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2016-January-14 09:47

La inclusión del RMB en los DEG: a su tiempo maduran las uvas

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EL Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo pública el 30 de noviembre la decisión de incluir la moneda china, el renminbi (RMB), en la canasta de los derechos especiales de giro (DEG). El RMB tendría una ponderación de 10,92 % en la nueva canasta de DEG, superior a la del yen de Japón y la libra esterlina, para ocupar el tercer lugar. Esto es considerado un hito en la internacionalización del RMB y un avance importante de la reforma del FMI. Con esto, las monedas en la canasta de los DEG aumentan a cinco, y el RMB es la primera moneda de un país emergente en ser incluida, lo que tiene un significado simbólico y ajustado a la realidad.

La inclusión del RMB en la canasta ayuda al FMI a mantener su representatividad y autoridad. La escala de la economía china es tan grande que el rechazo a China por parte de cualquier club lo dejaría incompleto. Cooperar con China y buscar la ganancia compartida es una opción más realista.

El RMB no es perfecto, pero su inclusión en la canasta de los DEG contribuirá de manera predominante al sistema internacional de monedas. También se trata de una decisión política que refleja la actitud de los países desarrollados hacia China, la segunda economía del mundo.

Es un triunfo de la economía china y el reconocimiento del papel de China por parte del sistema de la gobernanza económica del mundo. La fuerza económica china es hasta hoy el factor que más ha influido en la actitud de occidente hacia este país, y le ha hecho ganar más respeto y atención.

La inclusión en la DEG va a aumentar, en gran medida, la reputación del RMB en el mercado internacional. El RMB, posiblemente, será la nueva moneda de reserva de muchos países, y al final probablemente se convertirá en una moneda internacional, lo que promoverá la demanda del RMB y favorecerá a China. Este círculo virtuoso significa un nuevo estado de la economía china.

La inclusión del RMB también va a obligar a China a promover la reforma financiera. Es difícil detener la internacionalización del RMB, lo que expondrá a China a más riesgos financieros internacionales. Cuando todos se abran al exterior, el más poderoso será el más seguro. El futuro de China no puede depender de establecer barreras, sino del crecimiento y fortalecimiento del país.

La inclusión del RMB en la canasta de los DEG fue considerada, por algunos medios extranjeros, el “voto de confianza” del mundo a la economía china. También es un resumen de los logros económicos de este país. De todos modos, es un resultado lógico, así como cuando las uvas maduran a su tiempo.

El desarrollo es la primera tarea. Este principio es aplicable en todos los aspectos de China. Cuando China logró cierto nivel de desarrollo, el DEG le abrió sus puertas. Si China puede seguir subiendo el volumen del comercio, aumentando la proporción en el comercio mundial, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica también pedirá la adhesión de China porque, sin este país, no puede considerarse un sistema de comercio multilateral de Asia y el Pacífico.

La misma lógica puede aplicarse en los terrenos de la sociedad y la política. A medida que China tenga más éxitos, la teoría debe poder explicar los fenómenos del país, diferentes a los de occidente. Si no puede explicarlo, será una teoría incompleta, que carece de aplicabilidad y generalización. No como antes, cuando se negaban con frecuencia los fenómenos chinos que no se correspondían con las teorías occidentales y los veían como herejías.

Hay quienes sostienen que la inclusión del RMB en los DEG no es necesariamente buena. La posibilidad de nuevos riesgos les preocupa mucho. Pero, de hecho, ¿cuál de los pasos en el proceso de reforma y apertura al exterior no implicó riesgos? Sin embargo, China los ha controlado y ha evitado cometer errores graves. En las acciones importantes, incluida la incorporación a la OMC, China insiste en el principio de buscar la verdad en los hechos, y no se conforma con marcar el paso, ni busca jactarse. La inclusión del RMB en los DEG es un avance estratégico de China, pero realizado de manera concienzuda, por lo que su riesgo es controlable.