Progresos en la reducción de emisiones de carbono
DESDE que la comunidad internacional comenzara a discutir las medidas para contrarrestar el cambio climático en 1990, China ha sido un activo participante y un impulsor de dichas conversaciones. No solo está comprometido con el tema, sino que también ha cumplido con sus responsabilidades y obligaciones.

Una planta solar fotovoltaica construida en la azotea de una fábrica de neumáticos en Hefei, provincia de Anhui. CFP
Un fuerte compromiso
China, el país más grande en vías de desarrollo, continúa atravesando un proceso de urbanización e industrialización. Por ello, afronta una disyuntiva entre el desarrollo económico y social y la protección del medio ambiente.
A pesar de ello, y pensando en el bienestar de la humanidad y las futuras generaciones, China considera la protección del medio ambiente como una de sus políticas fundamentales. De hecho, en 2007 fue el primer país en vías de desarrollo en formular y aplicar un plan nacional contra el cambio climático. Dos años después, se comprometió ante la comunidad internacional a reducir en un 40 % a 45 % la intensidad de sus emisiones de carbono para el año 2020, en comparación con los niveles de 2005. Dicho índice ha sido incluido en sus planes económicos y de desarrollo social de largo y mediano plazo. Asimismo, viene llevando a cabo un pertinente sistema de supervisión y evaluación.
En 2012, China consideró que la construcción de una civilización ecológica debía tener la misma importancia que el desarrollo económico, político, social y cultural del país.
En septiembre de 2014, durante la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas realizada en Nueva York, el enviado especial del presidente Xi Jinping y viceprimer ministro, Zhang Gaoli, dijo que China establecería pronto su objetivo de acción para el periodo posterior al año 2020 y que se esforzaría por alcanzar lo antes posible el pico de sus emisiones totales de carbono.
Sus palabras tuvieron eco. Dos meses después, China dio a conocer sus objetivos en cuanto a la lucha contra el cambio climático para el periodo posterior a 2020, lo que incluye un aumento de la proporción de los combustibles no fósiles en el consumo de energía primaria en alrededor del 20 % para el año 2030.
Una efectiva reducción de las emisiones
Con el fin de hacer frente a la peligrosa contaminación que ha afectado muchas provincias y municipios del país, China dio a conocer en septiembre de 2013 su Plan de Acción para la Prevención y Control de la Contaminación Atmosférica, que incluye 35 medidas concretas.
En febrero pasado, en sus primeros días como ministro de Medio Ambiente, Chen Jining resumió lo hecho en 2014. Por ejemplo, se desecharon más de 6 millones de vehículos que no cumplían con las normas de emisiones, superando la suma completa de los tres años anteriores, y se han clausurado 55.000 calderas de carbón. A su vez, el incremento del consumo de gas acaba de llegar a los 2500 millones de m³, lo cual ha sido el resultado del proyecto nacional que cambia el uso del carbón como combustible por el de gas natural. La desulfuración, la desnitrificación y la eliminación de polvo para dispositivos generadores de energía a carbón han alcanzado una capacidad de 130 millones de kW, 260 millones de kW y 240 millones de kW, respectivamente. Además, 2080 casos de infracciones contra el medio ambiente han sido reportados a la Policía en todo el país, más del doble de todo lo registrado en la anterior década.
“Ningún país en el mundo está haciendo tantos esfuerzos en tan poco tiempo como China para combatir la contaminación atmosférica”, mencionó el ministro Chen Jining en una rueda de prensa en marzo de este año.
Además, en abril pasado se publicó un plan de acción para mejorar la calidad del agua en el país, cuyos objetivos incluyen el cierre de pequeñas y obsoletas fábricas en sectores como los de papel, curtido, impresión, tintura, galvanoplastia, insecticidas, entre otros, para finales de 2016. De acuerdo con el plan de acción, los programas especiales de supervisión y rectificación cubrirán diez de las principales industrias contaminantes, como las de fabricación de papel, coquización, fertilizantes nitrogenados, metales no ferrosos, entre otras.
Estas medidas ya han dado buenos resultados. En 2014, la densidad de PM2,5 se redujo un 11,1 % en promedio en las 74 ciudades que adoptaron un nuevo estándar de calidad de aire. En Beijing, Tianjin y la provincia de Hebei, la reducción fue del 12,3 %.

Cumplimiento de sus obligaciones internacionales
China proporciona ayuda a otros países en vías de desarrollo en el marco de la cooperación Sur-Sur. Por ejemplo, ha puesto en marcha una cooperación tecnológica en biogás con Túnez y otros países, ha promovido la construcción de instalaciones hidroeléctricas en países como Camerún, mientras que Mongolia y Papúa Nueva Guinea han cooperado con China en los campos de la energía solar y la generación de energía eólica. Hasta la fecha, China ha ayudado a África a llevar a cabo 105 proyectos de energía limpia y suministro de agua. En 2012, el país comenzó a ayudar a algunos países africanos en la construcción de estaciones automáticas de observación meteorológica, estaciones de radar de observación en altitud e instalaciones de protección forestal. Asimismo, ha alentado el intercambio de personal y la organización de programas de formación en África. Desde 2011, China ha destinado 2700 millones de yuanes para ayudar a los países en vías de desarrollo a incrementar su capacidad de respuesta ante el cambio climático.
En la Cumbre del Clima de la ONU, realizada en septiembre de 2014, el viceprimer ministro, Zhang Gaoli, anunció que China duplicaría su actual apoyo financiero para el establecimiento del Fondo de Cooperación Sur-Sur sobre el Cambio Climático. Además de ello, China brindará un apoyo de 6 millones de dólares con motivo de la promoción de la cooperación Sur-Sur para enfrentar el cambio climático, impulsada por el Secretario General, Ban Ki-moon, de las Naciones Unidas.