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2017-May-27 11:21

Uruguayo Albert Lluberas es el nuevo secretario general del Tratado Antártico

El capitán de navío Albert Lluberas en la Embajada de Uruguay en China.
 

Por ABEL ROSALES GINARTE

La 40ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico, que se viene realizando en Beijing, seleccionó el 25 de mayo al capitán de navío uruguayo Albert Lluberas al frente de la Secretaría General del Tratado Antártico. Dicha reunión reconoció la alta capacidad del uruguayo y el compromiso de su país con el continente blanco.

“Los vínculos entre China y Uruguay comenzaron el 7 de octubre de 1985 en Bruselas, cuando ambos países fueron admitidos en la misma reunión como miembros consultivos del Tratado Antártico”, declaró Lluberas a China Hoy, tras conocerse la noticia de su designación. Uruguay es uno de los 29 miembros consultivos de dicho tratado y su base está muy cerca de la de China. “Ambos tienen continuos lazos de cooperación logística y de apoyo a los científicos en el terreno. Por ejemplo, yo me formé en la República Popular China, en Xinjiang, y luego terminamos nuestro entrenamiento en la base china”.

 

Uno de los trabajos conjuntos entre las bases de China y Uruguay en la Antártida. Fotos cortesía de la Embajada de Uruguay.
 

Lluberas recordó que ambas naciones han suscrito un memorando de entendimiento de cooperación logística y científica que se va a tratar de implementar para las siguientes campañas antárticas de verano. Lluberas, actual secretario general del Instituto Antártico Uruguayo (IAU), asiste a la reunión en compañía de Daniel Núñez, presidente del IAU, y de Fernando Lugris, embajador de Uruguay en China, quien es además el jefe de la delegación.

El Tratado Antártico cuenta con 53 países miembros, de los cuales 29 son países consultivos con poder de decisión, quienes, a su vez, implementan actividades de investigación científica en la Antártida. China se unió al Tratado Antártico en 1983 y se convirtió en país consultivo en 1985.

El principal propósito del Tratado Antártico, firmado en Washington en 1959, es “asegurar, en interés de toda la humanidad, que la Antártida continúe siendo exclusivamente utilizada para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”, recordó Lluberas.

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