En 1955, Soong Qing-ling, entonces vicepresidenta de China, visitó en un hospital a un grupo de madres y recién nacidos.
Un ejemplo a seguir
En 1955, Soong Qing-ling, entonces vicepresidenta de China, visitó en un hospital a un grupo de madres y recién nacidos.
Un ejemplo a seguir
Soong Ching-ling nació el 27 de enero de 1893, en el seno de una familia de misioneros y empresarios de Shanghai. Durante su adolescencia y juventud recibió una educación de estilo estadounidense y, posteriormente, contrajo nupcias con Sun Yat-sen, convirtiéndose en una fiel seguidora de la causa revolucionaria que dirigía su esposo.
En 1937 se desencadenó la invasión japonesa a China. En junio del año siguiente, Soong Ching-ling estableció en Hong Kong la Liga para la Defensa de China, la cual respaldaba la lucha contra Japón y adoptaba a los niños de las zonas afectadas por la guerra. Luego de la finalización del conflicto, la Liga para la Defensa de China cambió de nombre por el de Fondo de Bienestar de China y posteriormente, en agosto de 1950, por el de Instituto de Bienestar de China (IBCh). Un centro de bienestar infantil y un taller de teatro infantil fueron creados para proporcionar ayuda a las mujeres y los niños en ámbitos como la educación, la salud y la cultura. Soong Ching-ling fundó, además, las revistas Época de los Niños y China Reconstruye (actualmente China Hoy).
Poco después de la creación del IBCh, Soong Ching-ling declaró que el propósito de este no era asumir las funciones del Gobierno, sino más bien servir de ejemplo en los esfuerzos que el Gobierno no alcanzaba a hacer. En los primeros años de la República Popular China, el IBCh recurrió a maestros y a teorías pedagógicas de Occidente, y algunas de sus iniciativas fueron experimentales.
En la década de 1980, muchos dirigentes de gobiernos y partidos políticos del extranjero llegaron a China para visitar las organizaciones afiliadas al IBCh. El centro de actividades para adolescentes –al igual que la sede del Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de China y el Templo del dios Chenghuang en el barrio viejo de Shanghai– se volvió un lugar muy frecuentado por los visitantes extranjeros.
Todo para los niños
El cuidado de los niños fue una de las principales preocupaciones de Madame Sun Yat-sen y este enfoque ha sido mantenido por el IBCh a través de sus jardines de infantes y escuelas, donde se hace hincapié en la igualdad de oportunidades para todos y se priorizan las necesidades de los niños. El proceso de aprendizaje ha sido diseñado para que sea lo más divertido posible. Los niños son incentivados a participar en juegos interactivos. Por ejemplo, a cada niño se le motiva a participar en los festivales de música y se le anima a elaborar sus propios juguetes. En cada etapa, las virtudes de cada niño –ya sea en arte, ciencia o música– son estimuladas con el fin de que comience a confiar en sí mismo.
En 1947, Soong fundó el primer grupo artístico infantil de la Nueva China, el Elenco del Instituto de Bienestar de China. En 1949 estableció el Jardín Infantil del IBCh, la primera guardería a modo de internado de Shanghai. Asimismo, en 1952, gracias a los fondos que se le otorgaron por el Premio de la Paz, pudo establecer el Hospital de Salud de las Mujeres y los Niños, el primero especializado en salud materna e infantil en la República Popular China. En 1953, ella misma eligió el lugar para el primer centro integral de actividades para adolescentes de la República Popular China, conocido como el Palacio de los Niños del IBCh.
El IBCh, por su parte, se ha encargado también de la formación de maestros de guardería para todo el país. El Instituto cuenta con una experiencia de seis décadas en la gestión de jardines de infancia y escuelas, lo cual es algo invaluable respecto al objetivo de mejorar la educación en todo el país. Cada verano de esta última década, los docentes de las guarderías del IBCh han sido enviados a los jardines de infancia de las regiones menos desarrolladas del país, como Xinjiang, Ningxia y el Tíbet.
Soong y los niños de la guardería del Instituto de Bienestar de China, en una imagen de 1953.
Ayuda a los más necesitados
El IBCh y la Fundación Soong Ching-ling de Shanghai son dos entidades que han venido colaborando ampliamente. Cada año se unen para recaudar 20 millones de yuanes que son destinados a las zonas pobres del país.
Parte de ese monto es empleado en la reducción de la mortalidad materno-infantil en las zonas rurales del oeste de China. Debido a la inadecuada infraestructura vial, los cuantiosos gastos y las costumbres, solo el 10% de mujeres gestantes dan a luz en hospitales. Esto genera altas tasas de mortalidad no solo en los niños, sino también en las madres. Para afrontar esta situación, el IBCh inició el Proyecto de Seguridad Materno-Infantil, cuyos objetivos son sensibilizar a las mujeres sobre los beneficios de alumbrar en hospitales, entrenar a las parteras locales y establecer centros de salud materno-infantil.
(De izq. a der.) Chen Baihua, Ji Hongxing, Wang Luning, Ai Baiying, Zou Wei, actuales directivos del Instituto de Bienestar de China.
En los últimos tiempos, el IBCh ha apoyado también las necesidades educativas de la minoría étnica Yi, en la zona montañosa de Daliang, provincia de Sichuan. Allá algunas aldeas constan de tan solo 10 familias y el agreste ambiente, la lejanía y la baja remuneración han generado una escasez de profesores de carrera. Aunque los niños locales desean fervientemente ser instruidos deben caminar por las montañas unas dos o tres horas para llegar a clases (algunos, incluso, lo hacen unas siete horas al día). Personal del IBCh visitó la zona y pasó días con los lugareños para llevar a cabo una investigación sobre sus necesidades específicas. Las sugerencias que posteriormente se redactaron fueron adoptadas por el Ministerio de Educación y han mejorado el acceso de los niños a las escuelas de la zona.
Soong Ching-ling dijo una vez que la esencia de la caridad es visitar el lugar donde surgen las necesidades. En los últimos años, la población china ha ido envejeciendo a un ritmo vertiginoso. Los adultos mayores necesitan ayuda. Sin embargo, algunos de estos siguen cayendo en el olvido debido a que la sociedad todavía no está preparada para afrontar el problema, ya sea por cuestiones económicas, por el sistema de bienestar o por la mentalidad. Al ver este problema, el IBCh ha comenzado a establecer asilos.
Los asilos del IBCh comenzaron a funcionar hace cuatro años y son considerados ya como uno de los centros más importantes del país en términos de calidad de vida para el adulto mayor.
Los asilos pretenden seguir el ejemplo de las escuelas del IBCh y compartir su experiencia con el Gobierno y otros centros de atención para las personas mayores. El IBCh ha establecido también vínculos con organizaciones mundiales de servicio al adulto mayor y con asilos de otros países para aprender de sus experiencias.