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2015-December-21 15:04

Una visita al pueblo de Heshun

Por WEI YAO

Una construcción de madera al estilo de las dinastías Ming y Qing, un estilo arquitectónico que se puede ver en cualquier lugar de Heshun.

 

A sólo cuatro kilómetros de Tengchong, la suroccidental ciudad fronteriza junto a Myanmar, famosa por su volcán, sus aguas termales y su jade, además de por ser el lugar natal de muchos chinos en ultramar, se encuentra el antiguo poblado de Heshun. Antiguamente llamado Yangwendun, este pueblo con seis siglos de historia debe su nombre actual al hecho de estar rodeado por un río. Heshun significa “río que fluye sin obstáculos”.

Una vista de Heshun.

 
Oasis de paz

Partiendo de Tengchong hacia el suroeste, al pasar por la montaña Laifeng, se divisa el poblado de Heshun, tendido entre los senos de las montañas. En verano, Heshun, resplandeciente bajo el azul claro del cielo y rodeado de verdes campos arroceros, es tan bello como un oasis de paz en la poesía de Tao Yuanming.

Hace cien años, el veterano general del Partido del Kuomintang Li Genyuan escribió un poema para elogiar el paisaje de Heshun: “Las frondosas montañas se yerguen a lo lejos, cerca corre el río cristalino. Miles de casas se extienden entre el verdor del paisaje, más agradable que el de las ciudades al sur del río Yangtsé”.

Durante mucho tiempo, este pueblo hoy turístico, estuvo tan aislado que era como una utopía, sobre todo en tiempos de guerra. Pero hace setenta años, Heshun recibió su bautismo de fuego cuando la guerra llegó hasta allí. Pese a ello, gran cantidad de construcciones antiguas permanecieron intactas, entre ellas un millar de casas tradicionales, de las que un centenar son de la dinastía Qing, y aún hoy, al pasear por el poblado, es frecuente cruzarse con templos ancestrales o pórticos con siglos de historia.

Niños caminan juntos por un callejón.

 

El estilo arquitectónico de Heshun está estrechamente relacionado con su historia. Los primeros habitantes del poblado procedían de Sichuan y otras provincias centrales o al sur del río Yangtsé, durante la dinastía Ming. Eran descendientes de militares de la etnia han, enviados para guardar las fronteras, profundamente confucianos y grandes aficionados a la lectura. Toda esa cultura han de las llanuras centrales de China se refleja hoy en las viviendas populares y en la fisonomía de Heshum, así como en el arte folklórico y otras muchas cosas.

Gracias a su naturaleza fronteriza, que le permitió mantenerse al margen durante siglos tanto de grandes guerras como de pequeños conflictos, la localidad logró mantener algo de la esencia arquitectónica de las dinastías Ming y Qing, que hoy aún se puede conocer y sentir al pasear por sus calles.

Sin embargo, también se encuentran aquí no pocas construcciones de estilo occidental o del Sur de Asia que coexisten en armonía con las tradicionales chinas, lo que añade exotismo a la localidad.

Pórtico de entrada a Heshun.

 

Hace casi cuatro siglos que los habitantes de Heshun empezaron a emigrar. Muchos fueron a Myanmar, a tan sólo 70 km., a negociar con jade. Otros se dirigieron a la India y los hubo que se fueron a Norteamérica. Algunos regresaron con fortuna y honor y construyeron casas con patios y templos ancestrales. Inevitablemente, al haber vivido muchos años en otros países, añadieron a las construcciones motivos extranjeros, de ahí las peculiaridades arquitectónicas de Heshun, una combinación perfecta de estilos oriental y occidental.

Heshun tiene cerca de 6.000 habitantes, los cuales tienen más de 12.000 parientes viviendo en docenas de países extranjeros, como Myanmar, India, Tailandia, Indonesia, Singapur, Japón, Canadá, o EE.UU., entre otros. Se ha convertido en el principal pueblo emigrante del suroeste de China.

Gracias a esa fusión de estilos, costumbres y culturas locales y extranjeras, y a la convivencia armoniosa de diferentes etnias, la sociedad de Heshun es muy abierta, dándole al pueblo un encanto especial.

Las flores de loto en pleno florecimiento en verano.

 

Nueva fisonomía del antiguo poblado

Pero en el pueblo de Heshun, no sólo es fácil percibir la historia sino también el vigor de los negocios, el turismo y la modernidad. Actualmente, es muy fácil escuchar a turistas procedentes de todo el país comunicarse en sus propios dialectos mientras acceden a hoteles, bares, restaurantes y cafeterías que se anuncian en modernos letreros de todo tipo sobre los antiguos muros de los locales.

Como Heshun fue incluido por CCTV entre los diez pueblos antiguos más atractivos de China, y como aquí se filmó hace años Historia de Amor de Beijing, una telenovela muy popular entre los jóvenes de todo el país, razón por la que no pocos de ellos vienen a conocerlo, el turismo de Heshun vive una época de notable prosperidad.

El dueño del Hotel Honghui es Liu Hui. Aunque su padre y su abuelo eran campesinos, su familia se lanzó al negocio de la hostelería en el año 2000 y, cuatro años después, él sucedió a su madre al frente del hotel. No lo hizo con mucho entusiasmo porque el negocio sólo generaba unas ganancias de 3.000 yuanes anuales y él prefería ir a trabajar a la ciudad. Sin embargo, una vez decidido a iniciar algo, quería hacerlo bien. Así que pidió un préstamo de más de 600.000 yuanes para renovar y modernizar completamente el hotel. Diez años después, su negocio genera cien veces más beneficios que entonces.

Cada vez más habitantes de Heshun emprenden negocios hoteleros, y también invierten en ellos muchos foráneos, entre quienes no escasean turistas que en algún momento pasaron por aquí.

En 2013, se publicó un anuncio en la web Weibo que llamó mucho la atención: un hotel en Heshun buscaba un gerente para trabajar dos meses en verano. A pesar de que se trataba de un trabajo no remunerado que sólo ofrecía alojamiento y comida, atrajo a muchos candidatos jóvenes, que lo consideraban un “trabajo muy cómodo”.

Los habitantes de Heshun siguen lavando verduras y ropa a la orilla del río.

 

Tu Yijuan es la patrona del hotel a la que se le ocurrió esta idea para poder irse al extranjero durante el verano. Según ella, el 60 % de los candidatos eran estudiantes de entre 20 y 30 años, y el resto, veteranos del sector, la mayoría mujeres. Para los estudiantes, el atractivo de la oferta residía en el alojamiento y la comida gratis, mientras que experimentar las costumbres locales fue lo que atrajo a los candidatos de cuello blanco.

“Muchos anhelan la vida en este pequeño poblado, pero no todos tienen el valor de tomar la decisión”, asegura Zhang Lin, originaria de la ciudad de Baotou, en Mongolia Interior, y la candidata que consiguió el puesto. Zhang había trabajado durante cuatro años en el sector publicitario en Beijing, y luego estuvo viajando intermitentemente durante un año. Solicitó el puesto porque quería aprovechar esos dos meses para leer libros tranquilamente en Heshun, y buscar más tarde un trabajo con mayor libertad.

En comparación con otras famosas ciudades turísticas de Yunnan, como Lijiang o Dali, Heshun no está tan explotada comercialmente, pero disfruta de un ambiente semejante para llevar una vida relajada y tranquila. Es un pueblo alejado de la metrópoli, en plena naturaleza, que invita a caminar despacio y a reflexionar con calma.