LA visita del presidente de Colombia, Gustavo Petro, era muy esperada en Beijing. Ya en octubre del año pasado, el país sudamericano había anunciado su intención de unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), un macroproyecto que China viene impulsando desde 2013. En esta ocasión, Petro pisó suelo chino decidido a oficializar una decisión que, sin duda alguna, marcará un antes y un después en la relación con el país asiático, y que va en línea con la mirada que el jefe de Estado colombiano tiene sobre el mundo de hoy.