Pu’er: ¿ciudad del café?
MI amigo chino me rectificó, cuando le comenté que viajaría a Pu’er para visitar las plantaciones cafetaleras. Como estaba seguro de que me había equivocado, amablemente me dijo: Ah, a visitar las plantaciones de té. - De café, insistí. Él, todavía sin convencerse, aceptó mi respuesta como la de quien insiste en un error.
Es que Pu’er, una ciudad de la sureña provincia china de Yunnan, ha devenido, en las últimas dos décadas, base de cultivo de casi todo el café que se produce actualmente en China. Es la misma Pu’er que desde la dinastía Tang (618-907) se consagró en la historia de China como cuna del también llamado té rojo, una infusión reconocida en el mundo por su bajo contenido de cafeína, debido a la fermentación a que se somete, y por las propiedades que se le atribuyen.
Según registros históricos, en 1887, misioneros franceses introdujeron el café en la provincia de Yunnan. Sus plantaciones fueron muy limitadas hasta la década del 60 del siglo XX cuando fueron plantadas 4000 hectáreas de café arábigo, de las que solo fueron atendidas con sistematicidad un 7 %. La historia cambió radicalmente desde 1988, cuando el gobierno local de Pu’er asumió la recomendación de la compañía Nestlé y comenzó a fomentar el cultivo de café.
“El té es clásico y el café está de moda. Uno es de China y el otro es del mundo. Por eso, Pu’er es un lugar privilegiado por Dios, porque las dos bebidas conviven armoniosamente y se han desarrollado”, asegura muy convencido Lu Han, director de la Oficina de Desarrollo de la Industria del Café de Pu’er, creada en 2012, y presidente de la Asociación del Café de Pu’er.
“El café de Pu’er no es tan famoso como el té de Pu’er, por eso el cultivo de café asombra a muchos. Creo que la tarea para mí, como presidente y director, es hacer que más gente sepa del café de Pu’er. Y, por supuesto, que más gente lo tome y lo quiera”. Perteneciente a la etnia yi, el señor Lu, que comenzó a tomar café hace dos años, me dice que hay muchas historias hermosas entre los 240 mil campesinos que, en 10 distritos y 83 cantones y poblados, se dedican al cultivo del café.
La cadena de cafeterías 1 % promueve el café de Pu’er dentro y fuera del país.
“Sin café, nuestra aldea seguiría siendo pobre”
En la aldea de Dakaihe viven más de 800 campesinos de siete etnias, entre ellas dai, hani, lahu, han y bai. En 1998, fueron los primeros de Pu’er en dedicar sus tierras al cultivo del café. “Cuando se estableció la aldea, en 1984, el ingreso promedio anual por persona era de menos de 200 yuanes”, recuerda Chen Xiaoyun, director del Comité Administrativo de la aldea. Chen vino desde el distrito autónomo de Jinggui en 1980.
“Sin café, nuestra aldea seguiría siendo pobre”, asegura. “En 2013, el ingreso promedio anual por persona estuvo entre los 10 mil y 15 mil yuanes”, dice sonreído este hombre de la etnia dai que hace cinco años comenzó a tomar café porque “el café no es tan fácil de preparar como el té”.
Después de vender todo el café de cada cosecha, los miembros de las 239 familias de la aldea de Dakaihe, no toman el llamado néctar negro de los dioses hasta la próxima cosecha, aunque atienden bien sus plantaciones para mantener el 4C (Código Común para la Comunidad Cafetera que presenta un criterio básico para la producción, el procesamiento y el comercio sostenible del café) que hoy tienen todos y les garantiza un mejor precio en las ventas.
“Me interesa más investigar el café que tomarlo”
En 1988, cuando el gobierno local de Pu’er asumió el cultivo de café como una meta, Li Zhongheng era vicealcalde. Hoy, es el director de la Planta Experimental de Cultivo de Café de Pu’er. Li se graduó de Ingeniero Agrónomo en la Universidad Agrícola de Yunnan en 1962, se jubiló en 1999 y en 2000 fundó la planta.
“Hago algo a favor del desarrollo de la industria de café”, dice este hombre de 76 años, luego de reconocer el gran apoyo del gobierno local para la entrada en funcionamiento de la planta, que tiene entre sus principales misiones introducir todas las especies posibles en la zona para saber cuál tiene mejor rendimiento así como investigar para la prevención y el control de plagas.
Li era jefe del distrito de Simao que incluye la aldea de Dakaihe cuando se comenzó a sembrar café y asegura que “la oportunidad vino con Nestlé que envió un grupo de expertos a investigar y descubrió que era un buen lugar para cultivar café”. Toma café desde los 70 años, aunque “me interesa más investigar el café que tomarlo”.
En Pu’er, el café y el té conviven armoniosamente. Fotos de Pedro Lago
Zona experimental de desarrollo verde
En 2012, una severa ola de frío azotó Pu’er, justo en la época de maduración del café, lo que provocó pérdidas por valor de más de 200 millones de yuanes, explica a China Hoy, Su Dong, administrador general de la Oficina de Desarrollo de la Industria del Café de Pu’er. “Afectó la producción, pero también dio la oportunidad de organizar científicamente el sistema de cultivo”, agrega.
Con una sonrisa que corona su proverbial amabilidad, este chino de la etnia hani asegura que el té y el café pueden convivir muy bien porque se cultivan a alturas diferentes. Con orgullo señala que, actualmente, 130 mil mu se dedican al cultivo del famoso té que lleva el nombre de la ciudad.
En estos momentos, café de Pu’er se comercializa en base al precio del Mercado de Futuros de Nueva York. A fines de este año, se pondrá en marcha un Centro de Comercialización de Café que servirá como plataforma entre productores y compradores, y ayudará a crear un sistema de precios propio. En Pu’er ya se comercializa café de otros países, como Laos y Myanmar.
Lu Han nos aclara que por el valor de producción, todavía, el café no hace una aportación económica muy importante porque sus ingresos totalizan poco más de un millón de yuanes, “pero tiene que ver con la vida de 240 mil campesinos por los que sentimos una gran responsabilidad. Y otro significado de la industria del café es que es una producción totalmente verde. Actualmente, en esta ciudad no hay industrias pesadas. Pu’er es la única zona experimental de desarrollo verde de China”.
En uno de los puntos más elevados de la montañosa ciudad de Pu’er hay una piedra grande donde se lee: Ciudad del té de China. Pronto, habrá que poner otra donde se reconozca que Pu’er también es la ciudad del café.