CHINAHOY

HOME

2015-June-2 15:24

Una película de lobos

Por TANG YUANKAI

EN 2008, Jean Jacques Annaud, famoso director francés, terminó una filmación en el desierto del Sahara y regresó a su casa en Francia. Entre los numerosos libros que habían sido enviados por sus amigos, descubrió El Último Lobo (Wolf Totem).

“Me atrajo en seguida la historia del libro al leerlo por primera vez”, expresó Jean Jacques. En su niñez, Jean tenía una profunda curiosidad por China y hacia los prados. “Yo tuve experiencias similares a las del autor Jiang Rong. La convivencia armoniosa entre el ser humano y la naturaleza siempre ha sido una de mis convicciones”. El continente africano le permitió a Jean entender cómo el ser humano y la naturaleza pueden convivir con armonía.

Obra original bien vendida

La película El Último Lobo es una adaptación de la novela del mismo nombre de Jiang Rong. Hasta 2014, la versión en mandarín fue impresa más de 150 veces en la parte continental china, convirtiéndose en uno de los diez libros más vendidos en los últimos 10 años y, al mismo tiempo, sus versiones en 39 idiomas han llegado a 110 países y regiones.

La novela cuenta la vida entre los pastores y lobos en el prado de Mongolia Interior y los contactos entre el ser humano, los animales y la naturaleza durante la Gran Revolución Cultural (1966-1976).

En la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Francia en marzo de 2014, en compañía de los ministros de Comercio de ambos países, El Último Lobo llegó a ser una de las películas coproducidas por ambas partes y consiguió una garantía de distribución mínima de ocho millones de dólares en Europa.

Durante la filmación, Jean hizo todo lo posible para proteger el ambiente del prado, nunca usaba autos para transportar los equipos y cada día caminaba una hora a pie para llegar al lugar de filmación.

Para evitar causar deterioro al prado cuando la gente caminaba, el grupo de filmación protegía las hierbas con placas, además, había un equipo encargado de transportar basura. “También introducimos un sistema de tratamiento del humo, con el fin de disminuir al máximo el perjuicio a los animales que participaron en la película”, explicó el productor Wang y agregó: “aunque eso incrementó el coste, nos parece que vale la pena hacerlo si es para proteger el ambiente”.

Todo esto permitió a Jean “conocer más a los chinos contemporáneos”. El director francés percibió con placer el deseo de sus compañeros de trabajo por mejorar el ambiente. “Esto también fortalece la premisa de la película”.

Escena de El Último Lobo.


Los lobos son protagonistas

El autor de la novela, Jiang Rong, y el director francés, Jean, llegaron al consenso de que los protagonistas de la película debían ser lobos, los grises del prado de Mongolia Interior. “Pues, tanto la visión como el espíritu de los lobos y los perros son diferentes. Los perros nunca podrán darnos una perspectiva tan salvaje”, recalcó Jean así que, “si hubiésemos usado perros en lugar de lobos, sin duda, la película habría sido un fracaso”.

Aunque con la tecnología de computación CG, pudo haber “creado” distintos tipos de “lobos”, Jean insistió en usar un 95 % de lobos auténticos. “Así podemos conocer y captar el verdadero espíritu y temperamento de los lobos”, creía Jean.

Pero todo el mundo sabía que el lobo es el animal más peligroso e indomable. Además, para filmar la película, necesitaban no solo un lobo, sino un grupo de lobos. El primer trabajo preparatorio para el grupo de filmación en 2009 fue buscar, criar y entrenar a los lobos, para lo cual estableció en Shunyi, de Beijing, una base de lobos de acuerdo al estándar internacional. Así se criaron y entrenaron a más de 100 lobos, y finalmente solo 20 fueron seleccionados como “actores”. Afortunadamente el grupo de filmación pudo invitar a Andrew Simpson, conocido domador canadiense de fieras cuyo sobrenombre es el “rey de lobos”.

A diferencia de otros productores, Wang Weimin, productor de El Último Lobo, se encargó principalmente de criar lobos. Junto con Andrew, Wang recorrió casi la mitad de China y finalmente los dos compraron en el parque de animales salvajes de Harbin, provincia de Heilongjiang, más de diez cachorros de lobos recién nacidos de raza pura gris del prado de Mongolia Interior. Los trabajadores de la filmación les dieron leche con biberón, les cuidaron con mucha atención, incluso de vez en cuando durmieron con los cachorros.

Antes de filmar la película, la mamá del actor principal, Feng Shaofeng, le contó una experiencia: cuando el lobo pone su pata sobre tu hombro, no debes girar tu cabeza para verlo, pues, si lo haces, muerde tu garganta. Feng enseñó al periodista la cicatriz en su cuello mordida por un lobo chico, a la que considera el “precio del amor”. “Al día siguiente, el lobo chico vino a disculparse y lamió mi herida”, recordó Feng.

Criar y entrenar a los lobos era una parte del trabajo de Feng Shaofeng. Para lograr involucrarse profundamente con los cachorros, él mismo hizo todo, los alimentó y se divirtió con ellos. A veces, les observaba durante horas sentado mientras ellos jugaban. “No debes creer que el sentarme aquí y mirarlos no tiene sentido”, explicó Feng, “de hecho, ellos mantienen un alto grado de vigilancia. Siempre te observan para juzgar si eres agresivo o no”. Después de que los cachorros confirman que eres amistoso con ellos, en seguida, se te acercan. Feng expresó con orgullo: “mis hijitos me saludan al verme enseguida”, a pesar de que han pasado algunos años, ellos pueden reconocerle, “porque los crió”.

Escena de El Último Lobo.

 

Libertad y amor del lobo

El lobo nunca considera al ser humano como su dueño. Eso sostiene Feng. “Por su apariencia exterior, el lobo no tiene mucha diferencia con el perro, pero el lobo prefiere morirse que rendirse”. Eso explica por qué el perro puede ser llevado con su correa por su dueño y el lobo, no. Empero, puede haber comunicación entre el ser humano, el lobo y todos los animales.

El lobo Cloudy, favorito de Wang Weimin, es el “rey de los lobos”. Una vez padeció una enfermedad intestinal, pero gracias a una veterinaria que lo operó, pudo sobrevivir. La reacción de Cloudy después de ser operado sorprendió a todos. Él, sentado en la cama, tranquilo, dejó que la doctora desconocida acariciara su cabeza y lamió las manos de la médica en señal de agradecimiento. Normalmente cuando un lobo, sobre todo el “rey de los lobos”, se despierta de la anestesia y al ver a los médicos y enfermeras desconocidos, reacciona de forma fuerte e incluso muerde a los doctores. “Conozco que el lobo cuenta con la virtud de agradecer, pero me sorprendió la reacción de Cloudy”, dijo Jiang Rong, pues, “¿cómo supo que la doctora era la persona que le había salvado la vida?”.

En la novela, el autor suspira en varias ocasiones con emoción: el lobo tiene las cualidades que el ser humano no posee y admira. “Confío en que, en adelante, cada vez más libros sobre lobos y más gente que tiene contacto con lobos podrán certificar esta conclusión”.

El director de la película junto a dos actores.

 
Cuando terminó la filmación de la película, Wang Weimin sufrió mucho por separarse de sus “hijitos” con quienes había vivido por tres años, pues la base iba a ser destruida. Andrew sugirió que los llevara con él a su base de crianza de lobos en Canadá. Wang evaluó esa posibilidad y concluyó que, de quedarse, los lobos no iban a estar bien ni sentirse relativamente libres. Así que pensando en la felicidad y el futuro de los lobos, convenció a la parte inversionista de que hiciera los trámites de emigración. Al ser encarcelado en la jaula de acero, Cloudy se resistió fuertemente y dejó de comer cuando bajó del avión, luego se enfermó. Desde entonces, el “rey de los lobos”, con gran potencial de ser estrella de cine, se deprimió.

Unos meses después, Wang Weimin voló a Canadá a ver a sus hijos. Cuando todos sus hijitos corrieron hacia él con alegría, Cloudy no le hizo caso y no quería reconocer a su entonces papá. Él no podía perdonar a Wang por haberlo abandonado.

“El amor del lobo no permite la traición y el perjuicio”, dice Jiang Rong, “el lobo toma la libertad y el amor como el cielo”. Después de perder la libertad y el amor, el corazón de Cloudy quedó muy lastimado.

En el prefacio del libro redactado por Wang Weimin, Lobos actores y estrellas, Jiang Rong expresa su deseo de que los actores lobos puedan convertirse en lobos del cielo para las personas que aman la naturaleza, los animales y la libertad.