CHINAHOY

HOME

2015-September-1 15:49

El frente chino contra la agresión japonesa

Por JIAO FENG y ZHOU LIN

A raíz del Incidente del Puente de Marco Polo, del 7 de julio de 1937, el ejército japonés aceleró su invasión a China. Las dos formaciones políticas más sobresalientes en China en esa época, el Partido Nacionalista, o Kuomintang (KMT), y el Partido Comunista de China (PCCh), constituyeron el frente unido chino contra la agresión japonesa, en un esfuerzo por salvar la nación. El ejército chino se enfrentó al Ejército Imperial Japonés en la ciudad costera oriental de Shanghai, y puso coto a la ambición de este último de “subyugar a China en tres meses”. En la provincia central de Shanxi, mientras tanto, el VIII Ejército obtuvo una gran victoria en Pingxingguan, disipando el mito de la “invencibilidad” nipona. China finalmente emergía victoriosa, después de años de tenaz resistencia. Setenta años más tarde, revisamos las dos batallas que ocurrieron en el inicio de este prolongado y sangriento conflicto.

8 de julio de 2015. Un ciudadano filma la pared de los almacenes Sihang, acribillada a balas. Cnsphoto
 

La Batalla de Songhu

El Museo de la Guerra Contra la Agresión Japonesa de Songhu se encuentra en el Parque Linjiang, del distrito de Baoshan, en el portal acuático del norte de Shanghai, en la confluencia de los ríos Huangpu y Yangtsé. Xu Rong, secretario adjunto del Comité del Partido del Museo, explica que el museo se ubica en el sitio original del campo de las dos batallas de Songhu, donde estaba originalmente el distrito de Baoshan.

Las piezas en exposición incluyen escrituras, fotos antiguas, reliquias y reproducciones de las dos batallas históricas de Songhu.

La noche del 28 de enero de 1932, la infantería de marina japonesa en Shanghai se desplegó en cinco divisiones que atacaron a las tropas chinas a cargo de la defensa del distrito de Zhabei. El comandante japonés había declarado previamente que sus ejércitos capturarían Shanghai en solo cuatro horas. El Ejército defensor ofreció tenaz resistencia, matando o hiriendo a 10.000 soldados japoneses en 36 días. Los japoneses se vieron obligados durante este período a cambiar a su comandante en jefe en tres ocasiones.

El Incidente del Puente de Marco Polo en 1937 marcó el inicio de la invasión japonesa a gran escala a China. El 13 de agosto de ese año, las tropas japonesas atacaron Shanghai, arruinando los distritos de Zhaibei y Nanshi. Los defensores chinos emprendieron entonces una batalla de tres meses contra los invasores. Después de seis días y noches de bloqueo, los atacantes se valieron de bombas de sulfuro y granadas inflamables para arrasar el distrito de Baoshan. En la tropa de defensa, el tercer batallón del regimiento 583 de la 98ª división, luchó hasta el último hombre. El comandante Yao Ziqing y sus 600 soldados sacrificaron sus vidas tras quedar sin municiones y suministros. Hoy una estela ubicada en la esquina suroeste del parque lleva la leyenda tallada “Sitio de inmolación del batallón de Yao Ziqing”.

La muestra del Museo incluye manuscritos, cartas y documentos, entre ellos Las memorias de la batalla de Songhu, El registro militar de la batalla de Songhu contra la agresión japonesa, y también una pintura de un corresponsal de guerra japonés. Todos detallan la invasión japonesa de Shanghai. Entre las piezas hay un cuadro llamado “Irrupción en la Casa K de Zhaibei” que muestra a soldados japoneses armados con pistolas e irrumpiendo en casas destruidas.

Una de las vitrinas contiene medallas conmemorativas, como las del “Comité de Compañeros de las Tropas Aisladas de Sihang”. Los almacenes Sihang, donde se ubicaban los cuatro grandes bancos de Shanghai, conforman una mansión de hormigón de seis pisos, en el número uno de la calle Guangfu, en la orilla norte del río Suzhou, frente a las concesiones extranjeras de Shanghai. A finales de octubre de 1937, el comandante Xie Jinyuan y su 524º regimiento, resistieron una docena de arremetidas, durante una batalla que duró cuatro días y noches, para dar cobertura a las fuerzas chinas que se retiraban hacia el oeste. La defensa acertada del almacén constituyó un muy necesario aliento para el ejército chino y los civiles de la urbe, tras la desmoralizadora invasión japonesa de Shanghai.

La pared del oeste de los almacenes Sihang, acribillada a balas y manchada de sangre, sigue en pie en la actualidad, devenida muro conmemorativo de la agresión. Este edificio está sujeto a restauración para conmemorar la batalla y a los héroes que lucharon en ella y sacrificaron sus vidas.

La 115ª división del VIII Ejército logró la gran victoria de Pingxingguan.

Recuerdos de la aldea de Baiyatai

El 25 de septiembre de 1937, Zeng Huai, a la sazón con 35 años de edad, se topó con las tropas del VIII Ejército, cuando abandonaba la aldea. “Un general montado en un gran caballo, y acompañado por cuatro guardias, pidió a mi padre que guiara a las tropas”, recuerda Zeng Shirong, hijo de Zeng Huai. El hijo tenía entonces apenas tres años. “Puedo recordar, desde que cumplí cinco años, cómo mi padre repetía una y otra vez la historia de aquella batalla feroz”, narra Zeng Shirong, hoy con 81 años de edad.

Una foto en blanco y negro del joven Zeng Huai ocupa un espacio privilegiado en la casa de su hijo Zeng Shirong. Zeng padre sirvió de guía al VIII Ejército y también organizó un grupo de camilleros para llevar a los heridos en un trayecto de 2,5 kilómetros hasta una aldea cercana. Solo después de la batalla fue que Zeng se percató de que el comandante que conoció esa mañana era el célebre general Nie Rongzhen.

El Valle de Shiliqiaogou, donde se libró la batalla más feroz, puede divisarse desde las alturas donde se afinca el Templo Laoye, en la aldea de Baiyatai, en la provincia de Shanxi. El terreno aparenta ser un abultado bolsón con una pequeña abertura, el cual se extiende por más de cinco kilómetros desde Laiyuan, en la provincia de Hebei, hasta Lingqiu, en Shanxi. También es el único camino hacia Taiyuan, capital de Shanxi. El valle de Shiliqiaogou medía alrededor de 10 metros de ancho, con agudas pendientes de 20 metros a cada lado.

Este angosto sendero de tierra a través del valle no ofrecía resguardo alguno. Fue aquí que la 115ª división del VIII Ejército aniquiló a más de 1.000 soldados japoneses, destruyó más de 60 de sus vehículos y capturó armas y municiones. La victoria fue el primer triunfo de la 115ª división del VIII Ejército, en la resistencia nacional contra el ejército japonés.

Hoy, dos construcciones solitarias se mantienen enhiestas en la aldea de Baiyatai. Una es la oficina del Comando de Batalla de la 115ª División a la entrada del pueblo, donde los generales Lin Biao y Nie Rongzhen libraron la batalla de Pingxingguan. El otro es el Templo Laoye, donde el VIII Ejército libró su sangrienta batalla contra el ejército japonés, hasta que finalmente recuperó la estratégica ubicación.

Zeng Shirong recuerda a su padre que sirvió de guía al VIII Ejército. Zhou Lin

Mamá, te extraño

En septiembre de 1938, Mao Zedong resumió la importancia de la gran victoria de Pingxingguan en una reunión en Yan’an, al decir que había sido una campaña política vital, que movilizó a millones de chinos en la lucha contra los invasores nipones.

El Museo Memorial de Pingxingguan exhibe una foto del ciudadano shanghainés Pu Jiting y sus dos hijas. Cuando en la urbe se supo la noticia triunfal, las dos chicas usaron el dinero que ahorraban de sus caramelos para comprar sendos telescopios militares y enviarlos a los generales Zhu De y Peng Dehuai.

Entretanto, el ejército japonés se retiraba, con la moral hecha trizas y sus tropas desgajadas. Cuando el VIII Ejército y los lugareños limpiaron el campo de batalla, descubrieron una carta escrita por un joven soldado japonés apellidado Miura a su prometida. El mismo decía: “La muerte es algo común en las batallas. Varios amigos que estaban conmigo han muerto sin razón aparente. Como salida de la nada, una bala perdida mató a un soldado que caminaba delante de nosotros. Estamos sumidos en un constante pavor a la muerte”.

Otro joven soldado escribió a su madre: “Mamá, solo tengo 18 años. ¿Por qué debo venir tan lejos a matar chinos? Mamá, extraño mi casa. Hace unos días, cuando pasábamos por una aldea, el oficial ordenó quemar las casas y matar a los civiles. Todos eran campesinos pobres. Cuando me salpicó su sangre, sentí mucho miedo. No quiero matar a nadie, mucho menos a gente común como ellos. Vine aquí con el ideal de luchar por el honor de Japón. Pero ahora, mamá, quiero volver a casa y estudiar en la escuela”.

 

Historia y Tradición

  • El sueño chino,ml sueño
  • Sesiones de la APN y la CCPPCh en 2012
  • Cumbre sobre el cambio climático de Durban
  • Serpiente emplumada americana y dragón chino
  • Guizhou Mirando hacia el futuro