Análisis
China-Brasil: Unidad y autosuficiencia
2025-09-01    Fuente: Centro para las Américas    Autor: MICHAEL ZÁRATE*

27 de junio de 2025. Una invitada ofrece un discurso en el evento “Diálogo entre Civilizaciones” celebrado en la Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil.

15 de abril de 2025. Presentación de la danza del león durante la celebración del Día del Idioma Chino en la Universidad Católica de Río de Janeiro, Brasil.


22 de enero de 2025. Un contenedor refrigerado cargado con jugo congelado de Brasil es transportado desde el puerto de Yantian, en Shenzhen, provincia de Guangdong, a un tren de cadena de frío de transporte rumbo a Ganzhou, provincia de Jiangxi.

1 de julio de 2025. Visitantes toman una foto a la línea de producción de vehículos de pasajeros de BYD en Brasil. Fotos de Xinhua

EN una conversación telefónica sostenida el 12 de agosto, el presidente chino, Xi Jinping, le dijo a su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que China estaba dispuesta a trabajar con Brasil para convertirse en un ejemplo de unidad y autosuficiencia entre las grandes naciones del Sur Global. Estas dos palabras, unidad y autosuficiencia, llegan en un momento en el que no deja de arreciar la ola arancelaria impulsada por Washington, y que tiene precisamente a Brasil en su mira.

En la llamada telefónica –que duró aproximadamente una hora–, Xi señaló que las relaciones chino-brasileñas se encuentran en su mejor momento histórico. Esto puede observarse en la alta sintonía alcanzada entre ambos líderes. Hace unos meses, en mayo, Lula da Silva realizó una visita oficial a Beijing, donde manifestó que consideraba “indestructible” la relación con China.

Días antes de la llamada entre Xi y Lula, hubo otra conversación telefónica entre altos representantes de los dos países. El 6 de agosto, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, sostuvo un diálogo con el asesor especial de la presidencia brasileña para asuntos internacionales, Celso Amorim, en el que se destacó el trabajo conjunto entre ambos países para promover la construcción de una comunidad de futuro compartido para un mundo más justo y un planeta más sostenible, un lineamiento que se trazó durante la visita que el presidente Xi Jinping realizó a Brasil en noviembre de 2024.

Defensa de la soberanía

Este mayor acercamiento entre la segunda economía del mundo y la primera economía latinoamericana quedó ratificado en la llamada telefónica entre Xi y Lula, pues el jefe de Estado chino expresó el apoyo de su país al pueblo brasileño en la defensa de su soberanía nacional y en la protección de sus derechos e intereses legítimos.

En el último mes, la política brasileña se ha visto sobresaltada tras la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles más elevados a Brasil como represalia por el proceso judicial que se le viene siguiendo al expresidente brasileño Jair Bolsonaro. La postura de la administración estadounidense ha sido rechazada por el Gobierno brasileño, que ha expresado su determinación de defender la soberanía nacional.

En medio de las tensiones entre Brasilia y Washington, el gobierno de Lula busca expandir el comercio brasileño con otros socios, y es ahí donde China adquiere un importante papel. Un solo dato respalda esta aseveración: China es, desde hace 16 años, el primer socio comercial de Brasil. Fue en 2009 cuando logró ascender a ese lugar, destronando precisamente a Estados Unidos.

Según la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil), China fue en 2024 el principal destino en el mundo de los productos brasileños, al adquirir el 28 % del valor total exportado por dicho país. Más aún, el comercio con China representó nada menos que el 41,4 % del superávit comercial brasileño.

Soja, carne y café

Por todo ello, China es un socio fundamental para Brasil en estos tiempos impetuosos promovidos por la administración estadounidense. Pongamos como ejemplo el caso de tres productos: la soja, la carne bovina y el café.

Si bien es cierto, Brasil se ha posicionado como el principal proveedor de soja para el mercado chino, el país asiático viene comprando una mayor cantidad de la oleaginosa brasileña en los últimos meses. Como indica la revista Forbes, la razón se debe al gran avance de la economía china, “una de las transformaciones socioeconómicas más impresionantes de la historia moderna”, pues los cientos de millones de chinos que hoy conforman su clase media están redefiniendo los mercados alimentarios del mundo, para lo cual la soja es trascendental. No por nada, el propio Trump está buscando impulsar también la exportación de soja estadounidense a China.

Este notable crecimiento de la demanda alimenticia de la clase media china explica asimismo la situación de la carne bovina, otro de los productos en los que Brasil se ha consolidado como proveedor clave de China. En julio pasado, las exportaciones brasileñas de carne de res batieron un récord a nivel mundial al enviarse 313.682 toneladas, según cifras del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil. Pero hay que prestar atención a un dato: de estas 313.682 toneladas exportadas en el mes de julio, 160.600 toneladas –es decir, el 51,2 % del total– fueron enviadas a China. Muy lejos se ubicó en segundo lugar Estados Unidos, a donde llegaron solo 18.200 toneladas de carne bovina brasileña.

Como tercer ejemplo, tenemos el caso del café, del cual Brasil es el principal productor y exportador a nivel mundial. La reciente habilitación de 183 nuevas empresas brasileñas para la exportación de café a China no ha podido llegar en mejor momento, tras la decisión de la administración Trump de incluir al grano brasileño dentro de los productos afectados con un arancel del 50 %. Si bien China ocupa actualmente la undécima posición dentro de los principales compradores de café brasileño, el Consejo de Exportadores de Café de Brasil resaltó en un reciente comunicado el alto potencial de crecimiento del consumo chino.

Una mayor confianza en China

Este alto nivel de interrelación entre las economías china y brasileña comienza ya a dar frutos en ámbitos que van más allá del meramente comercial. Según un sondeo del instituto Datafolha, publicado por el diario Folha de S.Paulo, los brasileños consideran hoy que China es un socio comercial mucho más confiable que Estados Unidos. El 66 % de los brasileños encuestados señaló que China es un socio comercial confiable para Brasil, mientras que el 23 % indicó que se podía “confiar mucho” en el país asiático. Por el contrario, solo el 51 % de los brasileños cree que Estados Unidos es un socio confiable y un elevado 46 % sostuvo que no se podía confiar en el país norteamericano.

En la llamada telefónica del 12 de agosto, tanto Xi como Lula celebraron los avances logrados por ambos países en la sinergia de sus respectivos programas nacionales de desarrollo, y se comprometieron a ampliar el alcance de la cooperación a sectores como la salud, el petróleo y el gas, la economía digital y los satélites.

Asimismo, Xi señaló que China y Brasil deben continuar afrontando juntos los desafíos globales y asegurar el éxito de la próxima Conferencia de la Partes (COP30) de la ONU sobre el Cambio Climático, que se celebrará en la ciudad brasileña de Belém en noviembre. De hecho, esta será la primera vez que un evento de esta envergadura se realizará en la selva amazónica, de la cual Brasil posee el 60 % de la superficie territorial. De ahí que el presidente Xi le asegurara a Lula que China estará representada por una delegación de alto nivel.

La realización de la COP30 en Belém es tomada también en Brasil como una oportunidad para promocionar el turismo chino al país sudamericano. Cabe recordar que en mayo de este año, y luego de seis años, Brasil volvió a participar en la feria internacional de turismo ITB de Shanghai, donde presentó su nueva política hacia el turismo chino.

En 2024, Brasil recibió a 76.000 visitantes chinos, un aumento interanual del 79 %, y solo en el primer semestre de este año llegaron 58.000 turistas chinos, un alza interanual del 40 %. Este saludable incremento espera ser potenciado, en primer lugar, con la decisión del Gobierno brasileño de que la visa de turismo para los ciudadanos chinos tenga una validez de diez años y, en segundo lugar, con el aumento de los vuelos aéreos. A finales de abril de 2024, tras una interrupción de cuatro años, Air China reanudó su servicio de pasajeros Beijing-Madrid-Sao Paulo, lo que marcó el regreso de la aerolínea china al mercado sudamericano.

Frente al complejo panorama que Brasil afronta por las decisiones tomadas desde Washington, el presidente Lula da Silva expresó el 13 de agosto su decisión de fortalecer su asociación comercial con otros mercados, entre los que nombró a China, India, Sudáfrica y otras naciones europeas. La idea es encontrar alternativas que permitan compensar las menores exportaciones a Estados Unidos.

Por lo pronto, las autoridades brasileñas vienen tejiendo ya lazos más estrechos con estos países, y a eso responde también la visita realizada hace unos días a China por el ministro de Integración y Desarrollo Regional de Brasil, Waldez Góes. Su misión oficial tuvo como objetivo la expansión de las relaciones comerciales, con una especial atención en la región amazónica.

El propio Lula asistió el 15 de agosto a la inauguración en la ciudad de Iracemápolis, en el estado de Sao Paulo, de la primera fábrica de la automotriz china Great Wall Motors (GWM) en el continente americano. Dicha planta funcionará como un centro de exportación de vehículos eléctricos e híbridos al resto de América Latina.

Más allá de los beneficios que generará esta inversión china, cabe prestar atención a las palabras pronunciadas por el mandatario brasileño en aquella ceremonia. Lula volvió a criticar al Gobierno estadounidense al señalar que estaba creando una “turbulencia innecesaria” en su pugna con Brasil. En contraste, Lula resaltó la relación de su país con China. “Es importante que la gente sepa que el comercio de Brasil con China actualmente asciende a 160.000 millones de dólares, en comparación con los 80.000 millones con Estados Unidos”, puntualizó.

Lula instó a que más empresas chinas se instalen en Brasil para generar más empleos. Por ello, la apertura de la fábrica de GWM en Iracemápolis es vista como un signo de los nuevos tiempos en Brasil. “Mientras una empresa estadounidense como Ford sale de Brasil, mientras Mercedes Benz sale del estado de Sao Paulo, una automotriz china llega”, manifestó Lula, quien enfatizó: “Esa es la virtud de los chinos, la visión que tienen para producir y vender del otro lado del mundo, trayendo conocimiento a Brasil”. 

*Michael Zárate es experto peruano en temas de China y fue redactor subjefe de la revista China Hoy.

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