Diferentes miradas sobre América Latina
Mark Overmyer-Velázquez, director del Instituto de Estudios Latinos, Caribeños y Latinoamericanos de la Universidad de Connecticut.
A lo largo del siglo XX, América Latina fue considerada una zona de influencia de Estados Unidos, en una coyuntura ciertamente dominada por la Guerra Fría. En estos últimos años, Occidente viene prestando mucha atención al acercamiento entre dicha región y China. En estas circunstancias en las que suele reinar la desconfianza, los investigadores y académicos desempeñan un papel fundamental en aras de entendernos a ambos lados del océano Pacífico. Por ello, es interesante analizar cómo dos grandes países, como EE. UU. y China, han observado a América Latina desde una perspectiva académica. Se ha preguntado usted, por ejemplo, ¿qué temas latinoamericanos interesan a estos dos países?
El 9 de noviembre pasado, la Universidad de Asuntos Exteriores de China organizó el Taller sobre Estudios Latinoamericanos en China y EE. UU., el cual resultó muy útil especialmente para determinar las diferencias y similitudes en la mirada que estos dos países han tenido y tienen sobre América Latina.
Raíces históricas
Cuando hablamos de América Latina, obviamente, hay una gran diferencia respecto al vínculo con Estados Unidos y China. EE. UU. no solo comparte una extensa frontera con México, sino que también tiene una extensa tradición histórica con la región. Más de 50 millones de “latinos” o “hispanos” viven en EE. UU., en las escuelas públicas se imparten conocimientos básicos sobre América Latina, e incluso la cultura latina tiene todo un mes de celebraciones en lo que es llamado el National Hispanic Heritage Month.
Por ello, no es de extrañar que los estudios latinoamericanos en EE. UU. hayan empezado mucho antes que en China. “En EE. UU. iniciaron su camino inmediatamente después de la ocupación de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, allá por 1898, y tomaron forma como disciplina académica en la segunda mitad de la década de 1910, una época en la que EE. UU. incrementó su hegemonía en la región, observada sobre todo con la inauguración del Canal de Panamá en 1914”, manifestó Mark Overmyer-Velázquez, director del Instituto de Estudios Latinos, Caribeños y Latinoamericanos de la Universidad de Connecticut.
A diferencia de EE. UU., por aquellas épocas China vivía un periodo tumultuoso y América Latina no estaba en su campo de interés. “En los primeros años posteriores a la fundación de la República Popular China en 1949, las únicas noticias que llegaban de la región tenían que ver con desastres naturales, terremotos”, señaló Jiang Shixue, vicepresidente de la Asociación China de Estudios Latinoamericanos. Sin embargo, todo ello cambiaría diez años después con la Revolución Cubana.
Es aquí donde hay una interesante convergencia entre China y EE. UU. El ascenso de Fidel Castro al poder en Cuba no solo dio un gran impulso a los estudios latinoamericanos en China, sino también en Estados Unidos, donde el temor a una expansión del comunismo hizo que se crearan programas culturales y educativos, como el Fulbright-Hays Act de 1961, o programas económicos, como la Alianza para el Progreso.
En la segunda mitad de los años 60, China vivió un nuevo periodo tumultuoso, el de la Revolución Cultural. “Los estudios sobre América Latina se vieron afectados por la atmósfera política. La atención académica estaba puesta en los movimientos proletarios revolucionarios y no tanto en los problemas económicos, sociales y culturales de Latinoamérica”, puntualizó Dong Jinsheng, vicepresidente de la Asociación China de Historia Latinoamericana y secretario general del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Beijing.
Desafíos a superar
Con la reforma y apertura al exterior, los estudios sobre América Latina en China comenzaron a tener un nuevo enfoque, mucho más académico. Hoy hay más de 90 facultades de español en las universidades chinas, así como más de 40 centros de investigación sobre América Latina, impulsados por profesores chinos, en las universidades de este país. Del mismo modo, existen por lo menos una decena de centros culturales de América Latina (o de un país latinoamericano) en China, creados por universidades latinoamericanas en convenio con sus pares chinas.
Lo avanzado en los últimos 35 años ha sido bastante, pero todavía queda mucho camino por recorrer. “En China aún no hay suficientes investigaciones de campo y tenemos una escasez de académicos bien cualificados”, sostuvo Jiang Shixue.
Por su parte, Mark Overmyer-Velázquez mencionó que su impresión es que los académicos estadounidenses no conocen mucho sobre la relación entre China y América Latina. “Hay un desierto, un vacío de información. Desde un punto de vista académico, la poca información que circula es bastante crítica y expresa una preocupación en que China pueda reemplazar a EE. UU. como presencia hegemónica en la región. En Estados Unidos necesitamos más estudios al respecto”.
Participantes del Taller sobre Estudios Latinoamericanos en China y Estados Unidos, realizado en la Universidad de Asuntos Exteriores de China.
¿Qué interesa de América Latina?
Un punto importante es saber cuáles son los temas latinoamericanos que hoy interesan a EE. UU. y China. Por el lado estadounidense, la atención está puesta en temas como la energía (que implica la situación de países como México y Venezuela), la migración, la lucha contra las drogas (sobre todo ahora que en México se debate la legalización del consumo de marihuana) y especialmente asuntos como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y lo que allá llaman “el realineamiento del orden económico global”, impulsado también por el mayor acercamiento entre China y América Latina.
Por el lado chino, Jiang Shixue, quien es también investigador de la Academia China de Ciencias Sociales, cree que en el país se debe analizar más la situación de los gobiernos latinoamericanos de izquierda y si “la fiesta para ellos ha terminado”. Además, Jiang propone prestar mucha más atención al aspecto social de América Latina. “En China los problemas sociales son un asunto serio y podemos sacar algunas lecciones de América Latina”, dijo. Asimismo, planteó que los académicos chinos expliquen a su Gobierno cuál es la mejor forma de implementar el marco de cooperación “1+3+6”, propuesto durante el Primer Foro entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China.
Como decíamos al inicio, los académicos cumplen una función clave. Por ello, debates como el organizado por la Universidad de Asuntos Exteriores de China resultan muy beneficiosos.