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2017-April-13 16:36

Un compromiso ante el mundo

 

Por ZHOU LIN

 

Cui Tiankai.

Mientras China es el mayor país en vías de desarrollo a nivel mundial, Estados Unidos es la nación desarrollada más poderosa del planeta. Además de tratarse también de las dos economías más grandes del mundo, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, estos dos países ejercen una influencia significativa en el panorama global. La manera en que estas naciones manejen sus relaciones bilaterales no solo afectará sus lazos mutuos, sino que también tendrá una influencia en el escenario internacional.

El pasado 4 de marzo, Cui Tiankai, embajador chino en EE. UU., regresó al país para asistir a la Quinta Sesión del XII Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Cui señaló que los líderes de China y Estados Unidos habían llegado al consenso básico de que ambas partes ganarían si cooperan, y que de llegar a romper los lazos pacíficos y entrar en conflicto, ambas partes terminarían perjudicadas.

 

Una relación bilateral sana y estable

 

Después de que Donald Trump se posesionara como presidente de Estados Unidos, su homólogo chino, Xi Jiping, se comunicó con él dos veces por vía telefónica. Durante una de las llamadas, en febrero, Xi valoró la propuesta de Trump de ampliar la cooperación chino-estadounidense y desarrollar una relación bilateral constructiva, en beneficio también de la comunidad internacional. Trump, por su lado, reiteró el respaldo de su Gobierno a la política de “Una Sola China”. Los dos líderes manifestaron su interés por mantenerse en contacto y organizar un encuentro lo antes posible.

“El hecho de que los líderes de ambos países hayan acordado establecer una relación bilateral fuerte, en beneficio de los pueblos, de la paz mundial y del desarrollo estable es una señal muy positiva”, comentó el embajador Cui. “Me alegro mucho de que se llegara a un consenso recién asumida la presidencia por Trump”.

Sin embargo, la propuesta del presidente Xi de desarrollar relaciones bilaterales con EE. UU. basadas en la política de no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación con ganancia compartida no es nueva, sino que fue fruto de encuentros previos entre Xi y Barack Obama en 2013, 2014 y 2015.

El embajador Cui repasó brevemente los más de 40 años de relación chino-estadounidense, que se inició con la primera visita del presidente Richard Nixon a China, y sostuvo que durante años ambas partes la han estudiado e intentado definirla. A pesar de acontecimientos como el fin de la Guerra Fría y el estallido de la crisis financiera global, y de desafíos actuales como el terrorismo, el cambio climático y las epidemias, la relación bilateral mantiene una tendencia estable y avanza positivamente. Cui subrayó que los líderes de ambos países siempre han prestado mucha atención en este sentido y comparten el objetivo de desarrollar los vínculos a un ritmo estable.

“Ambos países están interesados en lograr esto, pues solo con una buena relación se pueden obtener beneficios. Implica, además, que las dos naciones tienen responsabilidades que asumir alrededor del mundo”, comentó el embajador Cui. “Si la relación llegara a un impasse, o incluso mostrara tendencias conflictivas o de confrontación, no solo resultarían perjudicados los países en cuestión, sino que también podría ocurrir un caos tremendo a escala mundial. Nadie espera estas consecuencias”.

 

Los principios de la relación

 

El embajador Cui no negó que China y EE. UU, durante su relación de más de 40 años, han pasado por muchas dificultades. ¿Cómo definir el nuevo modelo de relación entre China y EE. UU.? Los principios básicos de “no conflicto, no confrontación, respeto mutuo y cooperación con ganancia compartida” ya son un consenso entre ambos países, y los hechos han demostrado su importancia. “Siempre que insistamos en estos principios, la relación chino-estadounidense podrá desarrollarse sana y establemente”.

Con relación al conflicto en el Mar Meridional de China, por ejemplo, Cui señaló que EE. UU. y muchos otros países quizá habían hecho juicios erróneos basados en una interpretación equivocada de la situación. En primer lugar, se debe tener en cuenta que se trata de una disputa territorial, con antecedentes muy complicados, entre China y algunos países alrededor del Mar Meridional de China. Sin embargo, ahora nos hemos dado cuenta de que implica una disputa territorial y de jurisdicción marítima.

En 2002, China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA) firmaron la “Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China”, donde se estableció que este tipo de disputas, en vez de resultar en conflictos y confrontaciones, serían solucionadas a través de negociaciones pacíficas y amistosas entre las partes implicadas.

“En este sentido, la disputa en el Mar Meridional de China no es un problema entre China y EE. UU., pues EE. UU. no posee territorio en dicha región”, comentó el embajador Cui.

En cuanto a algunas personas que se han dedicado a escandalizar el conflicto, el embajador Cui sugirió que debían ser conscientes de no convertir una disputa territorial regional en un problema de competencia geopolítica global entre ambos países. “Mientras no hagan interpretaciones y juicios erróneos este problema será controlable”.

“La libertad y la seguridad de navegación preocupan a China más que a ningún otro país, pues se trata de una línea vital para nuestro comercio exterior”, añadió Cui. “China es uno de los países más grandes a nivel mundial en términos de comercio y, desde luego, hay mucha mercancía que pasa por el Mar Meridional de China”.

 

El “renacimiento de EE. UU.” y el “sueño chino”

 

El nuevo Gobierno de EE. UU. acaba de entrar en escena y en otoño de este año se celebrará el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China. En términos de oportunidades e incertidumbres relacionadas con los lazos bilaterales, el embajador Cui señaló que ambos países no solo tienen la misión de seguir desarrollándose, sino que también se enfrentarán a nuevos desafíos.

“Nuestro país se encuentra en la última fase en cuanto al logro de su primer objetivo centenario, y tanto el futuro de este como la posibilidad de avanzar al siguiente objetivo dependen de los esfuerzos que hagamos de ahora en adelante”, manifestó Cui. “Mientras tanto, las últimas elecciones presidenciales de EE. UU. demuestran que en ese país también existen muchos problemas económicos y sociales. Incluso, el mismo Trump comentó que había que hacer de EE. UU un gran país nuevamente, lo que supone que en la actualidad hay muchos retos”.

Según Cui, en todos los países del mundo los desafíos principales provienen del interior, lo cual indica que en este sentido cobran suma importancia factores como la buena administración, la sana economía, la estabilidad social y el bienestar del pueblo. “Para nuestro país y nuestro partido lo más importante es el bienestar del pueblo”, aseguró. “Por lo tanto, lucharemos sin cesar para alcanzar esta meta”.

El embajador apuntó que la globalización vincula a todos los países, y que por ende ninguna nación puede desarrollarse de manera independiente si las otras están en crisis. El “renacimiento de EE. UU.” y el “sueño chino” se lograrán gracias a la cooperación de ganancia compartida. Solo así podrán hacerse realidad sus sueños.