que estas estadísticas no están completas porque muchas empresas chinas han invertido en América Latina a través de terceros. Por lo tanto, el tamaño real de las inversiones directas en América Latina es, sin duda, mayor.

China ha logrado un rápido desarrollo en América Latina en cuanto al negocio de contratación de ingeniería. A finales de 2013, China había firmado nuevos contratos de este tipo en América Latina por un valor de 94.600 millones de dólares, de los cuales 54.400 millones habían sido operados, lo que representó el 8 % y 7 % del valor total de los contratos de su tipo, respectivamente. Los proyectos corresponden principalmente a áreas como tuberías de gas natural, centrales eléctricas, carreteras, dragado de puertos, viviendas e instalaciones de telecomunicaciones.

En la actualidad, la inversión directa china en América Latina enfrenta dos grandes desafíos. En primer lugar, el monto de la inversión es aún pequeño. Aunque China se ha convertido en un inversionista directo muy atractivo en América Latina, aún está lejos de ser uno de los mayores. Solo en Ecuador y Venezuela puede ser una de las principales fuentes de inversión extranjera directa. Otro gran reto reside en que el área de la inversión es única, o sea, las inversiones se limitan a las industrias extractivas. Debemos aumentar la inversión en manufactura, servicios e infraestructura para alcanzar una diversificación de las inversiones.

Nuevo marco de cooperación comercial chino-latinoamericano

Durante su visita a América Latina en 2014, el presidente Xi Jinping propuso el marco “1+3+6” para promover la cooperación de mediano plazo entre China y América Latina. “Uno” se refiere a un plan: el Plan de Cooperación China-América Latina y el Caribe (2015-2019). “Tres” significa los “tres motores” del comercio, la inversión y la cooperación financiera, incluyendo la meta de que en diez años el volumen comercial entre ambas partes ascienda a los 500.000 millones de dólares, y la inversión directa en América Latina y el Caribe aumente a los 250.000 millones de dólares. “Seis” se enfoca en los seis campos de energía y recursos, construcción de infraestructuras, agricultura, manufacturas, innovación científica y tecnológica, y tecnología de la información.

A principios de 2015 se celebró con éxito en Beijing la Primera Reunión Ministerial del Foro China-Celac, en la cual se aprobaron tres documentos importantes, incluyendo la Declaración de Beijing de la Primera Reunión Ministerial del Foro China-Celac, y el Plan de Cooperación China-América Latina y el Caribe (2015-2019).

En un futuro no muy cercano, la economía china crecerá a un ritmo aproximado del 6-7 % anual, lo que significa que el comercio bilateral de mercancías aún tiene más espacio de desarrollo. Por supuesto, no es fácil alcanzar la meta de 500.000 millones de dólares desde los actuales 260.000 millones, para lo cual tenemos que mantener una tasa de crecimiento anual promedio del 6 % en los próximos nueve años. En particular, la dificultad del comercio de bienes es muy grande, ya que después de 10 años de crecimiento de alta velocidad, su volumen total ya es bastante grande, lo que deja un espacio limitado al futuro desarrollo.

Sin embargo, todavía hay espacio para la expansión: además de mantener la exportación de productos tradicionales, las empresas chinas pueden desarrollar enérgicamente la exportación de productos manufacturados de alto contenido tecnológico, con el fin de satisfacer la mayor demanda de los países latinoamericanos. Al mismo tiempo, también pueden buscar la diversificación de los productos importados, aumentando las compras desde México y los países centroamericanos para reducir gradualmente el superávit comercial con estos países.

14 de abril de 2015. Stand de empresas chinas en una exposición inaugurada en Rio de Janeiro, Brasil. Fotos de Cnsphoto

Nuevas áreas

El comercio de servicios es débil en el comercio bilateral, y es allí donde se encuentra el gran potencial de crecimiento. China está comprometida en una nueva ronda de profundización de la reforma y de transformación del modelo de crecimiento económico. Necesita fomentar el consumo interno, reducir el desperdicio de los recursos, fortalecer la protección del medio ambiente, mejorar el sistema de seguridad social y construir una sociedad armoniosa. Todo ello requiere un mayor desarrollo del sector servicios.

En estos aspectos, los países latinoamericanos pueden encontrar enormes oportunidades. Por ejemplo, en materia de la calidad de los alimentos, los productos y servicios para niños y ancianos, la ingeniería sísmica, los servicios ambientales, los servicios financieros y la gestión de marca, así como las negociaciones y la gestión de las tiendas en cadenas de venta al por menor. Puesto que cada vez más chinos viajan al exterior, América Latina y el Caribe podrían convertirse en un destino turístico principal para ellos, lo cual crearía también más puestos de trabajo para la región y promovería la construcción de instalaciones turísticas, incluyendo la apertura de nuevos vuelos directos.

Durante más de 30 años de aplicación de la política de reforma y apertura, China ha llevado a cabo construcciones a gran escala en infraestructura, lo que le ha permitido alcanzar una gran experiencia en materia de puertos, aeropuertos, autopistas, ferrocarriles de alta velocidad, grandes represas y edificios. Asimismo, posee una alta tecnología y una fuerte capacidad de producción de equipos. Por su parte, América Latina sufre de una deficiencia en infraestructura y hay una gran demanda de capital y tecnología chinas. Ambas partes pueden encontrar muchos nuevos proyectos de cooperación en el ámbito de la infraestructura.

Luego de la crisis financiera, el mayor desafío que enfrentan los países latinoamericanos es transformar la monoestructura económica, basada en los recursos, y alcanzar una estructura diversificada. Al mismo tiempo, estos países necesitan de manera urgente fortalecer la cooperación con China y otros países asiáticos, a fin de mejorar la cadena de valor y diversificar las relaciones económicas y comerciales. Esto ofrece grandes oportunidades para la cooperación China-América Latina. China puede ayudar a los países de América Latina a aumentar la capacidad de producción industrial y desarrollar su manufactura, formando una cadena de valor de ganancia compartida con China. Los países latinoamericanos y caribeños, como socios estratégicos de China, pueden compartir las experiencias y tecnologías chinas. De esta manera, encontrarán un atajo para alcanzar sus objetivos de desarrollo.