Valeria Luiselli y la China al final del hoyo
DEBE haber tenido 4 años. Valeria Luiselli vivía en Costa Rica y su padre, un destacado diplomático mexicano, le sembró una idea en la cabeza: le dijo que China estaba exactamente al otro lado del planeta y que si cavaba pacientemente en línea recta llegaría hasta allá. “Aquella idea fue una obsesión para mí durante mucho tiempo”, recordó Luiselli, quien de niña tenía la costumbre de hacer hoyos en la tierra. Hoy, a sus 32 años, la excavación ha tenido éxito: por fin pudo llegar a China.
Valeria Luiselli pisó Beijing a fines de marzo, como invitada especial del Festival de Literatura “Bookworm” (reconocida librería de la capital china), que la considera una “ascendente estrella literaria”. Además, Luiselli participó el 29 de marzo en un coloquio con el profesor y renombrado traductor chino Fan Ye en el Instituto Cervantes, en un esfuerzo conjunto entre la Embajada de México en China y el Centro de Estudios Mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aquella noche, en la sede del Cervantes, la gran noticia fue el acuerdo alcanzado con la editorial china Horizon Books para la publicación en chino de sus tres obras: Papeles falsos (2010), Los ingrávidos (2011) y La historia de mis dientes (2014). El plan es traducirlos para el próximo año. Horizon Books es también la editorial que publica en China las obras de renombrados escritores como el chileno Roberto Bolaño, el español Enrique Vila-Matas y el guatemalteco Augusto Monterroso.
Luego de la conversación literaria en el Cervantes, en una entrevista con China Hoy, Valeria Luiselli expresó su deseo de que fuese Fan Ye el traductor al chino de sus tres obras, pues durante su estadía en Beijing sintió mucha afinidad con él. “La verdad es que siento que me lee la cabeza”, manifestó. De hecho, el profesor Fan Ye fue el traductor al chino de Cien años de soledad, la emblemática novela del colombiano Gabriel García Márquez, la cual ha tenido una gran influencia en la literatura china.
Valeria Luiselli en el Festival de Literatura “Bookworm”. Andrea Mella
La casa de la infancia
En su primera obra, Papeles falsos, Valeria Luiselli escribe que una persona solo tiene dos residencias permanentes: la casa de la infancia y la tumba. A sus 32 años, no tiene mucho sentido hablar de lo segundo, pero la infancia sí que es un tema crucial en el caso de Luiselli, cuyos primeros años los pasó en países tan disímiles como Estados Unidos, Costa Rica, Corea del Sur y Sudáfrica.
Como hija de un diplomático, Luiselli tuvo que lidiar con muchos cambios en su vida. Pero si hay una anécdota que recodará por siempre fue la vez en que, vestida de China Poblana, conoció a Nelson Mandela, al que volvió a ver luego, durante un concierto del tenor italiano Luciano Pavarotti en Pretoria (Sudáfrica). Aquella vez, Luiselli se plantó frente al líder sudafricano y le preguntó si se acordaba de ella. “Claro, tú eres la que quiere ser doctora”, le dijo “Madiba”. “No, yo siempre voy a ser prosista”, respondió ella, con el atrevimiento que da la niñez. Y no se equivocó.
Hace poco, Luiselli encontró un cuento que había escrito precisamente durante aquella infancia itinerante. Debe haber tenido 8 o 9 años, y era un relato en el que China aparece como la potencia mundial absoluta, “en un mundo donde ya solo se habla chino”. Ello tiene una explicación, pues su padre viajó por China desde muy joven. De hecho, el diplomático Cassio Luiselli Fernández llegó a este país en la década de 1970, como parte de una delegación que estudió el sistema de comunas, con la intención de implementarla después en México. “China ha sido una gran pasión en la vida de mi padre y de niña me hablaba mucho sobre ella. Me hablaba de un gran país, de una gran potencia cultural”, recordó.
Hace dos años, en una de sus habituales columnas en el diario español El País, Valeria Luiselli escribió que cuando era pequeña (la infancia itinerante otra vez), China “era un gigante semidesconocido donde se manufacturaban productos baratos. Hoy parece acercarse a nuestras vidas con la fuerza silenciosa de las mareas”. Pero ahora que ha sido ella la que se ha acercado a China, ¿cómo luce ese gigante semidesconocido?
“El gigante me ha dejado completamente anonadada, fascinada y conmovida. He ido a la Universidad de Beijing y ha sido una de las experiencias más emocionantes que he tenido en mi vida”, mencionó Luiselli, quien quedó impactada por el nivel intelectual de los estudiantes chinos y las preguntas que le hicieron sobre la Ciudad de México, un tema totalmente distante de sus vidas. Valeria Luiselli se fue del país con buen té, una serie de libros sobre la generación más joven de escritores chinos y las imágenes de aquellos hutongs (callejones tradicionales de Beijing) por los que tenía mucha curiosidad.
“Tenía mucha curiosidad por entender más o menos el sistema de los hutongs. Yo he escrito mucho sobre espacios urbanos en mi trabajo. En mi tesis doctoral escribí sobre espacios de vivienda, como las vecindades y las azoteas de la Ciudad de México, y me interesaba ver las posibles conexiones entre esos espacios mexicanos y los hutongs”. De hecho, he encontrado muchísimos vínculos”, aseguró.
Sidewalks, la edición en inglés de su libro Papeles falsos.
Una china en Harlem
Hoy en día, Valeria Luiselli vive en uno de los barrios más conocidos de la ciudad de Nueva York, Harlem, y uno de sus puestos favoritos es una tienda en Chinatown, administrada por una señora china que le ofrece siempre té jazmín y otras medicinas tradicionales chinas. “Siempre que le digo que estoy mal, me receta polvos, té y me curo. Esa señora es como mi doctora”.
Luiselli es una de las grandes promesas de la literatura latinoamericana. En 2013 recibió el Premio Internacional de Literatura, otorgado por la Casa de las Culturas del Mundo de Berlín, por su novela Los ingrávidos. Su otra novela, La historia de mis dientes, fue considerada entre los 100 mejores libros de 2015 por el diario The New York Times, y alcanzó a ser finalista del Premio Nacional de la Crítica de Estados Unidos, la segunda mexicana en lograrlo.
De niña, Luiselli solía subir a los árboles, coleccionar lombrices y hacer hoyos en la tierra pensando en llegar a China. Pero Luiselli ha logrado llegar ya a China, así que le pregunto: “¿Si pudiera hacer un hoyo ahora mismo, hacia dónde iría?”. Y ella responde: “Hacia otro momento histórico de China para ver las cosas en directo. Me iría hacia la dinastía Qing”. El hoyo tendrá que ser más grande.