Tres periodistas mexicanos en China
ALMA Paola Wong es periodista en el Grupo Milenio. Su abuelo era chino y su padre siempre buscó conservar sus raíces chinas y transmitírselas a ella. Debido a ello, siempre tuvo una gran inquietud por China. Martín Salas es fotógrafo y Hugo Armando López, camarógrafo. Ambos, también del Grupo Milenio, nunca habían contemplado un viaje a China, aunque sus paisajes siempre les habían parecido de los más hermosos que existen.
Durante diez días en el mes de abril, los tres tuvieron la oportunidad de viajar a China y visitar las ciudades de Beijing, Hangzhou, Shanghai y un antiguo pueblo, Wuzhen. La Embajada de China en México los invitó, pues se buscaba que experimentaran en persona las maravillas del país y que, a la vez, dieran su punto de vista no solo como turistas sino como reporteros mexicanos de todo lo que China tiene para ofrecer. Durante el viaje los acompañaron colegas de la revista China Hoy, que forman parte de China International Publishing Group, quienes les ayudaron a comunicarse, les explicaron las costumbres locales y les brindaron apoyo para que realizaran su trabajo.
A su regreso a México, la Filial Latinoamericana de la revista China Hoy invitó a estos tres reporteros a que compartieran un poco de lo que habían vivido en China. Por desgracia, Hugo López no pudo asistir debido a que tenía otros compromisos, pero tanto Alma Wong como Martín Salas nos contaron lo que los tres observaron durante el viaje.
Martín Salas, Hugo López, Liang Yue y Alma Wong (de izq. a der.) en la Gran Muralla. China Hoy
Una escena mágica
Cada una de las ciudades que visitaron tiene un encanto único y el clima les favoreció, pues durante su estadía la lluvia se hizo presente, bajando así los niveles de contaminación y creando paisajes únicos.
Primero visitaron Beijing, que los dejó impresionados por su belleza y limpieza. La primera vista que tuvieron de la capital china fue la de un día soleado, un poco caluroso y con semillas de sauce llorón en el aire, lo que les pareció una escena mágica, y que cualquiera definiría como “puramente oriental”.
Un segundo destino fue Hangzhou, que les mostró un clima más frío, aunque les cautivó debido al hermoso paisaje en el Lago Xihu o Lago del Oeste. Lo habían visto en imágenes en Internet, pero el apreciarlo en vivo fue una experiencia totalmente cautivadora.
Sin embargo, el lugar que más impactó a los tres fue la ciudad cosmopolita de Shanghai. Les sorprendió la gran diversidad de personas y su variedad de edificios, los cuales representan todos los cambios e influencias que ha experimentado China a lo largo de su historia.
Alma Wong y Hugo López en una visita a la fábrica de Zotye Auto en Hangzhou. China Hoy
El Bund y la Gran Muralla
Durante su estadía en Shanghai pudieron visitar el Bund, que es una zona de edificios situados a orillas del río Huangpu. Algunos de ellos son los más emblemáticos de la etapa colonial europea.
Cuando llegaron al Bund, el clima les puso una prueba difícil, pues entre la lluvia y el fuerte viento debían tomar una fotografía de este lugar, mientras alguien trataba de darles refugio con una sombrilla y el agua empapaba el lente de la cámara. Sin embargo, tras un arduo esfuerzo, consiguieron la foto.
La Gran Muralla China no estaba dentro del plan inicial, pero es uno de los lugares emblemáticos de China, por lo que hicieron una visita, y aunque esta solo duró 30 minutos, sin duda disfrutaron el estar ahí. No solo lograron conocer esta maravilla arquitectónica, sino también tomar unas fotos increíbles y poder contar un auténtico viaje a China.
Para el traslado entre Beijing y Hangzhou utilizaron el tren de alta velocidad, el cual llega a alcanzar los 200 km/h y, a pesar de esto, es muy estable, limpio y agradable. Antes, el recorrido de Beijing a Hangzhou solía tardar días, pero el tren bala redujo el tiempo en unas 8 horas, en las cuales pudieron observar hermosos paisajes. Martín y Hugo observaron todas esas comunidades por las que desearían caminar con su cámara en mano y con más tiempo.
La comida china los atrapó, pues iban con mente abierta a todos lados. Los olores eran mucho más penetrantes, debido a las especias, las verduras y a la forma de preparación de los platillos. Cada lugar que visitaron cuenta con su propia gastronomía y degustaron platillos que contenían desde pato y paloma hasta lo más común, como pescado y carne. Sin embargo, lo que nunca faltó fue el té, y tuvieron la oportunidad de probar sus diferentes variedades en China.
Ir a China les dejó una experiencia grata y un gran interés por volver y conocer más del país, su gente y su cultura. Se enfrentaron a una gran cantidad de diferencias, pero, gracias a ello, regresaron a México con grandes anécdotas, aprendizajes, risas y buenos amigos.
Una vista del Bund en Shanghai.