El nuevo impulsor de la globalización económica
La globalización es un fenómeno multidimensional y complejo que ha cambiado la historia de la humanidad a un ritmo inusitado. Sin lugar a dudas, la principal dimensión de la globalización, es decir, la que más impacto ha tenido en nuestras vidas es la de índole económica, cuyo principal objetivo es la libre circulación de bienes y dinero a lo largo y ancho del orbe. Ello ha permitido a las personas tener una amplia libertad de elección, así como la mejora de la calidad de vida, y mayores y mejores oportunidades en diversos aspectos. Del mismo modo, ha propiciado la intensificación de la cooperación entre Estados, inversiones en infraestructura, creación de puestos de trabajo, desarrollo de tecnología, entre otros sustanciales beneficios.
La llegada al poder del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece amenazar seriamente la globalización económica, puesto que la nueva administración da signos de estar virando hacia un nuevo modelo de corte aislacionista y proteccionista. Una clara y contundente señal de esto es que entre sus primeras medidas retiró a EE. UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Esta medida a simple vista parece inverosímil, especialmente si tenemos en consideración que tradicionalmente EE. UU. ha sido el principal bastión de la apertura comercial y el libre mercado a escala global y, por ende, uno de los principales impulsores y defensores de la globalización económica. De esta manera, el nuevo escenario que se está configurando se estaría decantando por poner frenos a la globalización y dejarla a la deriva.
18 de enero de 2017. La circulación del tren China-Europa de Chengdu mantiene el mismo ímpetu de desarrollo que en 2016.
El papel de China
Sin embargo, el vacío que el coloso norteamericano parece estar dejando no implica el fin de la globalización económica. Muy por el contrario, le brindaría a esta la oportunidad para reformularse, reinventarse y vigorizarse bajo un nuevo liderazgo. China es el país que tiene la capacidad de ostentar dicho liderazgo y jugar un rol clave en lo que a globalización económica se refiere.
Esto no es una simple conjetura, puesto que el gigante asiático ha dado muestras claras de tener las condiciones, voluntad y decisión de asumir este nuevo reto. Una nítida señal de ello fue la participación del presidente de China, Xi Jinping, en el Foro Económico Mundial el 17 de enero del presente año. Conviene subrayar al respecto que es la primera vez que China participa en este evento, lo cual es particularmente relevante en el contexto actual, puesto que, como ya he mencionado, el coloso norteamericano da signos de transitar hacia la senda del aislacionismo y proteccionismo comercial. Esto, por su parte, ha generado gran preocupación e incertidumbre en la comunidad internacional debido a que la globalización económica se quedaría sin su principal impulsor, produciendo de esta forma graves consecuencias para los países que dependen en gran medida del comercio a escala global.
El discurso del mandatario chino en Davos ha insuflado esperanza en la comunidad internacional debido a su claro y contundente mensaje: el gigante asiático apuesta sin reservas por la globalización económica. China considera a la integración de la economía global como una tendencia histórica de la cual no es posible escapar, dado que no se puede ir en contra del curso de la historia.
En la misma dirección, el primer ministro chino, Li Keqiang, reafirmó en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN) que su país se opone rotundamente al proteccionismo en cualquiera de sus variantes, y precisó que estamos viviendo en un contexto que se caracteriza por un débil crecimiento económico mundial y una tendencia a la antiglobalización y al proteccionismo, pero que, a pesar de estas circunstancias, China posee buenas condiciones para mantener el crecimiento económico, el cual para el año 2017 ha sido estimado en torno al 6,5 %. El premier Li añadió: “China no cambiará en su compromiso de promover la cooperación económica global”.
Hay que precisar también que Xi Jinping es consciente de que la globalización debe reformularse. A lo largo de su discurso en Davos hizo clara referencia a esto. El mandatario chino manifestó que nada es perfecto en el mundo y que la globalización económica no es la excepción, pero que ello no era justificación para descartarla, sino que lo que se debe hacer es redoblar esfuerzos para neutralizar su impacto negativo y potenciar sus beneficios para que lleguen a todos los países y naciones sin distinción alguna.
Xi precisó que la tarea a emprender, con miras a un futuro común promisorio, es fortalecer la globalización económica, pero a la vez realizar reformas que permitan que este fenómeno sea más inclusivo y sostenible. Posteriormente, en el marco de la sesión anual de la APN, Xi Jinping garantizó que China se mantendrá fiel a la política de apertura en todos los aspectos, y que proseguirá liberalizando y brindando facilidades al comercio y la inversión. “La puerta de la apertura de China no se cerrará de nuevo”, aseguró.
Ya durante su discurso en Davos, el mandatario chino había expuesto las principales reformas que se debían implementar para perfeccionar la globalización económica. Planteó posicionar el interés de la gente por encima de todo y enfatizó que China busca asegurar la prosperidad común. Así también, hizo hincapié en que es necesario desarrollar un modelo justo y equitativo de gobernanza que permita afrontar las tendencias de nuestro tiempo. Los países, independientemente de sus características, deben ser considerados como miembros iguales de la comunidad internacional, con derecho a igualdad de representación y capacidad de hacer escuchar su voz.
Crecimiento y desarrollo sostenible
Otro tópico que está presente en la política china es el de desarrollo sostenible. Xi Jinping ha recalcado su importancia y ha instado a los países firmantes del Acuerdo de París a acatarlo. Además, ha subrayado la necesidad de poner fin a la pobreza, el desempleo y las brechas económicas crecientes. Para ello se deben tomar medidas con miras a alcanzar una equidad social y justicia, y preservar el medio ambiente, mientras se persigue el progreso económico y social. De esta manera, se obtendrá una armonía entre el ser humano y la naturaleza, así como entre el ser humano y la sociedad.
Por ejemplo, para la consecución de estos objetivos, el primer ministro chino, Li Keqiang, ha anunciado en el Informe sobre la Labor del Gobierno que en 2017 se pondrán en marcha proyectos dedicados a convertir más de 800.000 hectáreas de tierras de cultivo marginales en bosques y prados, y se ha comprometido a reducir considerablemente la densidad de partículas finas (PM 2,5) en regiones clave del país.
En medio de la coyuntura de incertidumbre que se vive a raíz de las medidas adoptadas por la administración Trump, las señales de China han resultado esperanzadoras, puesto que han confirmado que el país asiático está a la altura de conducir y reconfigurar la globalización económica para que sea beneficiosa para todos los países, sin exclusión de ningún tipo.
Lo más alentador de las declaraciones de Xi Jinping y Li Keqiang es que demuestran que China está dispuesta a defender el libre mercado y el comercio global de una manera responsable, solidaria y sostenible. Hay que subrayar, además, que la voluntad china de suprimir las consecuencias indeseadas de la globalización resulta muy promisoria para la población mundial, ya que estamos ante la oportunidad real de transformar a la globalización económica en un fenómeno más humano o, mejor dicho, en el que el bienestar de las personas tenga un papel protagónico.
Más aún, el rol que China está preparada a asumir en este nuevo contexto ofrece, nada menos, erradicar los principales problemas que el mundo moderno adolece: pobreza, exclusión, brechas sociales y económicas, contaminación ambiental, igualdad entre los países, etc. Todo parece apuntar a que una nueva historia está a punto de escribirse, la cual definitivamente contará con mayor influencia y protagonismo de China.
7 de marzo de 2017. Se inaugura el Foro TEDA de Alta Tecnología Marítima en el Marco de la Iniciativa de “Una Franja y Una Ruta”. CFP
*Alejandro García Ramírez es magíster en Ciencia Política con mención en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica del Perú.