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2013-March-27 13:34

El momento del emprendimiento social

Por LIU QIONG

MIENTRAS preparaba la bienal del Distrito Artístico 798 en 2009, a Miao Shiming, un graduado de la Academia Central de Bellas Artes de China, se le ocurrió una altruista idea: enseñarles a pintar a un grupo de personas discapacitadas del distrito de Chaoyang, en Beijing.

Las obras consiguieron un notable éxito en la bienal y la creatividad de todos ellos sorprendió gratamente a Miao, quien tuvo la oportunidad de conocer mejor la vida de este grupo especial.

Desde entonces, Miao Shiming se convirtió en un empresario social. En 2010 fundó la ONG World of Art Brut Culture, a través de la cual se dedica a descubrir el talento artístico en personas discapacitadas. Las obras son impresas en tarjetas de felicitaciones y de cumpleaños, las cuales son vendidas en exposiciones e incrementan el ingreso económico de todos ellos.

Asimismo, en 2010 se estableció en Shanghai la Agencia de Coordinación de Personas Sordas de Puki, donde se capacita y ofrece prácticas profesionales a estudiantes con problemas auditivos bajo el modelo “1+1” (una persona discapacitada cumple el trabajo junto con una persona sin ese impedimento). De este modo se fomenta una mejor convivencia en la sociedad y se les instruye profesionalmente.

“Este tipo de organizaciones y microempresas contribuye a promover la inclusión de estos grupos en la sociedad”, señaló el reconocido economista Mao Yushi en un foro realizado en Shanghai. Al fin y al cabo, se trata de fomentar un modelo que combine la rentabilidad comercial con el bie-nestar social.

Primera empresa en el yacimiento petrolífero Zhongyuan que contrata a personas discapacitadas.
 

Un nuevo enfoque social

En septiembre de 1993, Mao Yushi comenzó a ofrecer microcréditos (al menos, de 500 yuanes) a los campesinos de menores ingresos económicos de la aldea de Longshuitou, en la provincia de Shanxi. Casi veinte años antes, en 1974, el laureado economista Muhammad Yunus había ofrecido en Bangladés su primer microcrédito, de 27 dólares. Yunus fundó posteriormente el banco social de microcréditos Banco Grameen.

En abril de 2002, debido al proceso de urbanización generado por la lucha contra la pobreza en el campo, Mao Yushi y otros socios establecieron la Escuela de Fuping, en Beijing, administrada por un grupo de vecinos. Además de ofrecer microcréditos, la Escuela brinda capacitación profesional y asesorías a las trabajadoras emigradas del campo a fin de ayudarlas a encontrar empleo. A sus 83 años, Mao Yushi es el gerente general de la Escuela de Fuping.

Con el fin de proporcionar un mayor apoyo a la hora de buscar un empleo, en noviembre de ese año, los fundadores de la Escuela de Fuping establecieron el Centro de Empleadas Domésticas de Fuping, uno de los primeros emprendimientos sociales en China. En los últimos diez años, el Centro ha capacitado a más de 20.000 mujeres procedentes de las regiones montañosas del centro y oeste del país.

“Ante todo, el emprendimiento social debe ser canalizado a través de una empresa”, sostuvo Mao, quien indicó que si bien esta ofrecerá productos o servicios a la sociedad, debe mantener una sustancial diferencia con las firmas comerciales. Mientras estas últimas buscan la mayor ganancia para distribuir los beneficios entre sus accionistas, las otras persiguen tanto sus propios intereses como los de la sociedad. El emprendimiento social, a su vez, cuenta con algunas características, como ofrecer servicios sociales a grupos vulnerables, promover la protección ambiental y no aceptar donaciones.

Según el profesor de la Escuela de Administración de la Universidad Fudan, Yao Kai, el concepto de renovación social no solo implica un avance tecnológico, sino también la integración de recursos y la mejora en la gestión dentro de una sociedad. “En cierta medida, el emprendimiento social complementa las funciones del Gobierno. A través de estrategias de mercado soluciona severos problemas sociales”, enfatizó. El emprendimiento social es un modelo relativamente nuevo.

En ciernes

“De alguna manera, las instituciones benéficas chinas de la década de 1970 tuvieron características similares a las del emprendimiento social”, consideró Zhu Jiangang, director del Centro de Estudios Ciudadanos y de Desarrollo Social de la Universidad Sun Yat-sen. En China se comenzó a hablar de emprendimiento social en torno a 2001 y en los últimos años este se ha ido desarrollando rápidamente gracias al impulso de algunos organismos, entre ellos los dedicados a la capacitación profesional, a la inversión y al patrocinio de premios y distinciones.

La situación es distinta en Europa, donde organismos similares disponen ya de un modelo consolidado, especialmente en Gran Bretaña, Francia, Alemania y Suecia, donde los emprendimientos sociales ya son realizados por las grandes empresas.

29 de julio de 2011. Ciudadanos de Hangzhou reciben bananas en una actividad benéfica organizada por Greentown. Fotos de CFP
 

“El emprendimiento social es un ejemplo para el sector público”, subrayó Marieke Huysentruyt, responsable de i-Propeller, una organización que financia la reestructuración de empresas sociales en Bélgica. El emprendimiento social todavía se encuentra en ciernes en el mundo, pues, según una investigación, solo el 2,8% de los trabajadores se dedica a este tipo de empresas.

Según Huysentruyt, a medida que se incrementen los desafíos en cuanto a urbanización, pobreza, desempleo, migración, etc., las empresas sociales tendrán la oportunidad de crecer o reestructurarse. “El emprendimiento social no solo puede solucionar los problemas sociales de un país, sino también generar reformas que impulsen su economía”, añadió.

La necesidad de una mayor experiencia

Lü Zhao, fundador de Non-Profit Incubator, un centro dedicado a la promoción de organizaciones de interés público, tiene experiencia en la constitución de empresas comerciales. En su opinión, China es ideal para abrir compañías comerciales: se puede contar con el apoyo de empresas contables, firmas de abogado, bancas de inversión, etc. Sin embargo, no ocurre lo mismo cuando uno quiere iniciar una compañía social.

En cuanto a los obstáculos que afrontan las empresas sociales, Huysentruyt señaló que los más importantes son la financiación y el respaldo económico y, luego de ellos, el establecimiento de un ambiente favorable para el emprendimiento social. “En cada etapa es necesaria la colaboración de diversas personas y departamentos para conservar así un ambiente más sano”, explicó.

Zhu Jiangang sostiene que, además, la falta de capacidad gerencial es un lastre para muchas compañías sociales. Los administradores deben tener experiencia tanto en la gestión de ONG como en la de empresas comerciales. En este caso, a los empresarios sociales se les debería exigir más que a los filántropos y al personal calificado del sector privado.

Algunas firmas comerciales ya vienen apoyando el emprendimiento social, a través del ofrecimiento de servicios gratuitos, la compra de productos, etc. Ge Ganniu, director ejecutivo del Banco de Desarrollo de Singapur en China, señaló que sus empleados brindan conferencias a empresas sociales y las asesoran en problemas contables y financieros. Además, les dan un trato preferencial y apropiado al adquirir sus productos y sus servicios.

“El emprendimiento social no solo ofrece oportunidades laborales a los grupos vulnerables, sino que también crea bienestar social. Más aún, contribuye a que más personas conozcan la situación de estos grupos y se les preste una mayor atención”, consideró Zhu Jiangang. Sin embargo, lo más importante es que, gracias al emprendimiento social, se abren también nuevas oportunidades de inversión. En la actualidad, muchas firmas grandes, como Citibank y Lenovo, invierten cada año en esta materia, lo cual es también una forma creativa de posicionar su marca.

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