El Muqam, el vivo espíritu de los uigures
Por Andés pizarro
A todos nos han contado de niños el cuento de Aladino y la lámpara maravillosa. Sin embargo, pocos han reparado en que, según la versión original, se trata de la historia de un muchacho vehemente y pobre que creció “en una ciudad de la China”. El notable escritor peruano Oswaldo Reynoso, quien vivió doce años en China, señala que, por lo general, las alusiones a ciudades chinas que aparecen en los cuentos árabes o persas hacen referencia a la región autónoma uigur de Xinjiang, en el noroeste del país.
Llegar a Xinjiang –que literalmente significa “nueva frontera” en chino– es estar ante un lugar tan exótico que, en efecto, parece haber sido arrancado de una página de Las mil y una noches. Por encima de todo, Xinjiang es un espacio en el que convergen muchas culturas, en especial la uigur, la milenaria etnia musulmana de China, cuya extraordinaria riqueza cultural se debe esencialmente a la integración de las tradiciones del Asia Central con las de antiguas civilizaciones, como la india, la persa y la griega.
Donde hay uigures, hay Muqam
Gracias a los uigures, Xinjiang es conocida como la “tierra de canciones y danzas”. Como bien apunta Adalyat Issiyeva, catedrática de la Universidad McGill de Quebec (Canadá), al hablar de la tradición musical de los uigures no se puede ignorar que la danza era considerada inicialmente por estos como un medio para expresar la devoción y fue una práctica común en eventos religiosos (luego se volvió una música secular). De hecho, los uigures nunca consideraron a la danza como un sacrilegio o una violación del Corán.
Hablar de la riqueza musical de los uigures es hablar del Muqam, una exquisita forma de arte que integra la música, la literatura, el teatro y –claro está– el baile, y que cuenta con más de 1.500 años de historia. En los últimos años, el Gobierno Central ha invertido millones de yuanes en la construcción de la “Galería Cultural Fronteriza de la Ruta de la Seda”, un esfuerzo que se vio incentivado el 25 de noviembre de 2005, cuando el Muqam Uigur de Xinjiang fue considerado por la UNESCO como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
En 2006, el gobierno de la región autónoma invirtió 1,8 millones de yuanes (casi unos 285.000 dólares) en apoyar económicamente a la Compañía de Teatro Muqam de Xinjiang para el montaje de una singular representación a gran escala, titulada “La primavera del Muqam”. Merced a ello, la isla de Taiwan invitó a la compañía a representar dicha obra durante tres años consecutivos, entre 2005 y 2007.
Las canciones del Muqam no solo consisten en baladas populares, sino que algunas de sus letras están inspiradas en poemas escritos por los grandes maestros uigures, por lo que son también un testimonio de la vida e historia contemporáneas de la sociedad uigur. Las habilidades en el baile implican pasos únicos, ritmos y formaciones, así como singulares piruetas (coger flores con la boca, llevar tazones sobre la cabeza e imitaciones de animales).
La “Madre de la música uigur”
El Muqam de Xinjiang ha desarrollado cuatro principales estilos regionales: el Muqam de Turpan, el Muqam de Hami, el Muqam de Dolan y Los Doce Muqam; esta última conocida como la “Madre de la música uigur”.
Se dice que a mediados del siglo XVI, la concubina imperial Amannisahan, del reino de Yarkant, quien también era una reconocida poeta y música, se empeñó en reunir todo el material musical del Muqam que estaba disperso en las áreas pobladas por los uigures. Ello, finalmente, la llevó a crear 12 grandes composiciones, hoy conocidas como Los Doce Muqam.
Cantar un Muqam completo toma alrededor de 2 horas, por lo que la representación total de Los Doce Muqam –compuesta por 360 melodías diferentes– requiere, al menos, 24 horas. Además, presenta una amplia variedad de temas, entre ellos la búsqueda del verdadero amor, el lamento por el destino ya trazado, el significado de la verdad y otros relatos fantásticos.
El Muqam de Hami
Durante nuestro recorrido por la Prefectura de Hami tuvimos la oportunidad de apreciar la belleza del Muqam de Hami, cuya estructura es diferente y ha absorbido muchos elementos de la planicie central de China, el Asia Central y el Asia Occidental. “Nuestros músicos y actores más viejos tiene una edad que fluctúa entre los 70 y 80 años, y alrededor de un 31% de los artistas del Muqam de Hami proceden de etnias minoritarias”, asegura Zhang Wenquan, subsecretario prefectural del Partido Comunista de China (PCCh) de Hami.
Fue así como en una tarde soleada de septiembre –bajo un cielo que de tan caluroso parecía blanco– llegamos al Centro del Patrimonio del Muqam, donde se nos mostró una obra basada en la representación cómica de una boda tradicional uigur. Rápidamente nuestros ojos se dirigieron hacia hermosos y extraños instrumentos como el ghijak, una especie de violín; el dap, una suerte de tambor; y el aijieke, un instrumento de cuerda de 64 cm de largo, cuyo cuello está hecho de madera de almendro o de peral, y su cuerpo, de melocotonero.
De pronto, salieron al escenario las mujeres, cuyos sensuales movimientos de brazos, hombros y caderas nos hicieron pensar en la enigmática Sherezada, la primera narradora de Aladino y la lámpara maravillosa, que encandiló con su belleza y sabiduría al vengativo rey Sharigar. Al verlas danzar, no nos quedó la menor duda de que Xinjiang no es solo un variopinto lugar de rasgos e idiomas, sino también un abanico de colores de ojos y cabellos.
De entre todas las bailarinas sobresalió la figura de Gulmira, una joven de 20 años egresada del Instituto de Artes de Xinjiang, cuyos cabellos rizados denotaban sus raíces uigures. “Aprendí a bailar el Muqam en la escuela primaria y lo que antes era un pasatiempo hoy se ha convertido en una profesión. Para mí, la música es una forma de liberación”, manifestó a China Hoy.
Valgan verdades, la responsabilidad de transmitir esta tradición a las nuevas generaciones –y evitar así su de-saparición– ha caído sobre los hombros de los artistas folclóricos y de las autoridades locales. Pero, qué duda cabe, se trata de una ardua tarea.
“Nuestro trabajo está enfocado ahora en fomentar el Muqam entre los jóvenes de Xinjiang. Afortunadamente, la distinción de la UNESCO nos dio un gran impulso y hoy recibimos mucha más ayuda y muchos más turistas”, expresa Saimaiti, subdirector del Centro del Patrimonio del Muqam, creado en 2009 en la ciudad de Hami, y que tiene decenas de filiales en toda la región. Tales esfuerzos van de la mano con un famoso dicho en Xinjiang: “Nosotros, los uigures, nacimos con el Muqam y moriremos con el Muqam”. Jamás un baile explicó tanto de un pueblo.